El PSOE elude aclarar si Pedro Sánchez declarará como testigo e insinúa que el juez Peinado prevarica

El PSOE elude aclarar si Pedro Sánchez declarará como testigo en la investigación judicial que afecta a su mujer, Begoña Gómez, e insinúa que el juez Juan Carlos Peinado prevarica por investigarla. Ferraz considera a Gómez víctima de una "investigación prospectiva" que, critica, "está prohibida por la doctrina y la jurisprudencia". Los socialistas reiteran que "no hay caso" y aseguran que el presidente está "analizando" la situación que se ha abierto este lunes con su equipo. "Ante la nada, nada hay que decir", ha dicho el portavoz en el Congreso, Patxi López.

El exlehendakari y expresidente del Congreso ha repetido el mantra argumental del PSOE desde que estalló el caso: se ha agarrado a los dos informes de la UCO que exoneran a Gómez; al criterio de la Fiscalía, que tampoco la acusa de nada, y a las declaraciones de los testigos. Eso sí, López ha acusado al juez Juan Carlos Peinado: "Habrá que preguntarle por qué se le investiga".

Sánchez está citado el próximo 30 de julio, cuando un equipo del juzgado, incluido el togado, se desplazará al Palacio de la Moncloa. Conviene recordar que la ley exime de tener que comparecer en sede judicial al presidente del Ejecutivo y sus ministros, así como a los presidentes del Congreso y del Senado, al presidente del Tribunal Constitucional, del CGPJ, al fiscal general del Estado y a los presidentes de las comunidades autónomas.

Además, se les permite responder a las preguntas o bien desde su despacho oficial o bien por escrito (modalidad esta última que emplearon los ministros Félix Bolaños, Margarita Robles o Fernando Grande-Marlaska, en su comparecencia por en el caso Pegasus). Fuentes socialistas aseguran que el núcleo duro del presidente está barajando opciones. Estas mismas fuentes no aclaran si el letrado del presidente es el exministro socialista Antonio Camacho, el mismo que el de su mujer.

En la providencia, el juez Juan Carlos Peinado explica que se considera "útil y pertinente" tomar declaración "al esposo de la investigada" para indagar "la posible concurrencia del elemento normativo de la influencia", en relación al presunto delito de tráfico de influencias. El juez alude en concreto tanto a las declaraciones testificales prestadas hasta el momento como a la documental que obra en el sumario.

La sensación que atraviesa al PSOE, especialmente entre algunos dirigentes, es de desconcierto puro y duro. No se entiende bien que Begoña Gómez se acogiera a su derecho a no declarar este viernes. Tampoco que la Universidad Complutense, centro que acogió la cátedra de la mujer del presidente, haya pasado de defender a Gómez a pedirle al juez Juan Carlos Peinado que la investigue por supuesta apropiación indebida, porque se percibe como un ángulo oscuro.

De la misma manera, no se comprende que el PSOE no haya sido capaz de explicar, al menos convincentemente, por qué y en calidad de qué Begoña Gómez se vio en el Palacio de La Moncloa en ocho ocasiones con el empresario y socio suyo Carlos Barrabés -y en dos de ellas con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez-. Toda explicación de fuentes de la ejecutiva del partido se resume a que los tres "se conocen".

Desde que estalló la crisis de Begoña Gómez, hay sectores del PSOE que están preocupados por la posibilidad de que el presidente cierre su etapa envuelto en esta maraña y arrastre a su familia, a la que ya ha utilizado políticamente, tras sus "muchas virtudes". Las fuentes consultadas comparten el diagnóstico: la presidencia de Sánchez ha sido positiva en numerosos aspectos. Por eso, no merece un final así (si es que este, en efecto, termina siendo su final).