Este martes aterriza en la Mesa del Congreso de los Diputados el enésimo órdago de Carles Puigdemont a Pedro Sánchez. Esta vez, en forma de una proposición no de ley que insta al presidente del Gobierno a someterse a una cuestión de confianza para acreditar que, aún hoy, cuenta con la mayoría que le permitió seguir en el poder tras perder las elecciones el 23-J. La de Junts es una maniobra sin precedentes en democracia que -como publicó ayer este diario- ha recibido el visto bueno de los letrados de la Cámara. No obstante, podría quedarse en un cajón, si PSOE y Sumar deciden vetarla. De hecho, tienen margen para hacerlo. La incógnita está en el aire.
Horas antes de que se reúna el órgano parlamentario que estudiará si la iniciativa sigue su curso (o no), la previsión del PP es inequívoca: "El Gobierno [que, de facto, es el que controla el Congreso] aceptará su calificación". El motivo: que el expresident fugado de la Justicia amenaza con romper con el PSOE si no se tramita. Y las relaciones del Ejecutivo con sus socios no atraviesan por el mejor momento. El pasado viernes, una comitiva socialista fue en peregrinación a Suiza en busca de una reconciliación. No hubo manera. Puigdemont, árbitro de la legislatura, se siente agraviado porque el saldo que pactó para hacer presidente a Sánchez está "en números rojos". Y dice que está dispuesto, esta vez sí, a dinamitar la maltrecha estabilidad del Gobierno.
Así que su carta de Navidad a la Moncloa es sencilla: si Sánchez quiere que los siete diputados de Junts mantengan prietas las filas, primero debe someterse a una cuestión de confianza. Al menos, la exigencia -para salvar los muebles- es que su proposición no de ley se mantenga viva en el Congreso hasta el último paso. Todo se resolverá este martes, para cuando el expresidente catalán, por cierto, tiene previsto un regreso estelar a la cadena pública de su comunidad: a las diez de la noche ofrecerá una entrevista en directo en TV3.
Los representantes del PP en la Mesa, según confirman fuentes de la formación a Vozpópuli, no van a poner impedimento para que prospere el texto registrado por el grupo independentista. En el fondo, el primer interesado en que Sánchez se someta al examen del Congreso para testar el estado de los apoyos con los que cuenta, es Alberto Núñez Feijóo. Aunque su anhelo último es que se celebren elecciones anticipadas en España. Así lo admitió ayer mismo, durante su discurso ante el último Comité Ejecutivo Nacional de su partido en este 2024: "Hay una España que espera ser consultada sobre todos los desmanes".
Todos los dirigentes populares consultados por este diario coinciden en que el Gobierno aceptará que la moción se tramite. Otra cosa es que, llegado el momento, Sánchez tenga en cuenta el resultado de la votación, que podría acabar en victoria para Junts, porque el PP está decidido a apoyarla. Vox todavía no ha tomado una decisión. La percepción en las filas de Génova es que Sánchez hará oídos sordos a la propuesta y, sea cual sea el desenlace, no se someterá a una cuestión de confianza. Es más, en la dirección popular creen que más pronto que tarde PSOE y Junts habrán encauzado las relaciones.
La foto de Puigdemont y Sánchez
Ante el rumor creciente de una foto de Sánchez con Puigdemont antes de Navidad como receta al mal de amores que sufren los dos partidos, en Génova ironizan: "Si Puigdemont le dice a Sánchez que a cambio de los Presupuestos pose para él como la Duquesa de Alba hizo para Goya, lo hace".
Lo que está fuera de toda duda en Génova es que Sánchez, como siempre, a última hora, logrará amarrar los siete votos de Junts para continuar con la legislatura. Aunque el PP, consciente de la inestabilidad presente, se ha puesto al quite para lleva a los independentistas catalanes a su terreno. Como publicó Vozpópuli, se ha establecido una línea directa en el Congreso entre el grupo popular y el de Junts para alumbrar iniciativas en el terreno económico. Esta semana, los populares despliegan en el Senado toda una artillería de enmiendas al plan fiscal del Gobierno para que en su vuelta a la Cámara Baja Junts pueda dar el visto bueno y propinar así otra derrota al Ejecutivo.