Repsol ha despejado todas las dudas respecto a su apuesta por las energías renovables y su incursión en el mercado de la comercialización de electricidad en apenas un año. Doce meses después de su primera incursión, tras la compra de activos de Viesgo, la compañía que preside Antonio Brufau presenta algunas cifras propias de una gran eléctrica y su plan de objetivos a largo plazo, con el horizonte de 2025, comienza a quedarse pequeño.
A finales de junio de 2018, Repsol dio sus primeros pasos en el ámbito de las energías de bajas emisiones con la compra a Viesgo de tres plantas hidroeléctricas y dos centrales de ciclo combinado, así como de su comercializadora eléctrica con una cartera de 750.000 clientes. Una operación de 750 millones de euros que le daba a Repsol sus primeros 700 megawatios (MW) de capacidad procedentes de fuentes libres de emisiones.
Doce meses después, la cifra ha aumentado en casi 1.100 MW adicionales, merced a la progresiva incorporación de activos en desarrollo que, además, hacen que Repsol ya esté presente en todas las fuentes de energía a excepción de la nuclear y el carbón, precisamente las llamadas a desaparecer en los próximos años.
Según anunció la compañía este lunes, tres nuevos proyectos en desarrollo han pasado a formar parte de su cartera de activos renovables. Dos de ellos son parques eólicos (situados en las estratégicas zonas del cauce del Ebro y de la meseta castellana), lo que supondrá el estreno de Repsol con esta tecnología. El tercero en discordia es un proyecto fotovoltaico en Cádiz, que acompañará así al de Valdesolar, adquirido en 2018 y que forma parte del gigantesco despertar que está protagonizando Extremadura.
El objetivo de inversión, a tiro
El proyecto de eólica marina flotante que se desarrolla en el norte de Portugal completa una cartera renovable con una capacidad cercana a los 1.800 MW, de los 700 ya están en operación y el resto entrarán progresivamente a lo largo de los próximos cuatro años.
Según fuentes del mercado, la inversión que pondrá en marcha Repsol para el desarrollo de los tres activos que acaba de adquirir se sitúa en el entorno de los 700 millones de euros, lo que eleva la apuesta total por las renovables notablemente por encima de los 1.000 millones de euros. El plan estratégico de Repsol hasta 2020 contempla un objetivo de inversión de 2.500 millones de euros en proyectos energético de bajas emisiones. Con los últimos movimientos, la apuesta ya está cercana a los 1.800 millones.
El aterrizaje de Repsol en el ámbito renovable ha coincidido con el auge de la termosolar, lo que está permitiendo a la petrolera equilibrar su cartera en relación con el peso que tiene la energía eólica. Los proyectos termosolares se están revelando como notablemente más ágiles desde el punto de vista de la tramitación y de instalación.
Un 'plan B' para X-Elio
En la comercialización de electricidad, los números de Repsol también hablan por sí solos. En ocho meses, la compañía ha incorporado 140.000 nuevos clientes a la cartera que adquirió a Viesgo, a un ritmo cercano a los 600 diarios que le llevará, siempre que sea capaz de mantenerlo en la segunda mitad de 2019, a alcanzar el millón de contratos al cierre del ejercicio. Es decir, el 40% del objetivo a largo plazo, consistente en contar con 2,5 millones de clientes en 2025.
En los pasados meses, Repsol figuró en las quinielas para hacerse con el control de X-Elio, por la que pujaban algunos fondos de inversión, aunque finalmente renunció a la pelea. La incorporación de los activos anunciados este lunes es una señal de que si algo no ha dejado de hacer Repsol desde su incursión en el ámbito renovable ha sido buscar alternativas.