Pregunta: ¿Qué se puede aprender del confinamiento y el estado de alarma?
Respuesta: Hay muchas enseñanzas, pero una de las más importantes es en primer lugar recordar que todo esta interconectado y sobre todo que este tipo de enfermedades como el coronavirus tienen su origen en la destrucción del medioambiente. Si en el futuro podemos evitar este tipo de nuevas pandemias hay que empezar a protegerlo. En segundo lugar, que la naturaleza devuelve los golpes. Si seguimos por este camino los perores perjudicados somos nosotros. Otra importante es que no hay una salud de las personas y una salud del medioambiente. Todos estamos interconectados. Nuestra salud y la de la naturaleza están unidas. Por último, que no estamos preparados para afrontar emergencias, crisis como estas. No tenemos los mecanismos. En la Unión Europea se ha actuado con bastante descoordinación y falta de unidad, y si tenemos que afrontar crisis globales como esta necesitamos revisar estos mecanismos.
P: ¿Cómo cree que va a afectar la crisis del coronavirus a la lucha contra el cambio climático? La vivida en 2008 supuso una relajación en los planes para combatirlo...
R: No es una respuesta unidireccional. Por un lado nos encontramos en un momento en el que las evidencias científicas sobre el avance del cambio climático y sus impactos son abrumadoras. También es verdad que a diferencia de lo ocurrido en 2008, hoy el nivel de concienciación de la sociedad es mayor y también la exigencia de acción hacia los gobiernos. Pero sobre todo es que estamos viendo los impactos, lo estamos viviendo en riguroso directo, y no solamente la crisis climática, también la crisis de los ecosistemas, de la biodiversidad, que es ir minando los cimientos de nuestra propia vida, de nuestra propia economía. La sociedad está avanzando mucho. Creo que hay gobiernos que están empezando a dar pasos en la dirección correcta, pero también es verdad que hay voces muy fuertes, países, gobiernos y empresas, que están queriendo aprovechar esta crisis para decir "vamos a retrasar los objetivos del Acuerdo de París". Hay muchos que quieren aprovechar esta crisis para decir "no es el momento de tomar estas medidas". Lo que se está planteando desde Europa es una super oportunidad para rehacer nuestras economías, generar empleo, hacer nacer una nueva generación de negocios y trabajar en una dirección que nos aleje un poco del desastre. Creo que hay una lucha de fuerzas, como siempre. Hay una serie de intereses ligados a los contaminantes, a las industrias, a la agricultura.
P: ¿Cree que la Ley de Transición Ecológica es lo suficientemente ambiciosa?
R: Lo más importante de esta ley es que por fin tenemos después de muchos años un texto potente que marca una tendencia, un norte al que se dirige la economía, que es hacia la descarbonización absoluta en el año 2050. Y esto es lo más importante, porque emite un mensaje muy claro a los inversores y a toda la sociedad de que vamos en esta dirección, que no hay otra, que el que quiera invertir y malgastar su dinero en fuentes de energía contaminantes fósiles que sepa que lo está derrochando. Marca caminos muy interesantes para impulsar las energías renovables, para la eficiencia energética, para la movilidad sostenible. Si bien, creemos que dada la velocidad a la que se está produciendo el cambio climático, dada la contundencia de los estudios científicos, ese objetivo debería ser anterior. Pedimos una descarbonización total de la economía en el 2040.
P: Lo hemos visto con el cierre de siete centrales de carbón que dejaron de funcionar a finales de junio con el Plan Nacional Transitorio (PNT)...
R: Es algo que si tú me lo hubieras dicho hace cinco años no me lo hubiera creído. No se trata tanto de las medidas concretas, sino de la tendencia. Al final estas centrales no han cerrado porque el Gobierno las haya cerrado, sino porque ni a Endesa ni Iberdrola ni a ninguna de ellas le era rentable seguir un rumbo que no les lleva a ningún lado empresarialmente y cuando el coste de las emisiones de CO2 es altísimo. Directamente han sido las propias empresas, no el Gobierno ni los ecologistas. Creo que eso es increíble. Cuando empezamos a trabajar en campañas contra el carbón parecía impensable que pudiese ocurrir. Ahora lo que hay que lograr es que esta transición se haga de manera ecológica y sostenible, que se encuentren alternativas.
