El Gobierno vigila la tensión que se vive en Ucrania ante una posible invasión de Rusia y la respuesta de sus socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El riesgo para España de que se desate un conflicto bélico castigaría las relaciones diplomáticas con el Gobierno ruso y los importantes lazos económicos. Por eso, según detallan fuentes cercanas a Moncloa, Seguridad Nacional ha contactado con los diferentes ministerios para conocer cómo afectaría ‘el peor escenario’ en sus respectivas carteras.
La intención es contar con un plan de contingencia en el caso de que la tensión siga escalando. Como informaba el diario El Confidencial, el propio Miguel Ángel Ballesteros, director del Departamento de Seguridad Nacional, está siendo el encargado de liderar el plan del Ejecutivo español para afrontar la crisis de Ucrania. Aunque desde Seguridad Nacional han preferido no comentar este escenario ante las preguntas de Vozpópuli. Tampoco el Ministerio de Exteriores o Transición Ecológica, dos de los más activos con este conflicto, han respondido de manera oficial a las preguntas de este medio.
Seguridad Nacional acumula en las últimas dos semanas una decena de avisos en su plataforma de ‘última hora’. Un rincón de su web donde avisa de los comunicados oficiales sobre los riesgos para los ciudadanos españoles. La tensión en Ucrania es el gran foco de este portal de alertas en estos días. “El Gobierno ruso analiza las respuestas oficiales a las cuestiones sobre las garantías de seguridad que solicitó a EEUU y la OTAN y que ayer, le han sido remitidas de manera escrita”, actualizaba este mismo jueves el equipo que dirige Ballesteros.
Como explican desde Moncloa a este medio, España ya ha elegido bando en este conflicto y no hay marcha atrás. El Gobierno de Pedro Sánchez ha reiterado en cada intervención el respaldo a sus socios de la OTAN. Un bando liderado por Estados Unidos. Un país al que Moncloa quiere acercarse en lo político y económico tras un primer año donde relaciones ‘frías’ con la Administración que lidera Joe Biden.
El problema es que esta posición en el conflicto le puede salir cara. Rusia compra anualmente bienes por valor de 2.026 millones, según los últimos datos del ICEX. Los principales productos que compra son maquinaria, prendas de vestir, automóviles, conservas, verdura, fruta, zumos, materias plásticas y productos cerámicos. Este es el motivo por el que Ballesteros haya contactado a gabinetes como Industria y Agricultura para conocer el impacto que tendría este conflicto en la balanza comercial.
Seguridad Nacional mira a 2014
El impacto económico de esta crisis recuerda a lo que se vivió en 2014 tras la invasión de Crimea. Rusia decidió entonces importar fruta, verdura, carne, pescado, leche y productos lácteos procedentes de Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Canadá y Noruega. Un veto que sigue afectando a la huerta española y que amenaza con incrementarse si la escalada de tensión se mantiene. No es de extrañar que el Ministerio de Agricultura haya sido de los primeros en mostrar su preocupación por el impacto que podría tener el conflicto entre Rusia y Ucrania para el comercio y las exportaciones agroalimentarias.
El Ministerio de Industria también tiene la alerta encendida en cómo puede afectar este proceso en el ‘rentable’ turista ruso. En 2020, según el INE, España exportó a Rusia servicios (excluidos los servicios turísticos) por valor de 411,047 millones de euros.
Y, por último, la energía es un factor clave de los dolores de cabeza del Gobierno en esta contienda. Las importaciones españolas tienden a crecer desde que en 2019 se iniciaran las compras de GNL ruso. El valor de las importaciones depende del precio internacional de los hidrocarburos, que representan entre el 70% 80% de los 2.571 millones de euros en compras al mercado ruso. Un nuevo quebradero de cabeza para el equipo de Teresa Ribera.