No es casualidad que la familia Mulliez, dueña de imperios como Alcampo, Decathlon y Leroy Merlin, también cuente entre sus negocios con decenas de residencias para la tercera edad. Tampoco es casualidad que, después de haber consolidado su negocio de residencias de lujo en Francia, Maisons de Famille decida dar el salto a España con la compra del 57% de Adavir, una de las grandes empresas del sector a este lado de los Pirineos. Los Mulliez no son los únicos: constructoras, bancos, aseguradoras, fondos de inversión… ¿Por qué se suben al carro de las residencias de mayores?
Pese a que los avances en este sector cada vez son menores (un 0,7% en 2012, según los últimos datos disponibles de la consultora DBK, frente al 1,3% del ejercicio anterior), las proyecciones demográficas que vaticinan un mayor envejecimiento de la población son un seguro a largo plazo para el negocio de los centros geriátricos.
La aprobación de la Ley de Dependencia en 2007 fue un punto de inflexión en la evolución del sector, junto con las alertas de organismos internacionales de que España no tenía suficientes plazas en este tipo de centros. Según datos del CSIC a cierre de 2013, en España hay 5.390 centros con un total 351.548 plazas, el 72% de ellas en residencias privadas, lo que da una media a nivel nacional de 4,22 plazas por cada 100 personas mayores de 65 años, por debajo de las 5 que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hacia un nuevo modelo
“Cada vez hay más personas que no pueden ser atendidas en sus hogares pero tampoco tienen que ser atendidas en los hospitales”, explican a Vozpópuli desde Aeste, patronal que representa a diez grandes empresas españolas del sector (entre ellas la francesa Orpea, el grupo de seguridad y servicios Eulen y las aseguradoras Caser y Sanitas). Esta circunstancia ha propiciado una evolución del modelo de negocio de lo puramente residencial a la atención sociosanitaria.
España cuenta con menos plazas residenciales de las recomendadas por la OMS
Dentro de esta corriente de cambio también se están dando una serie de movimientos empresariales de manos de grupos extranjeros interesados en invertir en España. Hace unos años fueron las constructoras quienes pusieron la vista en el negocio de los geriátricos. Grandes empresas como OHL, Sacyr y ACS, pero también cajas de ahorros y aseguradoras, vieron un mercado en el que invertir, aunque luego se demostró que era menos jugoso y menos rentable a corto plazo que el sector inmobiliario y comenzaron a abandonarlo.
Ahora las inversiones llegan desde fuera. En el contexto de operaciones como la reciente compra de Adavir por parte de Maisons de Famille, desde Aeste valoran como “positivo” que empresas especializadas se atrevan a dar el salto a España “siempre que tengan visión a largo plazo”. Maisons de Famille no es la única, también están presentes en España grupos como Orpea o Bupa, presente en Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, y fondos como Paramount o Magnum.
Estas grandes compañías se están convirtiendo en un elemento más de cambio en la estructura tradicional del sector en España, muy atomizado y dominado por las pequeñas empresas. “Los grupos grandes somos muy pequeños dentro del total”, comenta a Vozpópuli un portavoz de Amma, que cuenta con 30 residencias en ocho comunidades autónomas y unas 5.300 plazas.
Previsiones
Al igual que en otros sectores, la crisis y los recortes han cambiado el tablero de juego. Según los datos de DBK, la rentabilidad del sector se redujo en el bienio 2011-2012, debido principalmente al ajuste que han sufrido los precios, a la reducción del índice de ocupación de las residencias y a la dificultad para repercutir en las tarifas el aumento del coste de los servicios ofrecidos.
En 2014 el sector se situará en torno a los 2.325 millones de euros
Aunque las plazas concertadas con la Administración en residencias privadas aumentaron un 0,7% en 2012 según DBK, los impagos de las autonomías han afectado también a este sector. Algunas regiones han llegado a retrasar los pagos un año y medio o incluso dos años. “Para las pequeñas y medianas residencias ha sido demoledor”, valoran desde Amma. No en vano, muchas de estas pequeñas residencias se han visto obligadas a cerrar al toparse con otro de los obstáculos de la crisis, la dificultad para acceder al crédito, que hasta entonces se había convertido en la manera para cubrir temporalmente los impagos de las administraciones.
En sus previsiones, DBK señala que el sector se situará en torno a los 2.325 millones de euros, una disminución del 3% respecto a los 2.400 millones que estimaba para 2013. “El desfavorable contexto económico seguirá provocando el abandono de la actividad por parte de algunos pequeños operadores, de tal modo que continuará acentuándose la concentración de la oferta”, señala el último informe de la consultora.
Asimismo, las previsiones subrayan “la disponibilidad de centros en alquiler y venta”. Así, las residencias geriátricas “se convertirán en oportunidades para gestores con suficiente capacidad financiera y alto grado de profesionalización”, dejando la puerta abierta a los inversores y avanzando hacia el cambio en que ya se encuentran inmersas.