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Alemania excluye a España de su fuerza militar rápida para la Unión Europea

Las lecciones aprendidas de Afganistán obligan a Europa y a España a repensar la forma en la que articula sus fuerzas militares ante situaciones de crisis que requieren una respuesta

Las lecciones aprendidas de Afganistán obligan a Europa y a España a repensar la forma en la que articula sus fuerzas militares ante situaciones de crisis que requieren una respuesta urgente. Los países de la Unión mueven ficha y debaten sobre el camino que se debe recorrer.

¿Dar pasos hacia una autonomía en cuestión de Defensa y proyectar misiones militares con una mayor asiduidad? ¿O potenciar las sinergias ya existentes con la OTAN o la ONU y crear una fuerza de reacción rápida entre países del Viejo Continente para desplegarse junto con estas organizaciones aliadas? Alemania aboga por la segunda opción y ha elaborado una lista de socios preferentes para caminar en este sentido. Entre ellos destaca la ausencia de España, firme defensora de la primera tesis.

Annegret Kramp-Karrenbauer, ministra de Defensa alemana -previsiblemente dejará de serlo en las próximas semanas ante la inminente creación de un nuevo gobierno en el país-, dio algunas pistas sobre su iniciativa en una entrevista radiofónica. A su juicio, Europa debe estudiar cómo "ser capaces de actuar dentro de la OTAN".

Para ello trabaja en la creación de los “grupos de batalla de la Unión Europea”, como denomina a esta fuerza de reacción rápida. El objetivo, señala AKK (como popularmente se le conoce en Alemania), es constituir una fuerza que pueda desplegarse inmediatamente, con “firmeza y rapidez”. La iniciativa ha sido impulsada por cinco países de la Unión Europea: Portugal, Países Bajos, Finlandia, Eslovenia y la propia Alemania.

La conjunción de fuerzas se basaría en la aplicación del artículo 44 del Tratado de la Unión, que hasta ahora no se ha aplicado, que permite al Consejo asignar una misión militar a un grupo de países miembro que lo deseen y que dispongan de capacidades para ello. Es decir, que participen de forma voluntaria en un despliegue, independientemente de que otros países se nieguen a aportar fuerzas, pero siempre bajo el paraguas del Consejo y en este caso en apoyo de la OTAN.

Un procedimiento más rápido que el que ha seguido la Unión Europea para establecer misiones en Mali, República Centroafricana, Somalia o en aguas del Índico, aún activas y en las que participa España de forma activa. Las diferencias internas entre los socios europeos ya frustró el despliegue naval en aguas del Mediterráneo. La ministra de Defensa de España, Margarita Robles, a favor de mantener los barcos de la Unión Europea, cargó duramente contra el ministro italiano Matteo Salvini, quien encabezaba el bloqueo a la iniciativa.

Los “grupos de batalla de la Unión Europea” fomentarán aún más la interoperabilidad entre sí para exprimir la eficacia de su acción conjunta, pero mantendrán su independencia absoluta respecto a las demás fuerzas armadas. La propuesta liderada por Alemania y apoyada por Portugal, Países Bajos, Finlandia y Eslovenia es opuesta a la creación de un programa común de Defensa, como abogan otros Estados miembro.

La tesis de España... y de la UE

España, no obstante, considera que es “el momento de la Defensa europea”. Así lo destaca un artículo publicado en la Revista Española de Defensa, editada por el departamento que dirige Margarita Robles. En sus líneas recoge las palabras de Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en las que aboga por “pasar al siguiente nivel nivel” en la creación de una política común en este ámbito.

“Europa puede y, a todas luces, debe ser capaz y mostrarse dispuesta a hacer más y actuar por su cuenta”, destacó Von der Leyen. O lo que es lo mismo, con una mayor autonomía de los socios estratégicos -aunque en “colaboración y coordinación con ellos”-, principalmente la Alianza Atlántica o la ONU: “Habrá misiones en las que no participarán ni la OTAN ni las Naciones Unidas y en las que la UE sí que deberá estar presente”.

Temas, todos ellos, que se abordaron en la cumbre informal de los ministros de Defensa de la Unión Europea celebrada en Eslovenia a principios de septiembre. Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, destacó la necesidad de crear una fuerza conjunta de al menos 5.000 efectivos para llevar a cabo acciones coordinadas de alto nivel estratégico para Europa.

El camino que seguirá la Unión Europea en cuestiones de defensa común es todavía una incógnita, si bien se celebrará una cumbre en el primer semestre de 2022 para abordar el asunto, en la llamada Brújula Estratégica de la UE, programa base para abordar el futuro a medio y largo plazo de los países miembro. La convocatoria de la cumbre, junto a Von der Leyen, fue anunciada por el presidente francés, Emmanuel Macron, también al margen de la iniciativa para crear una fuerza de reacción inmediata propulsada por Alemania y con el apoyo de Portugal, Países Bajos, Finlandia y Eslovenia.

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