Política

De Burlada a la filtración del coronavirus: así fue la guerra entre Cerdán y Ábalos cuando Koldo cambió de bando

Santos Cerdán trajo a Koldo García a Madrid, pero el acusado por la trama de mascarillas se pasó al bando de José Luis Ábalos cuando estalló la guerra entre ambos por el control el del PSOE

  • Pedro Sánchez, José Luis Á balos, Santos Cerdán, Adriana Lastra y Cristina Narbona en una reunión de la ejecutiva del PSOE. -

Santos Cerdán estuvo diez días ingresado en la Clínica de Navarra, en Pamplona, en el estallido de la pandemia de covid-19 en 2020. El actual número tres del PSOE estuvo muy grave. Y su hospitalización creó cierta polémica por tratarse del centro sanitario privado más conocido del país. La filtración del caso se atribuyó Koldo García Izaguirre, según le cuentan fuentes socialistas a Vozpópuli.

Aquel episodio marcó el inicio de la guerra que enfrentó a Cerdán con José Luis Ábalos por el poder territorial del PSOE. Y Koldo, que como es sabido venía de Navarra y de la mano de Cerdán, traicionó a su valedor en Madrid y se pasó con armas y bagajes al bando de quien se lo había dado todo en el Ministerio: Ábalos.

El ex ministro trata ahora de eludir cualquier responsabilidad o conocimiento de las graves acusaciones contra su asistente. A Koldo García se sitúa en la cúspide de una organización que cobró comisiones ilegales en la compra de mascarillas durante la peor época de la pandemia. Y todo apunta a que las mascarillas son sólo la punta del iceberg.

“Cerdán se llevó un jetas a Madrid y él (Koldo) hizo lo único que sabe hacer: chupar la sangre del prójimo”, dicen estas fuentes.

El mitin de Burlada

Uno de los encuentros más importantes de este grupo tuvo lugar en Burlada, un municipio a las afueras de Pamplona, al que Pedro Sánchez acudió a presentar su candidatura a las primarias socialistas del 2017. Cerdán se significó rápidamente por su apoyo a Sánchez. Y eso era algo muy raro en aquel tiempo. Conviene recordar que el aparato del PSOE se puso en su mayoría al servicio de Susana Díaz.

Que el secretario de Organización de la federación navarra estuviera del lado de Sánchez permitía al candidato un acceso a los resortes del partido que se le negaba en casi todos los territorios. Ábalos era un veterano diputado valenciano que vagaba sin pena ni gloria por el Congreso, lejos de cualquier centro de poder y sin protección de su barón Ximo Puig. Pero Puig estaba con Díaz y Ábalos se posicionó con Sánchez desde el principio.

Cerdán fue el que presentó a Koldo y Ábalos. También lo conocía Sánchez. Lo recordó en su libro 'Manual de Resistencia' (Península, 2019) con la protección de los famosos avales. Cerdán había sido concejal de su pueblo, Milagro. Y Koldo, edil en Huarte. Si en Navarra se conoce todo el mundo, el PSN es una familia.

Cuando Sánchez se impuso en las primarias, Ábalos y Cerdán entraron directamente al núcleo duro del secretario general. El navarro como subalterno del valenciano –el cargo era coordinador- para controlar un partido roto por la mitad.

Cerdán trajo a Koldo a Madrid

Cerdán se trajo a Koldo a Madrid como ayudante. Y Ábalos, Cerdán y Koldo formaron un triunvirato al frente de la secretaría de Organización. Cerdán estaba en Madrid de lunes a jueves. El fin de semana, dicen estas fuentes, favoreció que la amistad de Ábalos y Koldo fuera a más. Inquebrantable.

Todo fue más o menos como la seda hasta la moción de censura. Ábalos asumió Transportes (Fomento), que es un Ministerio muy de secretario de Organización porque te permite viajar por el territorio. Y se llevó a Koldo con él. Y entonces empezaron los problemas.

La exigencia del Gobierno, con una pandemia mundial encima, provocó que Cerdán fuera conquistando espacios de poder en el PSOE. Y a Ábalos no le gustó demasiado. Hizo tándem con Adriana Lastra, entonces mano derecha de Sánchez. A ninguno de los dos les gustaba Cerdán.  

Pero le subestimaron. No daban un duro por él. Sin embargo, Cerdán iba poco a poco convenciendo a Sánchez por su entrega y lealtad. Fue el primero en respaldar la apertura a los acuerdos con EH Bildu, que habían sido una línea roja histórica para el socialismo. Y Ábalos empezaba acumular informes negativos encima de la mesa del presidente. En muchos de ellos aparecía también Koldo. Se habla mucho de las juergas, explican estas fuentes, pero había colocaciones de amigos y familiares aquí y allá; de uno y de otro. La esposa de su asesor logró un puesto de ayudante de secretaria. Y así todo.

Iván Redondo, entonces todopoderoso director de Gabinete de la Presidencia, no comulgaba con el estilo del hombre fuerte del partido. Y al partido, al que Ábalos representaba, no le hacía ninguna gracia la omnipresencia de una figura externa como la de Redondo.

Sánchez, entre Ábalos y Cerdán

Y llegaron los problemas. El choque entre Cerdán y Ábalos se hizo tan evidente que ninguno lo ocultaba. Koldo tomó partido por su nuevo jefe, que era Ábalos, y no por la persona que le había traído a Madrid. No dudó en apoyar a Ábalos hasta el final, hasta el avión de Delcy Rodríguez en el aeropuerto si era necesario.

Los problemas empezaron a acumularse para Ábalos cuando Vozpópuli desveló el caso Delcy y el contrato de las mascarillas que ha culminado con una veintena de detenidos. Las cosas no marchaban mejor en el partido, donde Cerdán se hacía poco a poco con los mandos sin que Lastra y Ábalos pudieron frenarlo.

Del entorno de Koldo, dicen en el PSOE, salió la información de la Clínica de Navarra de Cerdán. Y Koldo aparecía de repente como consejero de Renfe. Sánchez cortó por lo sano en la crisis del Gobierno del verano del 2021. Cayeron todos menos Cerdán, que sigue en Ferraz o Waterloo contra viento y marea.

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