El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, estaba tranquilo sobre la preparación de los municipios y los protocolos ante la posibilidad de la irrupción de fenómenos meteorológicos más extremos en Valencia. Así lo explicó el pasado 30 de julio en una reunión con alcaldes de municipios que justo 3 meses después fueron arrasados por la triple riada que provocaron precipitaciones históricas.
Fue en la última pregunta de ese foro organizado por la CHJ, en el que se analizaban medidas de autoprotección frente al riesgo de inundación, cuando el alcalde de Aldaya, Guillermo Luján, instaba a Polo a explicar cómo se iban a tener en cuenta por parte del organismo que lidera el hecho de que haya un riesgo de que los periodos de retorno en tormentas más extremas sean menores y haya potencialmente más inundaciones.
Clima más extremo
"Siempre se habla de datos estadísticos pero la previsión futurible es posible que no se comporte con la misma naturalidad, entonces ahí hay un riesgo de que los periodos de retorno disminuyan y haya exponencialmente más inundaciones", indicaba el alcalde.
Luján remataba su pregunta indicando que: "Es difícil porque es predecir el futuro pero todo apunta a que va a ser climáticamente peor. ¿Entonces eso cómo se puede tener en cuenta?".
La respuesta de Polo fue que "lo único que puede pasar con respecto a lo que tú has dicho es que, lo que para nosotros ahora es una inundación de un periodo de retorno de 25 años, a lo mejor, si se incrementan los riesgos, sea de 10 años".
Si las zonas (inundables) están estudiadas yo, en principio, no le veo problema
Restando total importancia a la incidencia en las poblaciones que esa posibilidad de avanzar hacia un clima más extremo pudiera tener, Miguel Polo indicó que "si las zonas están estudiadas yo, en principio no le veo problema, porque las zonas inundables están definidas como las zonas afectadas por el riesgo de inundación hasta un periodo de retorno de 500 años, entonces...".
Todo bajo control
El presidente de la CHJ –dependiente del Ministerio que lideraba Teresa Ribera en el momento de la DANA y que ahora encabeza Sara Aagesen– insistía así en tranquilizar ante potenciales inundaciones a los alcaldes presentes y a los que seguían el foro de forma telemática que eran de términos municipales inundables y que en ese momento eran ajenos a la catástrofe que vivirían 3 meses después.
El organismo que preside Polo ha sido de los más criticados en la gestión previa y durante la jornada del paso de la DANA por la provincia de Valencia ante la falta de información suficiente transmitida al Centro de Coordinación Operativa Integrado de la Generalitat Valenciana, especialmente la referente al barranco del Poyo cuyo desbordamiento causó la mayoría de los fallecimientos.
La Confederación Hidrográfica ha reconocido con posterioridad a la DANA, que ha provocado 223 fallecimientos y 3 desapariciones, que las medidas de seguimiento de los caudales de los barrancos y ríos no han sido suficientes y por eso ha ordenado una serie de actuaciones de urgencia.
Más medios tras la tragedia
El organismo del Gobierno de España refleja en las justificaciones de esas contrataciones de urgencia que es necesaria la instalación de un Sistema de Alerta Temprana (inexistente en la cuenca del Júcar) y del que en ese mismo foro una jefa de servicio de la CHJ, Clara Estrela, consideró muy útil.
La mejora y reparación de presas como la de Forata o la adquisición de nuevos aparatos de medición de caudales y otros elementos tecnológicos que ayuden a tener una información más inmediata, precisa y previsora ante posible avenidas son otras cuestiones tratadas en esas contrataciones urgentes. A diferencia de hace 3 meses la CHJ, ahora sí, ve prioritarias esas actuaciones.
Miguel Polo entendía el pasado 30 de julio en el citado foro que el estudio de las zonas inundables era suficiente (junto a las medidas de autoprotección de los ciudadanos y las actuaciones de prevención y mejora del urbanismo de las diferentes Administraciones públicas) para evitar males mayores ante posibles avenidas de agua.
Pese a la complacencia exhibida por Polo en ese foro, hay que recordar que la Comunidad Valenciana ha tenido más de 30 alertas rojas por lluvias extremas de la Agencia Estatal de Meteorología durante los últimos 11 años, lo que evidencia, como exponía el alcalde de Aldaya, que los fenómenos meteorológicos extremos están creciendo y hay que prestarles una atención que el pasado 29 de octubre se demostró insuficiente.