"Estimada Agathe..." Con estas palabras iniciaba Luis Bárcenas la carta que envió el 17 de abril de 2010 a su gestora en el LGT Bank, Agathe Stimoli, para comunicarle que "esta semana he decidido dejar mis funciones en el Senado" y que, por tanto, a partir de ese momento la investigación contra él por el caso Gürtel iba a ser dirigida por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y no por el Supremo, como lo era hasta entonces por su condición de aforado. En la misiva, de cuatro párrafos de extensión, el dirigente del PP anunciaba a la empleada de la entidad financiera que "ante la injusticia de esta persecución política, he tomado esta decisión para poder protegerme legalmente en todos los órdenes jurisdiccionales que permite la legilsación española". De este modo, Bárcenas presentaba su renuncia al escaño en la Cámara Alta como una decisión personal y no como resultado de las presiones que sufrió dentro de su partido para que abandonase.
Bárcenas también comunicaba a la gestora del LGT Bank que "ante la eventualidad de que llegase una comisión rogatoria ante las autoridades helvéticas y tu banco se viese en la obligación de comunicar mi situación patrimonial allí", había tomado la decisión de contratar un bufete de abogados de Ginebra. En concreto, eligió el de Poncet, Turrettini, Amadruz, Neyroud & Associes,"con objeto de que defienda ante las autoridades de tu país que el origen de los activos que mantengo con vuestra entidad es muy anterior al periodo en el que se me están imputado los cargos de no declaración de ingresos en España". De este modo, el extesorero del PP reducía las acusaciones que ya entonces había contra él a un simple problema fiscal referido a los años 2002 y 2003, y evitaba mencionar al banco que las pesquisas eran por corrupción.
Cuatro recursos ante la justicia suiza
Bárcenas incluso detallaba en el texto a su interlocutora el nombre del letrado concreto de este bufete que llevaría personalmente su caso, Carlo Lombardini. Un letrado que, dos años después, conseguiría retrasar durante más de nueve meses la entrega a la Audiencia Nacional de la documentación sobre la primera cuenta suiza de Bárcenas que se conoció, la que llegó a atesorar 22 millones de euros. Entre enero de 2012 y octubre del mismo año, el despacho de abogados contratado por el extesorero presentó hasta cuatro recursos ante diferentes instancias judiciales suizas para evitar que la documentación llegara a España. Finalmente no lo pudo evitar. A finales de ese año, seis tomos de papeles llegaron al juzgado de Pablo Ruz.
El extesorero del PP contrató los servicios de un bufete de abogados de Ginebra para defender "mis intereses y honorabilidad en el caso de que fuera necesario"
Precisamente, el político del PP también solicitaba en la carta a su gestora que facilitase a partir de ese momento a su abogado "la información necesaria para que en su caso, realice la defensa de forma lo más diligente posible" y le anunciaba que ya le había enviado "los poderes de representación ante juicios y entidades financieras" necesarios para que pudiese actuar en su nombre ante ellos. Asímismo, le "rogaba" que comunicase a la asesoría jurídica del banco "el nombre de mi representante legal en tu país a los efectos de iniciar la defensa legal de mis intereses y honorabilidad en el caso de que fuese necesario". Bárcenas, se despidía con un "sin otro particular, te envío un abrazo". Debajo, su firma.
La carta, que iba a compañada de una copia del texto en inglés, fue recibida por el banco días después y, sobre el original, la gestora anotó el número de cuenta que en ese momento tenía Bárcenas en la entidad, la número 84025657, así como el titular de la misma, la empresa uruguaya Tesedul. Asimismo, Agathe Stimoli reflejó que el original de la misma se lo envió a uno de sus superiores, Oliver Neumann el 26 de abril, es decir, nueve días después de la fecha que venía fechada la carta.