La relación comercial entre España y Argelia lleva meses estancada. El país magrebí suspendió el 9 de junio los intercambios comerciales con España -salvo los de gas natural- por el apoyo de Sánchez a la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental. Desde entonces, el Gobierno ha recibido en el Congreso decenas de preguntas sobre el estado de la relación y su impacto económico. Cuestiones que, en muchas ocasiones, el Ejecutivo ha respondido usando fórmulas genéricas, poco concretas y que han impedido conocer la información solicitada.
Los diputados pueden hacer preguntas orales o por escrito al Ejecutivo para acceder a la información sobre su gestión en diferentes asuntos. En muchas ocasiones, sus señorías registran iniciativas parlamentarias por escrito que, a su vez, pueden contener varias cuestiones sobre un mismo tema. El Gobierno está obligado a responderlas en plazo. Si no lo hace, las cuestiones se convertirán en preguntas orales en una comisión correspondiente.
Vozpopuli ha analizado todas las respuestas que el Ejecutivo ha dado a los requerimientos relacionados con la ruptura comercial con Argelia. Se trata de un total de 28 iniciativas parlamentarias y otras dos preguntas orales hechas en Pleno. El Gobierno no ofrece información precisa para 19 de esos requerimientos, otras siete iniciativas las resuelve de forma incompleta o con vaguedades, mientras que sí que responde con detalle al requerimiento restante. Ni el ministro Albares (Exteriores) ni la vicepresidenta Calviño fueron precisos cuando se les preguntó en el Pleno del Congreso sobre la relación con Argelia.
Más de 140 días con el comercio congelado
España y Argelia disfrutaban hasta el año pasado de una relación comercial sana y estable. El comercio entre los dos países siempre ha sido deficitario para España por las compras de gas argelino. Año tras año, esto se ha traducido en que el valor de las importaciones españolas desde Argelia ha superado a las exportaciones al país argelino. De hecho, las ventas a Argelia han venido representando cerca del 1% de nuestras exportaciones anuales al mundo.
El apoyo que Moncloa brindó en marzo a la propuesta de Marruecos sobre la antigua colonia española indignó a Argel, principal rival de Rabat en el Magreb. Después de que Sánchez anunciara su alineamiento con Marruecos en la cuestión saharaui, Argelia anunció una revisión de los precios energéticos pactados con España y reconoció su preferencia por un "país amigo" como Italia. Fue en junio cuando suspendió el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación que había suscrito con España veinte años atrás. A su vez, la patronal bancaria del país, la Asociación Profesional de Bancos y Entidades Financieras, congeló las domiciliaciones de las operaciones de comercio exterior con España, salvo las del suministro de gas.
Desde el 9 de junio, día en el que se paralizó el comercio entre los dos países, hasta el cierre de agosto, España ha perdido más de 339 millones de euros en exportaciones al país árabe, algo más de cuatro millones de media al día, según los datos provisionales de la Secretaría de Estado de Comercio. La parálisis comercial entre ambos países continúa más de 140 días después, según confirma a este diario Djamal-Eddine Bou Abdallah, presidente del Círculo de Comercio e Industria Argelino-Español (CCIAE).
Abuso de respuestas repetidas y poco precisas
Durante estos meses, PP, Vox, Ciudadanos, Bildu y diputados del grupo mixto han registrado iniciativas parlamentarias relacionadas con la ruptura diplomática y comercial entre España y Argelia. Los populares son los que más se han interesado por conocer sí el Gobierno está tomando medidas para reconducir la relación. El Gobierno es claro y preciso cuando responde a las cuestiones relacionadas con el suministro energético. Lo es porque, como argumenta en una de las contestaciones, "Argelia no renunciará a su compromiso de suministrar gas a España cualesquiera que sean las circunstancias".
La cosa cambia cuando sus señorías reclaman detalles sobre el impacto económico del enfado argelino, sobre los contactos de Moncloa con Argel en los últimos meses o las medidas tomadas desde el Ejecutivo para encauzar la relación. "¿A qué atribuye el Gobierno la disminución de los intercambios comerciales con Argelia en 2022? ¿Ha solicitado una reunión o ha habido un acercamiento entre España y Argelia? ¿Qué nuevas gestiones se están llevando a cabo para restablecer las relaciones entre ambos países? ¿Hay alguna noticia de cuándo está previsto que regrese el embajador de Argelia a España? ¿Qué consecuencias económicas tendrá esta acción para las empresas españolas que operan en el país norteafricano?…"
Para muchas de estas preguntas, la respuesta que más repite el Gobierno es la siguiente: "El Gobierno de España aspira a mantener y desarrollar la mejor de las relaciones posibles, con Argelia y con todos nuestros países vecinos, basadas en el respeto mutuo y la igualdad soberana". Y en otras ocasiones, añade: "Con Argelia nos unen vínculos que son mutuamente beneficiosos. España considera que mantener buenas relaciones económicas y empresariales está en el interés de nuestros actores económicos y de ambos países. En cualquier caso, el Gobierno velará por los intereses españoles y defenderá siempre los intereses de nuestras empresas".
De hecho, el pasado 10 de octubre, el Partido Popular volvió a registrar en el hemiciclo una iniciativa sobre la ruptura comercial y se refirió con sorna a la habitual respuesta que suelen recibir desde el Ejecutivo. "Además de los deseos y aspiraciones a las que hace referencia el ministro Albares para mejorar las relaciones con Argelia ¿Qué acciones tomará el gobierno para reconducir las relaciones con Argelia", insisten los populares, en una pregunta que todavía no ha sido contestada. El Gobierno también argumenta en otra de sus respuestas imprecisas que la "diplomacia requiere de discreción".
¿A qué sí responde el Gobierno?
El Ejecutivo, sin embargo, sí que resuelve algunas cuestiones. Por ejemplo, sí que ofrece un análisis extenso con datos para resolver una pregunta de Vox sobre el impacto económico del veto en las exportaciones españolas de ganado no-porcino. Esta respuesta es, sin duda, la más completa que ha dado el Gobierno hasta la fecha a una pregunta relacionada con el veto argelino.
De forma más vaga, también explica en otro requerimiento que una de las medidas adoptadas para paliar esta situación con el país árabe es la de "informar y asistir a las empresas españolas presentes o con intereses en Argelia" para que las medidas del Gobierno argelino "tengan el menor impacto posible". En este sentido, detallan que la Oficina Económica y Comercial de España está "en contacto permanente" con las empresas afectadas.
