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España, en la encrucijada militar: redobla fuerzas ante Rusia sin olvidarse de África

El número de efectivos desplegados en zonas calientes a petición de la OTAN ha aumentado notablemente tras la invasión a Ucrania, pero nuestro país insiste en la amenaza que se cierne desde África

  • Militares españoles participan en el ejercicio de la OTAN Rampart Strike en Letonia, en plena crisis por la invasión de Rusia a Ucrania

España atraviesa una encrucijada militar sin precedentes: el estallido de una guerra convencional en el este de Europa obliga a redoblar los esfuerzos en la frontera con Rusia, en consonancia con las diversas misiones de disuasión desplegadas por la OTAN; pero, al mismo tiempo, no deja de prestar atención a su 'flanco sur', con las amenazas yihadistas que se ciernen sobre el Sahel para convertirlo en principal escenario en el mundo de organizaciones terroristas... y en el avance de Rusia a través de sus contratistas. El aumento del presupuesto de Defensa servirá para sostener ese complejo equilibrio y para dotar a los diversos cuerpos militares de los recursos necesarios en el desempeño de sus misiones.

Todo cambió el 24 de febrero de este año. Parecía que el estallido de una guerra convencional -confrontación directa entre los ejércitos sostenidos por dos países- era cosa del pasado; al menos, en Europa. Pero las ambiciones territoriales de Vladimir Putin condujeron a un conflicto que va camino de cumplir nueve meses, con miles de caídos en los combates que se libran en Ucrania y un escenario que baila en la incertidumbre. ¿Será capaz Moscú de pulsar el botón rojo nuclear?

En respuesta, la OTAN ha cerrado filas y en la cumbre que se celebró en Madrid acordó un aumento en los presupuestos de Defensa de todos sus aliados y un refuerzo militar en las misiones especialmente sensibles. Y España, en respuesta a dicho consenso, ha redoblado el número de efectivos en las operaciones que la Alianza mantiene desplegadas en la frontera con Rusia, hasta superar de largo la cifra de 800 efectivos que mantenía en Letonia, países bálticos y Mar Negro al principio del conflicto.

Bálticos y Mar Negro, ante Rusia

En concreto, la misión terrestre de Letonia ha pasado de 350 efectivos -desplegados antes de la crisis- hasta los 500, tras sumar una batería de artillería de campaña a los medios habituales sobre el terreno: vehículos acorazados y carros de combate, de las clases Leopardo y Pizarro. Se trata de una misión especialmente sensible, toda vez que la Alianza busca la disuasión de Rusia en una frontera caliente.

También ha sido delicada la misión que los cazas de combate del Ejército del Aire han desempeñado en los países bálticos, ejerciendo de policía aérea de la OTAN por la insuficiencia de medios disponibles en estas naciones. Como contó Vozpópuli, los 130 militares españoles del Ala 12 interceptaron con sus F-18 un total de 35 aviones rusos desde la base aérea de Lituania. Este mismo año, el Ejército del Aire ha desplegado a sus efectivos en misiones similares en Estonia y Bulgaria (cada una de ellas con 130 efectivos).

Y, mientras tanto, la Armada, de la mano de la OTAN, cumple con misiones de vigilancia y patrulla en el Mediterráneo y en el Mar Negro. La fragata Cristóbal Colón, con una dotación de 226 efectivos, ya ha ensayado con la Alianza cómo tendría que responder en caso de una agresión a un socio, en aplicación del artículo 5 del tratado Atlántico Norte; y el cazaminas Duero, con unos 40 militares a bordo, también cumple con diversos cometidos en la región.

El 'flanco sur'

Un despliegue sin precedentes en una región prioritaria para Rusia, en respuesta a la escalada militar auspiciada desde Moscú. Sin embargo, España no olvida que África y el 'flanco sur' son una prioridad para sus intereses nacionales y europeos. Estado Islámico y Al Qaeda sacuden el Sahel a través de sus sucursales y sellando alianzas con grupos combatientes de diversa índole, en un cóctel inestable y de compleja aproximación.

La Unión Europea ha tratado de poner freno a esas amenazas brindando su apoyo a los gobiernos locales, asesorando a sus cúpulas militares e instruyendo a los efectivos que se enfrentan cuerpo a cuerpo con los terroristas. Los objetivos están lejos de cumplirse en Mali, donde España ha llegado a tener a más de 600 efectivos: los golpes de Estado y un ejecutivo inestable que se ha echado a los brazos de los mercenarios rusos de Wagner han detonado por completo la misión, a la que sólo falta poner el punto final.

Al mismo tiempo, España participa en misiones de asesoramiento en República Centroafricana -también marcada por la entrada en escena de los contratistas de Wagner- o Somalia. El Ejército del Aire brinda apoyo a sus aliados desde Senegal, aunque la anunciada retirada de Mali y el fin más que previsible de la misión de la UE en Mali soslayan su futuro. Y en el Cuerno de África, también con la Unión Europea, se combate contra la piratería. Asimismo, España mantiene misiones de cooperación bilateral con países afines, como es el caso de Mauritania.

Por eso España se mantiene en su encrucijada militar: quiere que sus aliados miren al sur, más aún tras el fracaso de la misión en Mali, pero la invasión de Rusia a Ucrania obliga a centrar el foco en el este de Europa. Por lo pronto, ya se ha acordado un incremento de los presupuestos de Defensa para alcanzar el 2% prometido a la Alianza Atlántica. Todo ello -en palabras del JEMAD, almirante general Teodoro López Calderón- para contar con "más personal adiestrado para un combate de alta intensidad", en respuesta a las amenazas que se ciernen sobre nuestro país y los aliados.

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