El episodio tuvo lugar el 22 de mayo de 2018, en el espacio aéreo de Almería. Un avión militar marroquí, modelo BE20, y otro del Ejército del Aire español, modelo C101, sufrieron un "incidente grave" en pleno vuelo. Las dos aeronaves se aproximaron hasta una distancia mínima en términos de navegación aérea, hasta el punto de que el segundo tuvo que realizar una maniobra de evasión. El informe que recoge el episodio recomienda que se traslade a las autoridades del reino alauí la necesidad de “mantener un nivel alto de atención”, al mismo tiempo que insta a los mandos del Ejército del Aire a revisar sus equipos de comunicaciones.
La Comisión de Estudio y Análisis de Notificaciones de Incidentes de Tránsito Aéreo (CEANITA), dependiente de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) -a su vez del Ministerio de Transportes-, firma el informe. Se trata del expediente 053/18, de diez páginas y al que ha tenido acceso Vozpópuli, donde se tratan de esclarecer las causas del airprox entre las dos aeronaves. O lo que es lo mismo, de la aproximación por debajo de los niveles mínimos de seguridad.
De acuerdo a los datos facilitados en el informe, el avión militar español partía de la base aérea de San Javier, en Murcia. El C101 es una aeronave monomotor, ligera y de rápida reacción, conocido en España por ser el que utilizan los miembros de la acrobática Patrulla Águila. El avión marroquí partía del aeropuerto de Kenitra y se dirigía al de Almería. Se trata de un BE20, con espacio para una tripulación próxima a la docena de pasajeros y que se emplea habitualmente para el traslado de pasajeros; muy similar al argelino que esta semana aterrizó en Torrejón de Ardoz y que levantó suspicacias -a la postre infundadas- en las redes.
El cruce de los aviones
El episodio tuvo lugar a partir de las 9.25 de la mañana. El controlador aéreo ubicado en el aeropuerto de Almería autorizó al avión marroquí a realizar una aproximación por una de las rutas aéreas habituales que conducen al aeródromo. También dio luz verde a la aeronave del Ejército del Aire, que “realizaba esperas” en un punto próximo al aeropuerto, a tomar la misma ruta. Algo que no tendría que no ser un problema, de no ser porque se dio la orden al avión español antes de que el marroquí interceptase el localizador de la pista de aterrizaje.
En un momento dado, el controlador instó al C101 español a mantener una altitud de 4.000 pies, algo más de 1.200 metros, para evitar contratiempos. Pero la comunicación por radio falló y el piloto no recibió la instrucción. Por otro lado, el controlador recordó al piloto marroquí la posición que debía asumir para aterrizar en Almería. Éste último confirmó que se encontraba en ese punto, pero en realidad estaba 2,9 millas náuticas al sur. Un rumbo que mantuvo 40 segundos más, lo que “implicó un alejamiento máximo al sur” de 4,6 millas náuticas.
Una situación a la que hay que añadir nuevos problemas de comunicación. En esta ocasión, por parte del controlador, que empleó “fraseología no estándar”, tal y como detalla el informe. En esas se produjo la aproximación inesperada. Las dos aeronaves estaban exactamente a la misma altitud. En el plano horizontal, la distancia mínima fue de 0,5 millas náuticas, poco más de 900 metros, muy por debajo de los umbrales de seguridad establecidos para el tráfico aéreo. La CEANITA califica este incidente como "grave", con una severidad A3. De acuerdo a su baremo, los incidentes se califican entre la A y la D, siendo la A el más severo y el D, el que menos.
Las conclusiones
El informe concluye con una batería de recomendaciones a los diferentes agentes implicados. Por un lado, insta a ENAIRE -gestor de navegación aérea de España- a que recuerde a su personal la necesidad de dirigirse a los pilotos de las aeronaves con "fraseología estándar", utilizando palabras como "inmediatamente" o "immediately" para hacerse entender mejor. También a que dé las instrucciones en el momento preciso para evitar acercamientos innecesarios.
También se pide a la Fuerza Aérea Marroquí "que recuerde a sus tripulaciones la importancia de mantener un alto nivel de atención, tanto en comunicaciones como en la navegación". Especialmente en una fase del vuelo como la descrita en el incidente, en el momento del aterrizaje. Y al Ejército del Aire le sugiere que "valore la posibilidad de solventar los problemas de los equipos de comunicaciones" detectados en la aeronave implicada.