Corinna Larsen desvela en la denuncia de 29 páginas que ha interpuesto ante la Justicia británica contra Juan Carlos I que el monarca le pidió matrimonio en mayo de 2014, un mes antes de su abdicación. El entonces jefe del Estado estaba tan convencido en su deseo por casarse con ella, que le enseñó "planos de un palacio en Madrid" al que se podrían ir a vivir juntos y le dijo que "sería reformado para nosotros", según se indica en la demanda a la que ha tenido acceso Vozpópuli.
Esa fue la última vez que don Juan Carlos le pidió a Corinna casarse con él. Una petición de mano desconocida hasta ahora y que se produjo, según la versión de la empresaria germano-danesa, dos años después del accidente de Botsuana. Ella respondió que no, como en otras peticiones similares, porque el monarca "estaba casado con la reina Sofía y se relacionaba con otras mujeres".
La demanda explica de inicio cómo fue la "relación romántica" entre ambos desde que se conocieron en 2004, cuando ella se había separado de su segundo marido y estaba tramitando su divorcio. La primera petición de matrimonio se produjo en enero de 2009. Apenas cinco meses antes, en agosto de 2008, había llegado a la cuenta de Juan Carlos I en la Fundación Lucum la donación de 100 millones de dólares (64,8 millones de euros) de parte de la Familia Real de Arabia Saudí.
"Sin embargo, su relación íntima concluyó en 2009 cuando la demandante (Corinna) supo que su relación no era la única en lo que al demandado (Juan Carlos I) concierne", se indica en la denuncia. Pese a ello, ambos quedaron como "amigos cercanos y en estrecho contacto" ya que los hijos de ella se habían encariñado del Rey.
En la primavera de 2010, el monarca tuvo que pasar por el quirófano para que le extirparan un tumor en el pulmón y ella estuvo junto a su cama en los momentos más difíciles del posoperatorio en la clínica de Barcelona y de la recuperación. Durante la convalecencia, don Juan Carlos dio un paso al frente y trasladó a Larsen que quería que tanto ella como sus hijos tuvieran un futuro económico garantizado.
Quiso cambiar el testamento
A mediados de 2011, antes de que estallase el caso Urdangarin, el Rey comunicó a Larsen que estaba pensando en cambiar su testamento para introducir unas últimas voluntades en las que legase una parte de su patrimonio a ella y sus dos hijos, "aunque estaba preocupado de que su familia pudiera impugnar todo lo que le dejase a ella (Corinna) en su testamento después de su fallecimiento".
A finales de ese año, don Juan Carlos hizo numerosos regalos a Corinna. En la denuncia ante la Corte londinense se mencionan "obras de arte, esculturas, joyas y una contribución financiera para un apartamento de ella en Londres". La empresaria se refiere a los tres préstamos de casi dos millones de euros para que pudiera comprar el 30% de su entonces mansión en el exclusivo barrio de Belgravia, en el centro de Londres.
Las tres operaciones bancarias fueron desveladas en exclusiva por Vozpópuli en agosto de 2020. Un año después de estas transferencias, Corinna decidió devolver al rey emérito dichos préstamos tras recibir en su cuenta un pago de varios millones de euros del Gobierno de Kuwait tras intermediar en un contrato de este país del Golfo Pérsico.
"A comienzos de 2012, el demandado (Juan Carlos I) trató de persuadir a la demandante (Corinna) para que reiniciaran su antigua relación e, incluso, le propuso matrimonio en varios ocasiones con posterioridad, si bien la demandante (Corinna) declinó", se relata en la demanda.
Inasequible al desaliento, el Rey dio instrucciones a su gestor suizo, Dante Canonica, para que preparase un "regalo financiero de carácter irrevocable" desde la Fundación Lucum, de la que el monarca era el primer beneficiario. Fue la famosa donación de 65 millones de euros que se transfirió a una cuenta de Corinna en junio de 2012, apenas dos meses después del accidente de Botsuana.
Tras ello, don Juan Carlos continuó "presionando" a la exprincesa para retomar su relación sentimental previa. "Le llamaba a la demandante (Corinna) a diario, a menudo muchas veces al día, y esperaba que ella se pusiera a su disposición cuando se lo pedía. Si ella no contestaba a sus llamadas, él pedía a amigos en común que la llamasen y le instasen a devolver las llamadas", se relata en la denuncia.
