Marejada en el Partido Popular contra el juez Ruz, tras sus últimas imputaciones. Unas horas después de la de Ángel Acebes, un histórico de la formación conservadora, ayer se conoció la imputación de José Manuel Molina, ex alcalde de Toledo, por la adjudicación de una contrata de limpieza a cambio de 200.000 euros que supuestamente financiaron una campaña electoral de Dolores Cospedal. La dirigente popular lo ha desmentido con insistencia pero el magistrado vuelve ahora a la carga.
¿Un episodio amortizado?
El caso Gürtel no está muerto. Estaba dormido. El ritmo del titular del juzgado número 5 de la Audiencia Nacional no es de vértigo precisamente pero avanza con paso firme. En el PP se daba por amortizado este episodio sobre la supuesta financiación irregular del partido denunciada por su ex tesorero, Luis Bárcenas, ahora en prisión. Pero se trata de un Guadiana que ha vuelto a emerger.
En las filas populares cunde la inquietud ante el rosario de episodios que les vinculan con la corrupción
En las filas de los populares cunde la inquietud, la preocupación ante el rosario de episodios que les vinculan con la corrupción. Así como las tarjetas negras de Rodrigo Rato son un asunto que no toca directamente al partido sino a uno de sus más destacados personajes, ya en el territorio del pasado, la instrucción de Ruz sobre el caso Bárcenas y la Gürtel se dirige a la línea medular del partido. Acebes y ahora, aunque tangencialmente, Cospedal. Dos secretarios generales, uno de la era Aznar, en efecto. Pero Cospedal es la primera línea del PP. De ahí el revuelo y hasta la indignación que se ha palpado en estas últimas horas.
En bandeja de plata
"Lo de Acebes no se tiene en pie. Su imputación es un exceso, todo se basa en lo que dijo en su día Bárcenas, que está en la cárcel", se quejan los populares. Pero la imputación a Molina, en territorio Cospedal, con sombras de sospecha sobre la financiación de una campaña de la actual mano derecha de Mariano Rajoy en el partido ha hecho saltar las alarmas. Esto son palabras mayores. Se ignora el recorrido de la medida, pero por el momento le basta y le sobra a la oposición para hacer mucho ruido. El líder del PSOE en la comunidad castellano-manchega, Emiliano García Page, ha sido citado como testigo. Y no desperdiciará esta ocasión que el magistrado le brinda en bandeja para cargar con toda su artillería contra la presidenta de la Junta.
Una contrata polémica
La imagen de un PP salpicado, día tras día, por noticias vinculadas a la corrupción, ocurre cuando las organizaciones territoriales trabajan para elaborar las listas de cara a las elecciones municipales y autonómicas. Un momento muy complicado para hacer frente a esta lluvia de malas nuevas. Y para colmo, el magistrado, un hombre laborioso y pertinaz, al decir de sus compañeros, ha dirigido su penúltimo disparo contra el núcleo de Cospedal. Un asunto ya conocido pero que ahora sube de perfil, puesto que hay un imputado. José Manuel Molina, ex alcalde de Toledo, aparece tras la presunta 'mordida' de 200.000 euros abonada por Sufí, del grupo Sacyr, a cambio de una contrata para el servicio de limpiezas de la capital castellano-manchega.
La imagen de un PP salpicado, día tras día, por noticias de corrupción, ocurre cuando las organizaciones territoriales preparan sus listas electorales
Cierto que este nuevo paso de Ruz coincide con la imputación de once empresarios catalanes supuestamente vinculados a los negocios de Jordi Pujol hijo, una iniciativa que toca de lleno en lo que se ha dado en llamar 'la sociedad civil catalana' y que afecta incluso a los ex suegros de Pujol Júnior.
Pero eso no tranquiliza al PP, donde se atisban movimientos raros, y hasta sospechosos, tras la instrucción de Ruz en el caso Gürtel y en la pieza separada sobre Bárcenas. Empieza a cundir la desconfianza y ya hay incluso algún diputado que el miércoles hablaba de 'campaña' de hostigamiento contra la formación en el Gobierno.
Una coincidencia fatídica
La investigación de estos casos se está demorando de forma particularmente extensa. De ahí los nervios. Puede que el juicio de la Gürtel coincida en el tiempo con la campaña electoral de las autonómicas. Esta posibilidad despierta pavor entre los dirigentes del PP. "Lo que nos faltaba. Esto huele mal", aseguraban este miércoles las mencionadas fuentes.
En el partido conservador hay ahora una doble sensación. La de la indignación con los corruptos del partido, casi todos ellos de la etapa anterior a la llegada de Rajoy al poder y la de una cierta sospecha por cómo se están desarrollando los tiempos y los modos de la instrucción. Lo de Acebes se considera una enormidad y lo de la contrata de Toledo, una injusticia.
Y pueden salir más cosas. Ruz, que ocupa plaza de interino en un juzgado que dejó vacante Baltasar Garzón, está a punto de convertirse en una especie de gran inquisidor del PP, al decir de alguno de sus más encendidos militantes. Las órdenes de Génova y de Moncloa son las de mantener la calma y no incurrir en descalificaciones hacia la labor de la Justicia. Pero los casos se amontonan y los titulares no dan tregua. ¿Hasta cuándo?