Los restos del español dos veces propuesto al Nobel de la Paz Rafael Altamira y de su esposa, Pilar Redondo, han sido exhumados este viernes en el cementerio de la Ciudad de México para comenzar a ser repatriados hacia la localidad alicantina de El Campello, donde el también jurista vivió hasta su adolescencia.
En el cuartel número 3 de la fosa 371, ubicada en el Panteón Español del camposanto de la Ciudad de México, se han recuperado los restos del exiliado de la dictadura española de Francisco Franco durante un acto solemne al que asistió el canciller del Consulado de España en México, Juan García Roig.
En esta primera fase de la repatriación han sido extraídos los restos de Rafael Altamira (Alicante, 1866- México, 1951) del interior de una cripta que contenía una bóveda dividida por dos gavetas, en cuya parte inferior se localizó al humanista, historiador, americanista, pedagogo, jurista, crítico literario y escritor, y en la superior a su esposa, Pilar Redondo Tegerina (León, 1866-México, 1957), que fue exhumada en segundo lugar.
Posteriormente, los restos se depositaron en dos diferentes ataúdes, ambos protegidos con cápsulas de zinc para “su resguardo y mantenimiento” en el proceso de traslado en avión desde México a Madrid este fin de semana, según ha asegurado el gerente de la funeraria operaciones de Gayosso, Héctor Santoyo.
Colaboración de la Generalitat, Ayuntamiento, Diputación y la familia para la exhumación
El proceso de exhumación y repatriación de los restos de Rafael Altamira y Pilar Redondo arrancó en 2022 gracias a la unión entre la Generalitat Valenciana, la Diputación, el Ayuntamiento de El Campello y los descendientes de la familia Altamira.
Esta repatriación también responde a una entrevista concedida al diario 'El Día', el 2 de mayo de 1935, en la que Altamira declaró: "Cuando se me aparte de la vida oficial, me retiraré al rincón de mis amores más gratos: al Campello".
De esta manera, el Gobierno valenciano destinó una subvención directa de 60.000 euros de la línea presupuestaria 'Promoción y fomento de actividades de interés público, sociocultural, económico o humanitario de la Comunitat Valenciana', de Presidencia de la Generalitat, para ese fin.
Altamira falleció en 1951 y seis años más tarde su mujer, y en vida destacó por su labor a favor del diálogo, la educación y la democracia, aptitudes por las que fue propuesto en dos ocasiones al Premio Nobel de la Paz, en 1933 y en 1951.
Uno de los diez jueces del Tribunal Permanente de Justicia Internacional
Su llegada y defunción en México estuvo marcada por el estallido de la Guerra Civil española, periodo en el que fue detenido tras intentar huir del país, a pesar de poseer inmunidad diplomática. Posteriormente llegó a los Países Bajos, pero la invasión de Alemania en 1940 le empujó a refugiarse en la ciudad francesa de Bayona.
El escritor permaneció cuatro años en Francia y después fue invitado por la Fundación Carnegie a dar clases en la Universidad de Columbia (Nueva York), aunque un inesperado accidente de rotura de la cadera lo obligó a instalarse en México, donde también estaban exiliadas sus dos hijas: Pilar y Nela.
Dentro de su trabajo humanista resaltó su nombramiento como uno de los diez jueces titulares del Tribunal Permanente de Justicia Internacional, que posteriormente se constituiría en el Tribunal Internacional de La Haya, en el cual fue reelegido durante mandatos consecutivos desde 1921 hasta 1940.
Ahora, después de más de siete décadas, los restos ya exhumados de Rafael Altamira se encontrarán próximamente en El Campello, su municipio de origen y al que su familia sigue estrechamente vinculado.
El alcalde de El Campello: 'Lo hemos conseguido'
"Lo hemos conseguido", ha destacado el alcalde de El Campello, Juanjo Berenguer, en torno al "largo y farragoso" proceso hasta conseguir materializar el viaje de vuelta de Rafael Altamira y Pilar Redondo, unos trámites en los que "se ha implicado mucha gente, de aquí y de allá".
Según el alcalde, "han sido 34 meses de arduo trabajo pero se ha conseguido felizmente, y el matrimonio descansará para siempre en el Cementerio Municipal de El Campello, en el interior de un monumento funerario que el Ayuntamiento comenzará en breve a construir", muy cerca de donde reposan los restos de los padres y abuelos del escritor y jurista.