Esta semana el banco que preside Carlos Torres ha tenido que hacer público un ajuste contable de 1.500 millones de dólares (unos 1.350 millones de euros) en su filial de Estados Unidos por culpa de la caída de la economía de este país y también por la rebaja de tipos en 75 puntos básicos. BBVA esperaba un crecimiento para 2019 del 2,8% y de un 2,5% para el 2020. Finalmente, su equipo de análisis se ha decantado por ajustar y reducir el crecimiento de Estados Unidos hasta el 2,3% para este año y un 1,8% para el próximo.
El banco ha subrayado que este ajuste se produce en el valor del fondo de comercio por la inversión del Grupo BBVA en la unidad de negocio de Estados Unidos y que este descuento no afectará ni al patrimonio neto tangible, ni al capital, ni a la liquidez del Grupo BBVA. Tampoco supondrá un impacto en la capacidad de reparto de dividendos ni en la cuantía de pago de dividendos que está previsto proponer, para su aprobación, al Consejo de Administración.
La lógica invita a pensar que si el ajuste de BBVA se hace por hechos puramente macroeconómicos, otras entidades que operen en el país también tendrían que hacer lo mismo. Pues esto no es así. Hay que tener en cuenta muchos factores. Por ejemplo, cada banco tiene valorado en libros sus filiales de forma distinta y también hay que considerar qué tipo de servicio ofrece cada uno y en que zona geográfica lo hace. Estados Unidos es muy grande y el país crece de forma dispar.
En España, el negocio de BBVA y Santander es muy parecido, pero en Estados Unidos son como el agua y el aceite. El negocio del primero se centra más en la costa oeste, mientras que el segundo se focaliza en la este. Y no sólo eso, el banco de Carlos Torres, al tener una estrategia mucho más domestica, es más vulnerable a los vaivenes de la economía. Santander, por el contrario, se ha hecho fuerte en la financiación automovilística. Sea como fuere, no se puede decir que este mercado sea especialmente positivo para ninguno de los dos.
Problemas de Santander en USA
Santander Consumer USA (SCUSA) ha tenido muchos problemas con Fiat Chrysler Automobiles (FCA), su socio en el país desde febrero de 2013, porque el banco español no ha conseguido llegar a las cuotas exigidas en los último cinco años.
El contrato estuvo a punto de romperse por ese motivo, pero ambas partes llegaron a un acuerdo el pasado mes de mayo para cambiar algunas condiciones. No obstante, esta alianza sigue siendo uno de los principales riesgos del banco en el país, tal y como reconoce la entidad en diferentes folletos de emisión.