Don Juan Carlos no cejó en su empeño, según indica Corinna. "Él mostró a la demandante planos de un palacio en Madrid que dijo que quería reformar 'para nosotros'. Alrededor de mayo de 2014, él le propuso matrimonio a la demandante. No era la primera vez. La demandante declinó una vez más porque el demandado estaba casado con la reina Sofía y se relacionaba con otras mujeres".
Tras su abdicación a mediados de junio de 2014, el ya rey emérito empezó a viajar a la capital británica "con más frecuencia" y a decir "falsamente" a amigos y conocidos sociales que ambos "estaban juntos de nuevo y que pronto vivirían juntos en Londres", donde el sultán de Omán había adquirido un exclusivo apartamento por 50 millones de libras (64,5 millones de euros al cambio de entonces) y había puesto a disposición del Emérito.
Sin embargo, Corinna siguió en sus trece. "A finales de agosto o principios de septiembre de 2014, la demandante dejó claro al demandado en Londres que ella no quería retomar una relación romántica o íntima con él. Fue educada a la par que firme. Al principio, la reacción del demandado fue de desesperación y confusión. Luego se sintió irritado e indignado cuando rechazó las insinuaciones de la demandante".
Don Juan Carlos no terminó de aceptar la negativa de Corinna y "su actitud y modales hacia ella se volvieron cada vez más amenazantes". Si bien la empresaria apunta que el supuesto acoso del Rey había empezado en 2012, fue a partir de ese momento cuando empeoró la situación.
Don Juan Carlos reiteró a Corinna Larsen que le devolviese los 65 millones o "los pusiera a disposición para su uso", de lo que se deduce que quería convertirla en testaferro
"Dijo (Juan Carlos) que si la demandante (Corinna) no reanudaba la relación, habría consecuencias. También comenzó a presionar, por primera vez, con la devolución de los obsequios económicos y de otro tipo que le había hecho a la demandante, inclusive la donación de Lucum, contraviniendo el contrato de donación entre ambos y que le había entregado libre e irrevocablemente" dos años antes.
La petición del Emérito a la empresaria para que le devolviera la millonaria donación, llevó a esta última a convocar una reunión a tres con Canonina el 16 de septiembre de aquel 2014 en el hotel Connaught, el mismo sitio en el que se citó dos años antes con el entonces director del CNI, Félix Sanz Roldán, tras el escándalo de Botsuana.
La advertencia de Juan Carlos
Don Juan Carlos reiteró a Corinna que le devolviese los 65 millones o "los pusiera a disposición para su uso", de lo que se deduce que quería convertirla en testaferro. La reclamación del Emérito pilló por sorpresa a su gestor suizo, quien reiteró en dicha reunión que nunca se habló de ello en 2012 en el momento de la donación irrevocable, que preparó la documentación "bajo esa premisa" y que él, en calidad de administrador de Lucum, "nunca hubiera autorizado las transferencias" de ser como decía el Emérito a posteriori.
Juan Carlos I se mostró "extremadamente disgustado" con las conclusiones de Canonica y tras abandonar el hotel, volvió a llamar por teléfono a Corina ese mismo día. "Le dijo que las consecuencias para ella 'no serían buenas' si no hacía lo que él quería", apunta la consultora en su demanda. A partir de ese momento, el Emérito "empezó a propagar falsas acusaciones contra ella diciendo que le había robado dinero".
Un ejemplo de estas supuestas falsas acusaciones se produjo a comienzos de 2015 cuando el padre de Felipe VI escribió al joyero Patrick Mavros, un amigo común de ambos, para decirle que Corinna le había robado "un elefante de plata y un candelabro de una de sus residencias reales en España". Ambos objetos estaban en manos de Mavros en aquel momento.
La propia empresaria relata la odisea de estos objetos que ella misma había comprado entre 2008 y 2011 cuando residía en España y que había regalado al Rey, quien a su vez se los había entregado al hijo pequeño de ella -Alexander- junto a otros obsequios "en vez de legárselos a ella en su testamento". Según la versión de Corinna, don Juan Carlos sabía que su mensaje a Mavros era "falso" y que llegaría a oídos de la consultora germano-danesa para causarle "alarma, angustia y ansiedad".