Es lógico que se haga un paréntesis por la emergencia sanitaria al no haber alternativa, pero eso no implica que el resto de medidas para eliminar el plástico no tengan que continuar"
P: Julio de 2021 supondrá el fin de los plásticos de un solo uso, sin embargo, la pandemia y el uso de guantes y mascarillas parece haberlos ‘resucitado’ y esto está acelerando el deterioro y la contaminación de mares y océanos…
R: Esto es una de los mayores problemas ambientales. Hablamos de aproximadamente 100 millones de toneladas de plástico que se vierten al año a la naturaleza y especialmente a los océanos, que acaban siendo el gran basurero. Quizá en los últimos años ha habido como la muestra más evidente del deterioro al que está llevando el plástico. Nos hemos visto todos desbordados por nuestra propia basura en todos los ámbitos, y eso ha puesto ante el espejo a la sociedad; una sociedad que es absolutamente derrochadora, un modelo consumista, un modelo que es lineal, no circular. Aquí es donde ha habido mucha presión de la industria del plástico a nivel europeo para que estas medidas de prohibición que tienen que entrar en vigor en julio de 2021, de plásticos de un solo uso, se retrasen. Es verdad que es muy complicado porque como no habido un desarrollo tecnológico de los bioplásticos o otro tipo de alternativas, ahora nos encontramos con los usos del plástico para fines sanitarios y no tenemos las alternativas creadas todavía. Es lógico que se haga un paréntesis por la emergencia sanitaria al no haber alternativa, pero eso no implica que el resto de medidas para eliminar el plástico no tengan que continuar. Es fundamental, y creo que la sociedad está muy sensibilizada.
P: Los parámetros de contaminación han disminuido en muchos espacios naturales durante el confinamiento, sin embargo el estado de alarma no ha frenado la grave situación del Mar Menor. Además, parece que las medidas que han llevado a cabo desde las administraciones no terminan de funcionar, ¿por dónde pasa la solución para la mayor laguna litoral de España?
R: Mientras hemos estado confinados los parámetros ambientales han disminuido su nivel. Es para replanteárselo, qué estaremos haciendo mal para que cuando los humanos nos confinamos los indicadores ambientales mejoren. El Mar Menor es un caso muy concreto y muy particular. Es uno de los mares o el mayor de agua salada interna en todo el Mediterráneo, es una auténtica joya ecológica, pero a lo largo de los años la permisividad de las administraciones de todo tipo ha ido permitiendo, primero, que el urbanismo salvaje fuera devorando la línea de costa, y ahora, en los últimos años y alrededor de la laguna, el gran problema del Mar Menor es el aumento de la agricultura intensiva en sus orillas. En su mayoría es agricultura ilegal, que ha ido creciendo mientras todo el mundo miraba para otro lado, y son los nitratos que se utilizan en esta agricultura intensiva los que cuando llegan al lecho de la laguna quitan el oxígeno y lo convierten en un sitio prácticamente abiótico. Además están matando las gallinas de los huevos de oro, porque nadie querrá veranear en esta zona y tendrá impacto en el turismo. Esto no quiere decir que no haya que actuar, es un sitio que tiene una importancia ecológica enorme. Lo primero que hay que hacer es eliminar todos los cultivos ilegales de regadío del entorno; eliminar los vertidos de la laguna; volver a comunicar la laguna del Mar Menor con el mar; poner coto al urbanismo salvaje y regenerar todo el entorno. Aquí hay una responsabilidad política. Hay que denunciarlo claramente. Es un crimen que no se puede permitir, económico y ecológico.
