"Me comí su hígado acompañado de habas y un buen Chianti", dice Hannibal Lecter, el personaje caníbal de 'El silencio de los corderos'. Las mentes criminales despiertan todo nuestro interés porque no conseguimos comprenderlas, y el cine se aprovecha de ello. Pero al margen de la gran pantalla, las televisiones se empeñan en mostrarnos con cierta frecuencia los asesinatos más atroces. Actos que hacen dudar de la esperanza en la humanidad.
La última noticia en saltar a la palestra ha sido el caso de Noelia de Mingo, que ha vuelto a apuñalar a dos personas cuatro años después de su puesta en libertad condicional. Había pasado 14 años en un centro psiquiátrico. ¿Qué tipo de criminal es Noelia de Mingo? ¿Tiene algo en común con los asesinos en serie que pueblan las películas y series de televisión?
La criminológa Paz Velasco, autora de 'Criminalmente: La criminología como ciencia', explica que se trata de una persona con esquizofrenia paranoide. Es decir, en este caso la asesina sí que tiene una patología mental. "Tiene un trastorno mental que hace que cuando aparece un brote psicótico, se produce una ruptura temporal con la realidad y aparecen delirios de persecución. Ella cree que la están persiguiendo y se convierte en una persona peligrosa".
Noelia de Mingo, misma patología que el genio John Forbes Nash
Que este sea el caso de Noelia de Mingo no significa que lo habitual sea que las personas con trastornos mentales sean criminales. Todo lo contrario. Es mucho más habitual la criminalidad en personas sanas mentalmente. Como explica el psiquiatra José Luis Pedreira, "se está más seguro paseando en un centro psiquiátrico que en El Retiro". Velasco apunta: "Cualquier persona que tenga este trastorno mental puede tener una vida absolutamente normal. La película 'Una mente maravillosa' cuenta el caso de John Forbes Nash, matemático brillante que tuvo esta patología. Como era científico lo supo encaminar dándose cuenta de que todo pasaba por su cabeza".
Lo que llama la atención de la criminóloga es que, cuando trabajaba como doctora en la Fundación Jiménez Díaz, donde mató a tres personas, sus propios compañeros de trabajo la oían hablando cuando no había nadie en la habitación o trabajando con el ordenador apagado. "Noelia no estaba en condiciones psíquicas para llevar a cabo su función, no entiendo por qué no se valoró el riesgo que suponía tener a una persona así en un hospital". Terminó atacando a personas como parte de su delirio.
¿Prisión incondicional?
Para Velasco, la solución en un caso como este no pasa por tener encerrada a la culpable toda la vida. "Cuando Noelia de Mingo queda en libertad en 2017, sus hermanos no pueden hacerse cargo de ella, lo hace su madre, que era muy mayor. Este dato es importante. Todos los informes por parte de psiquiatras y médicos forenses decían que tenía su psicosis latente, dormida. Cómo actuaba en su entorno, es lo que me pregunto, o con su madre. Con el tratamiento y la vigilancia adecuada, podría haber hecho vida normal".
Ángeles de la muerte
En Criminología se considera ángel de la muerte a personas que utilizan el hospital conscientemente para cometer crímenes. No es el caso de Noelia de Mingo, como explica Velasco, porque ella no era consciente de sus actos, sino que estaba bajo el influjo del delirio. La mayoría de los ángeles de la muerte muestra un perfil psicópata, que no es una enfermedad mental, sino un trastorno de la personalidad.
"Un ángel de la muerte es un asesino en serie que utiliza el hospital para matar a sus pacientes. Los ángeles de la muerte matan conscientemente y quieren hacerlo. Lo hacen por alguna de estas cuatro razones":
- Demostrar lo capacitadas que están para ejercer su profesión, y recibir atención y reconocimiento por parte de terceros. Llevan casi a la muerte a un paciente y luego lo salvan.
- Homicidio por compasión. Estas personas sienten compasión por las personas que matan. Está dirigido a acabar con su sufrimiento.
- Matan porque creen que tienen el poder y el control sobre la vida o la muerte: quieren ser Dios.
- El placer sádico por saber que matas y que nadie más lo sabe.
En Barcelona, el celador de Olot mató a 11 ancianos por "compasión". Aunque les hacía sufrir de manera terrible, haciéndoles beber productos detergentes por la garganta. El médico inglés Harold Sipman que mató a más de doscientas, es otro ejemplo. "Son casos claros de psicopatía", afirma la especialista.
Psicópatas
La psicopatía "es una forma de ser que se caracteriza por la falta de empatía y la capacidad de manipulación". Como muestra de que la psicopatía no es un trastorno mental, los asesinos psicópatas acaban en una prisión común, no psiquiátrica.
Recientemente, Patrick Nogueira, que asesinó y descuartizó a sus tíos y primos, intentó hacerse pasar por esquizofrénico (como Noelia de Mingo) alegando en el juicio que unas voces le condujeron al crimen. "Su intención era que lo internasen en un centro psiquiátrico, donde viviría mejor que en la cárcel".
La patología mental se puede tratar, "pero quien es psicópata, nace y muere psicópata. Es un rasgo de personalidad". Sin embargo, no todos los psicópatas se vuelven asesinos, solo una minoría. "Hay psicópatas que no van a matar nunca. Los cirujanos y los cirujanos plásticos tienen una serie de características que les hacen ser buenos puestos para los psicópatas. Muchos políticos y empresarios también son psicópatas y nunca asesinarán a nadie".