Durante la madrugada del martes, el Ministerio de Empleo arrojó por la borda un acuerdo laboral firmado entre Fomento y los sindicatos ferroviarios destinado a evitar la huelga de mañana y pasado en Renfe. Cuando iban a dar las doce de la noche del lunes, seis centrales del sector y representantes del ministerio que tutela Ana Pastor acordaron frenar los paros que tenían convocados los primeros el jueves 13 y viernes 14 de diciembre a cambio de un arreglo en materia de convenios. Pero una llamada a última hora desbarató la jugada.
Alguien de Empleo que este medio no ha podido confirmar llamó a Fomento para comunicarle la negativa del Gobierno a este acuerdo. Con los seis sindicatos (CC.OO, UGT, CGT, Semaf, Sindicato Ferroviario y Sindicato de Circulación) contactó poco después el secretario de Estado de Infraestructuras y Transportes, Rafael Catalá. Con la voz ronca por el cansancio, algunos dirigentes presentes en la reunión relataban ayer el estupor que les produjo una llamada tan tardía que paraba todo lo conseguido hacía minutos y reactivó la convocatoria de la huelga. Una huelga que finalmente se ha desconvocado esta noche, durante la madrugada del miércoles.
El acuerdo malogrado consistía en una prórroga de 36 meses (tres años) al convenio pactado entre Renfe, Adif y Feve y los sindicatos, ya extinguido. La ultraactividad (prórroga indefinida del convenio hasta nuevo acuerdo) quedó limitada por la última reforma laboral del PP, diseñada precisamente en Empleo con ayuda de un despacho de abogados. En febrero se redujo a dos años, pero las enmiendas introducidas en el Congreso la acotaron aún más y el plazo máximo son doce meses.
Los sindicatos ferroviarios pasan por ser de los más correosos en el sector público. Sin embargo, acumulan un historial de divisiones que termina ahora, con el anuncio de la liberalización de Renfe en julio de 2013 que les ha empujado a la unidad (incluidos los maquinistas, tradicionalmente más corporativos). Fomento tiene pensado partir Renfe en cuatro divisiones y Adif en dos. El ministerio también ha adelantado la liberalización al año que viene, pese a que Francia y Alemania la han postergado hasta 2019, lo que puede generar un desequilibrio al abrirse el pastel ferroviario a las empresas en unos sitios antes que en otros.
Los representantes de los trabajadores temen que la apertura de Renfe implique un empeoramiento de las condiciones y un adelgazamiento de la plantilla a través de un ERE similar al aplicado en Aena, Ineco o Paradores, algo que ya ha dicho en voz alta el presidente del operador único, Julio Gómez-Pomar. Al final, sindicalistas y cargos de las compañías ferroviarias se reunieron anoche, cual trasgos, y pactaron la desconvocatoria de los paros.