Hay muchas comunidades autónomas que con la excusa de reactivar la economía están apostando otra vez por el ladrillo
P: En los últimos días también se ha desatado la polémica por la aprobación de la construcción de un hotel en la playa de Genoveses, en Cabo de Gata, Reserva de la Biosfera por la UNESCO y Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo por las Naciones Unidas. ¿Cómo se explica que se autorice este proyecto en un lugar así?
R: Es totalmente inexplicable. Tiene que ver con la recuperación económica después del covid. Uno de los grandes riesgos que estamos detectando y denunciando es que hay muchas comunidades autónomas que con la excusa de reactivar la economía están apostando otra vez por el ladrillo y están cambiando y trabajando en legislación ambiental para permitirlo. Varias comunidades autónomas de diferentes signos políticos que están apostando en esta dirección, lo que es una auténtica barbaridad. El caso de Genoveses es tremendo porque Cabo de Gata es uno de los últimos sitios de naturaleza salvaje que quedan en nuestro país. Aquí, aunque lo que se dice es que se va hacer un hotel de bajo impacto, están cambiando unas construcciones de uso agropecuario que es importante que existan, y lo estamos cambiando por turismo cuando España está sobrecargada de estas infraestructuras. No tiene ningún sentido abrir esta vía. La gente que va a esta zona no necesita que haya una infraestructura turística más y sin embargo lo que necesitamos son espacios como Cabo de Gata, que se mantengan vírgenes. Hay que rechazar este camino que han tomado muchas comunidades autónomas. Esta no puede ser la salida; es la dirección contraria.
El único negocio posible en este momento es reconciliarnos con la naturaleza"
P: WWF acaba de publicar un informe sobre los llamados “incendios se sexta generación”. ¿A qué se debe este nombre y cuáles son las principales conclusiones de este estudio?
R: Una de las principales conclusiones es que hasta hace muy pocos años los incendios a nivel mundial eran estacionales y eran controlados. Seguramente debido al aumento de la temperatura, al impacto del cambio climático, estamos viviendo auténticas olas, pandemias de fuego en muchos sitios del planeta. Ahora han empezado los incendios en los bosques de Siberia. En España y en California empiezan también ahora. Luego seguirán en la Amazonía y en África y después continuarán seguramente en Indonesia. Es un ciclo continuo. Primero porque las temperaturas se han extremado y luego, según las zonas del planeta donde miremos, hay razones diferentes. Si miramos a España, como sabes tenemos 11.000 conatos de incendios al año. El gran problema aquí es el abandono del mundo rural. Estamos haciendo que los montes se conviertan en bombas incendiarias y aunque cada vez hay menos incendios son más virulentos. La realidad es que estamos quemando el futuro. Los bosques son nuestros aliados contra el cambio climático; cada árbol es un soldado. Es suicida quemar los bosques. Nosotros estamos trabajando muy intensamente en intentar atajar las causas, en recuperar los bosques que se han quemado, en crear áreas protegidas y en la lucha contra el calentamiento global.
P: Bolsonaro, Trump, Boris Johnson o Putin… Son varios los líderes negacionistas del cambio climático. ¿Qué les diría?
R: Creo que el tiempo y la historia les va a poner en su lugar. Creo que ya está ocurriendo. Pienso que tienen una ceguera increíble en negar la ciencia. Normalmente este tipo de regímenes, sean de un signo o de otro, lo primero que hacen es negar la ciencia, intentar controlar los medios de comunicación y los movimientos sociales, pero negar la ciencia a estas alturas es de una insolidaridad tremenda. Tenemos una década para tomar las decisiones adecuadas y todos los países tienen que hacerlo. Cuando estos líderes, o antilíderes, niegan el cambio climático y frenan todos los procesos que se intentan poner en marcha creo que es un auténtico atentado contra la humanidad. No creo que se les recuerde con letras doradas, sino con letras bastante negras. Ojalá la sociedad reaccione y encontremos líderes mejores con un discurso más acorde a la época. El único negocio posible en este momento es reconciliarnos con la naturaleza, volver a encontrar un equilibrio; esa es la gran aventura que tiene el ser humano. No hay un mayor objetivo en este momento.