Creíamos haber visto todo en el tema de las medallas 'al valor' con Jorge Fernández Díaz en el Ministerio del Interior. Nos equivocábamos. Después de condecorar a la Virgen del Amor y de 'olvidarse' de policías heridos en acto de servicio para premiar a los que se pasan la jornada laboral junto a los despachos de los políticos, el 'monastérico' en funciones al que le ayuda a aparcar el ángel Marcelo nos sorprende ahora con un reparto de distinciones con cierto tufo machista.
Ha ocurrido en la prisión gaditana de Puerto III con motivo de los recientes actos de la festividad de La Merced, patrona de Instituciones Penitenciarios. Una celebración en la que tradicionalmente el departamento que dirige Ángel Yuste otorga condecoraciones a los funcionarios de prisiones que se han distinguido en su trabajo diario. En esta ocasión y en esta cárcel, entre ellos se encontraban todos los trabajadores de esta cárcel que el pasado 21 de julio sufrieron importantes lesiones al reducir a un interno muy peligroso que les atacó. ¿He dicho a todos? Me he equivocado. A todos, no, porque la única trabajadora del centro que se vio involucrada en el grave incidente se quedó compuesta y sin medalla.
Se lo cuentan a este humilde Buscón sus fuentes penitenciarias, que son muchas y fiables, y que detallan que el acto en el que se impuso a los funcionarios 'varones' dicha condecoración causó extrañeza y malestar que no estuviera junto a ellos para recibir la Medalla de Bronce al Mérito Penitenciario dicha mujer. Sobre todo porque, para la inmensa mayoría de sus compañeros, ella tuvo una "brillante actuación" y jugó un papel clave para conseguir reducir al recluso que les atacaba. Aseguran también que en las imágenes del circuito cerrado de televisión, se ve como la 'fémina' tuvo una actuación tan destacada que más de uno considera que si no hubo consecuencias más graves aquel día fue, precisamente, por ella.
¿Olvido involuntario o rancio machismo? Cualquiera podría dudar entre ambas para explicar el 'feo' a dicha funcionaria si no fuera porque en esta misma cárcel se ha producido un segundo caso de similares características con una trabajadora. En esta ocasión el incidente se produjo en mayo, cuando esta trabajadora fue agredida por una reclusa que le provocó un traumatismo craneoencefálico y una lesión cervical. Ella, como su compañera, tuvo que ver el otro día 'desde la barrera' como otros trabajadores del centro recibían una justa condecoración para la que Interior no la consideró merecedora.
Por todo ello, entre los funcionarios ha comenzado a circular un texto en el que se preguntan "si existe en la Administración Penitenciaria algún principio arcaico, rancio, retrógrado y decimonónico que valora y reconoce las acciones de los trabajadores en función del sexo de que se trate". Que se sepa, nadie de Interior ha respondido aún a dicha cuestión. Quizá están esperando a que Jorge Fernández Díaz salga de sus 'funciones' de ministro del Interior... aunque sea con la ayuda del ángel Marcelo y la Virgen del Amor.