Política

El Gobierno se niega ahora a llevar los Presupuestos al Congreso como dicta la Constitución por no "perder el tiempo"

El Ejecutivo sostiene que "hay que presentarlos de manera acordada" y rechaza que incumpla la ley porque también explicita qué hacer si no hay cuentas

No reconocerán que este año no habrá cuentas, pero es un hecho cada día más probado. El Gobierno de Pedro Sánchez asegura que "sería hacer perder el tiempo al Congreso" presentar unos Presupuestos Generales del Estado sin acuerdo previo con las fuerzas políticas de las que depende. Sin emabrgo, la ley de leyes otorga al Ejecutivo la obligación de presentar un proyecto presupuestario en la Cámara para que sea sometido a votación.

Aunque el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, ha rechazado que el gabinete del que forma parte incumpla, porque la Constitución también explicita qué hacer si no hay cuentas. Es decir, prorrogarlas como viene ocurriendo de manera automática cada 31 de diciembre desde que se aprobaron las últimas, en 2022. De manera que Bolaños, como titular de Justicia, niega que el Gobierno esté faltando la ley. Pero se trata de un argumento tramposo, ya que ese procedimiento constitucional está estipulado para la incapacidad de aprobar los Presupuestos.

La ministra portavoz, Pilar Alegría, también ha justificado en la rueda de prensa del Consejo de Ministros de este martes el motivo del incumplimiento constitucional. "Hay que presentarlos de manera acordada", ha zanjado. Alegría, recién elegida secretaria general del PSOE de Aragón, también cree que poner al Congreso a debatir las cuentas sin que estas tengan el respaldo previo de los partidos sería "hacer perder el tiempo a los ciudadanos".

La ministra Alegría ha intentado defender la postura política del Gobierno al respecto y, por eso, ha dicho que el Ejecutivo es "realista" y hace un "ejercicio de realismo" al no presentar las cuentas a la Cámara, porque en estos momentos Sánchez no cuenta con apoyos suficientes para alumbrar las cuentas. El propio Bolaños ha defendido el valor de las actuales cuentas pese a que el contexto geopolítico ha cambiado sustancialmente en los últimos años y las necesidades presupuestarias son otras totalmente distintas, que deben alinearse con la inversión -de 800.000 millones- que requiere Bruselas en defensa para hacer frente a la amenaza rusa y la hostilidad del nuevo gobierno de Estados Unidos.

Desde que el líder socialista reside en el Palacio de la Moncloa controlando los mandos del país -hace siete años-, solo ha logrado aprobar tres Presupuestos Generales del Estado y solo ha convocado un debate de política general, conocido como del estado de la Nación. Lo cierto es que nunca antes Sánchez se había quedado tan solo. El presidente del Gobierno tiene todo en contra por primera vez desde que llegó a Moncloa.

Sánchez se ha quedado políticamente desubicado en Bruselas, en pleno impulso armamentístico de la Comisión; tiene a su consejo de ministros dividido por el incremento del gasto en defensa que demanda el Ejecutivo comunitario y carece de apoyos parlamentarios para presentar al Congreso un proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Aunque algunos socialistas, como Emiliano García-Page, celebran que no los haya para evitar más concesiones al independentismo.

Sánchez, pese a todo, está obcecado. Ni adelantará elecciones ni presentará las cuentas, por mucho que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se empeñe en decir eufemísticamente que está "trabajando" para tenerlas. Y eso que el plazo inicial que se habían dado, el primer trimestre del año, está a punto de cumplirse. En Moncloa ya hablan de verano. Y las fuentes consultadas no descartan que, finalmente, se termine llegando a un acuerdo. 

Lo que está claro y se repite cada día es que el presidente seguirá hasta que llegue la cita con las urnas, en 2027. No tiene incentivo alguno para convocar elecciones generales mientras se suceden informes y noticias diarias sobre el caso Koldo, que tiene asediado a su otrora número dos, José Luis Ábalos. Pero por el camino se está dejando muchas plumas.

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