Francisco Igea y Dante Pérez han pasado a engrosar la nómina del travestismo político, uno de los hobbies favoritos de nuestros representantes. Ojo, no confundir con transfuguismo, que en esa rama también hemos tenido y tendremos en los próximos años candidatos de sobra para ocupar esos puestos.
La creación y afianzamiento de formaciones políticas a ambos lados del hemisferio ideológico no hace más que acrecentar estos cambios de postura. Izquierda Española, el nuevo partido que ha nacido del germen de El Jacobino, ha hecho su presentación oficial en la esfera mediática española con el objetivo de incurrir en las elecciones europeas de junio con la firme intención de obtener algún escaño.
Lo lidera Guillermo del Valle, quien le insufló vida desde su think tank izquierdista que rechaza los pactos con partidos independentistas y que cuenta con el apoyo de parte de la vieja guardia del PSOE, a quien quiere robarle la mayor cantidad de votos posible, y de Félix Ovejero, otrora fundador de Ciudadanos.
Al ambicioso proyecto de Del Valle se han ido sumando caras conocidas de la política española. Al margen del citado Ovejero, destaca Soraya Rodríguez, exportavoz del PSOE en los días de Alfredo Pérez Rubalcaba, quien abandonó la disciplina de partido por las alianzas con los nacionalistas. En la actualidad, es eurodiputada por Ciudadanos, aunque está decidida a unir su suerte a la de Izquierda Española.
Si hay un nombre propio que baña la marea informativa del partido es Francisco Igea, el gran ilusionista de la política nacional. Tras años ejerciendo la medicina en la Unidad de Digestivo del Hospital Río Carrión de Palencia, donde permaneció hasta 2013, tuvo en la política su gran ambición. Enrolado en las filas de UPyD, el primer gran intento del centralismo de romper el poder de PP y PSOE, dejó la formación en 2015 para unirse a Ciudadanos, que por aquel entonces echaba a andar de la mano de Albert Rivera.
Gracias al cobijo político de la formación naranja, Igea fue diputado por las Cortes de Castilla y León entre 2016 y 2019. Después, ocupó el cargo de vicepresidente de la Junta hasta su cese en diciembre de 2021. Finalmente, riega su nómina gracias a las labores de procurador en las mismas Cortes de Castilla y León.
Con la caída en desgracia de Ciudadanos y su paulatina desaparición también a nivel autonómico y local, Igea se unió a Edmundo Bal para lanzar en septiembre de 2023 la plataforma Nexo, que apostaba por el centro y cuyo fin era atraer a los votantes descontentos del PSOE.
Descontento, de nuevo, con la deriva de los acontecimientos, rompió con Bal y dejó toda actividad partidista, eso sí, cobrando religiosamente su salario de procurador en las Cortes. Ahora, tras meses alabando a El Jacobino y su ideología, ha decidido apoyar a Izquierda Española de cara a las elecciones europeas de junio.
El comportamiento de Igea recuerda mucho al de Toni Cantó, quien ha pasado por hasta cuatro partidos: Vecinos por Torrelodones, UPyD, Ciudadanos y el Partido Popular. Cantó creó escuela, pues casos como el del propio Francisco, Soraya Rodríguez o Dante Pérez han tenido lugar también en circunstancias similares.
Dante Pérez es alcalde de Gimenells y El Pla de la Font (Lérida) desde 2015, cuando ocupó el cargo por las listas del PSC, partido que abandonó el 8 de noviembre de 2017 por diferencias ideológicas al respecto del referéndum de independencia de ese mismo año.
De los socialistas catalanes dio el salto al PP, gracias a la confianza depositada en él de Xavier García Albiol, quien lo mantuvo como candidato a la alcaldía, donde volvió a salir elegido. Ahora, tras la "criminalización" del PP a las protestas en Ferraz y a la tibia postura de Feijóo, Dante Pérez ha decidido abandonar las filas del Partido Popular. Aunque su futuro de partido es incierto, seguro que quiere seguir de alcalde al calor del hogar y el erario público.
Otros ilustres cambios de chaqueta en política
Francisco Igea y Dante Pérez han sido los últimos en avivar las ascuas del travestismo político, un perchero donde no caben más chaquetas ajenas, pero ejemplos hay para dar y regalar, en la izquierda y la derecha. Quién no recuerda a Íñigo Errejón, que osó a desdecir la doctrina del infalible líder de Podemos, Pablo Iglesias, lo que terminó en un plebiscito con victoria rotunda de Iglesias, obligando a Errejón a abandonar la formación que había ayudado a fundar y hacer crecer para dar paso a Más País.
Santiago Abascal cambió del PP a Vox, que ya había echado a andar gracias a nuestro querido Alejo Vidal-Quadras. Juan Carlos Girauta pasó de PSOE a PP y Ciudadanos. Rosa Díez, del PSOE, a fundar UPyD. España, la tierra eterna del "y qué hay de lo mío".
Felix14
Lo que hay que valorar es si es peor cambiar de partido pero mantener las convicciones o mantenerse en el mismo partido pero cambiar constantemente de principios. En ambos casos la piedra de toque es comprobar si el cambio redunda o no en alguna clase de beneficio personal. Los del titular parece que mantienen la nómina, en el caso de los citados en el último párrafo, habida cuenta los insultos recibidos por parte de sus antiguos compañeros y el feroz acoso mediático, apunta más bien a que no.