La primera huelga general a la que se ha tenido que enfrentar el Gobierno dirigido por el tecnócrata Lukás Papadimos, la séptima de 2011 en Grecia, ha tenido un seguimiento masivo en ciertos sectores económicos aunque menor que en anteriores ocasiones.
Los principales sindicatos del país -la Confederación General de Trabajadores (GSEE) y la Confederación de Asociaciones de Funcionarios (ADEDY)-, que en total representan a unos dos millones de afiliados, han convocado esta jornada en protesta por los recortes previstos en los presupuestos de 2012, que incluyen nuevas reducciones de salarios y pensiones, además de despidos masivos de funcionarios y aumento de los impuestos indirectos.
En declaraciones a Efe, un portavoz de GSEE, Stathis Anestis, ha asegurado que la participación en la huelga ha sido de más del 90% en la construcción, la industria del acero, los puertos, la marina mercante, los astilleros, las refinerías, Correos y las compañías estatales de telecomunicaciones y gestión de aguas, mientras que una fuente de ADEDY ha explicado que el seguimiento entre los funcionarios ha sido "grande", pero no ha querido dar cifras. Con todo, Efe ha podido comprobar que muchos comercios y oficinas bancarias del centro de Atenas han abierto al público.
Seguimiento desigual
Las escuelas y universidades, así como los tribunales, también estaban llamados a la huelga de 24 horas, pero su participación ha sido desigual.
Los ferrocarriles y el transporte marítimo han parado durante todo el día, mientras que los sindicatos del transporte urbano (metro, tranvía, autobuses y trolebuses) han convocado paros al inicio y al final de la jornada.
Según han informado a Efe fuentes aeroportuarias, ningún vuelo se ha visto afectado por el paro, ya que el sindicato principal de controladores aéreos y los trabajadores de las aerolíneas decidieron el miércoles no sumarse a la huelga.
Protestas frente al Parlamento
Bajo una pancarta con el lema "¡Que paguen los culpables (de la crisis) y los evasores fiscales! ¡No nosotros!", miles de manifestantes han recorrido el centro de Atenas hasta concurrir frente al parlamento griego.
La policía ha asegurado que unas 12.000 personas han participado en la marcha y que la mayoría lo han hecho dentro del cortejo del sindicato comunista PAME, mientras que los medios griegos elevan la participación hasta entre 17.000 y 20.000 personas.
"El Gobierno ha cambiado pero las políticas siguen siendo las mismas: injustas, inmerecidas e ineficientes y que cargan todo el peso en los empleados, los pensionistas y los parados", ha criticado Yannis Panagopulos, presidente de GSEE. "Es inaceptable que los ricos se estén haciendo más ricos y los pobres más pobres", ha añadido y ha prometido continuar la lucha.
Polémica en los medios
En declaraciones a la emisora STEP 99.5 el secretario ejecutivo de PAME, Alekos Arvanitidis, ha dicho que la huelga de este jueves ha sido "una movilización exitosa" y que "la atmósfera de pasión se ha contagiado a todo el país", aunque ha acusado a GSEE y ADEDY de dar pasos atrás, favoreciendo los planes del Gobierno en su política de recortes.
En los canales de televisión griegos se ha creado cierta polémica el hecho de que el vicepresidente del Gobierno, el socialista Theodoros Pangalos, haya dicho, en declaraciones a un medio francés, que los manifestantes y huelguistas son "gilipollas comunistas y fascistas".
Hasta las 15.30 hora local (13.30) no se habían producido disturbios en las diversas manifestaciones que recorren las principales ciudades del país, a excepción del ocurrido en la sede del Partido Socialista Panhelénico (PASOK) en Atenas, al que un grupo presuntamente anarquista ha lanzado un cóctel molotov, según ha informado la Agencia Ateniense de Noticias