Durante ocho años consecutivos, Mariano Rajoy acudió a la clausura del Campus FAES con dos espinas clavadas, la de no haber ganado las elecciones de 2004 ni de 2008. En cambio, a la clausura de hoy acudirá por vez primera en calidad de presidente del Gobierno y con todas las "bendiciones" de su antecesor popular en el cargo, José María Aznar. El ex jefe del Ejecutivo ha decidido actuar como perfecto anfitrión, sin interferir y con perfil bajo para dejar todo el protagonismo al Gobierno. Fuentes de su entorno aseguran que lo único que quiera ahora es "ayudar" y se pierde el tiempo si se buscan dobles o terceras lecturas al discurso, breve, que pronuncie.
Se tratará de una alocución de presentación no sujeta a interpretaciones. Ya lo dejó claro durante la inauguración del Campus, el pasado viernes 29 de junio, en presencia de la secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, al afirmar que "no hay mejor manera de servir a España que ayudar al Gobierno sin reserva" y "ahora nuestro sentido de la responsabilidad ha de manifestarse en una disposición permanente a la ayuda".
Este buen ambiente ya se inauguró hace un año, en el VIII Campus, cuando mostró su convencimiento de que Rajoy llegaría a no mucho tardar a la Moncloa. "Hoy casi nadie duda ya de que tenemos aquí a quien va a ser el próximo presidente del Gobierno de España", dijo para recordar a continuación que habían sido muchos los que habían pasado por FAES y elegidos luego presidentes de su país y recordó el caso de Nicolás Sarkozy; del colombiano Juan Manuel Santos; del portugués Pedro Passos y del chileno Sebastián Piñera.
Pero no siempre ha sido así. Rajoy ha acudido a clausura el curso de verano de la Fundación presidida por Aznar incluso en los peores momentos de sus relaciones, sin faltar ni una sola vez a la cita, aún sabiendo que, en muchos momentos, su figura esta fuertemente cuestionada.
Rajoy ha acudido siempre a clausurar los Campus de FAES incluso en los peores momentos de sus relaciones con Aznar, como ocurrió en 2008
No fue fácil en julio de 2008, con Rajoy recién reelegido presidente nacional del PP tras su segunda derrota electoral. Todavía resonaba en los oídos de muchos dirigentes populares las puyas que Aznar le lanzó durante su discurso en el XVI congreso nacional, que se celebró en Valencia. "Nuestro objetivo no es heredar a la izquierda, sino ganarle en las urnas". "Para ganar, habrá que sumar nuestros aciertos a los errores del contrario. Y a su demagogia, deberemos enfrentar nuestro liderazgo". "Nosotros tenemos que ser el partido en el que confíe la mayoría de los españoles. No el partido que gustaría a nuestros adversarios". "Tenemos que ser una alternativa creíble frente al socialismo. No una alternativa a nosotros mismos". "Un partido que dé a fondo las batallas, que no eluda las discusiones. Para ganar, hay que bajar al terreno de juego y pelear cada balón". "Yo espero que estemos a la altura. Que no les fallemos ni a nuestros militantes, ni a nuestros votantes, ni al conjunto de los españoles". "Por eso es tan importante que de este congreso salgamos con la determinación de que la sociedad española siga reconociendo en el Partido Popular a un partido de gobierno capaz de defender de manera coherente y firme su proyecto. Un partido decidido a articular una nueva mayoría de Gobierno", son algunas de las "perlas" que dedicó a su sucesor. Ahora las relaciones son buenas aunque tampoco mantienen contacto habitual.
Ahora se han intercambiado los papeles. Rajoy es presidente, aunque, eso sí, en una de las peores crisis económicas por las que atraviesa nuestro país. Es previsible que dé alguna pista sobre sus pasos inmediatos, sobre las reformas pendientes, aunque lo más probable es que no clarifique ninguna de éstas hasta su comparecencia parlamentaria el día 11 para explicar los acuerdos del último Consejo Europeo.