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El restaurante de España que solo se puede acceder con contraseña

Un restaurante secreto solo disponible para unos pequeños privilegiados que conocen los aposentos y la grandiosidad del lugar

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Un restaurante al que solo se puede acceder con una contraseña. No tiene puertas, no está abierto a todos los públicos, un lugar secreto, solo disponible para unos pequeños privilegiados que conocen los aposentos y la grandiosidad del lugar. Una nueva forma de llamar a la clientela, de dar un servicio premium que engatusa a muchos. Pero: ¿Cómo se sabe su ubicación? Esa es la gracia del lugar, que todo es un misterio. No sabe casi nada del menú, no se sabe la calle en la que está y los únicos que conocen los secretos que esconden son aquellos que reservan con antelación. Eso sí, aunque tengas el código, no podrás volver a entrar con el mismo.

Una idea extravagante que, cuanto menos, es innovadora e interesante. Las dos palabras que más se utilizan en la gastronomía actual. Ya no solo vale con dar un buen servicio, con dar unos platos con un sabor penetrante, sino que tienes que conseguir algo diferente. Los hosteleros se pasan horas y horas dándole vueltas para dar con la nueva idea de restaurante que signifique un punto y aparte dentro de los restaurantes con cierto caché. El problema es que solo unos pocos privilegiados son capaces dar con la tecla. A continuación, te contamos la historia del restaurante al que solo se puede acceder con una contraseña.

Calling Room, el restaurante de la contraseña

En pleno centro de Zaragoza se encuentra Callig Room, el bar que para acceder un hombre te preguntará por la contraseña. ¿Una idea totalmente nueva? Pues no. La inspiración viene de lo que se conocen como speakeasy, una modalidad de bar que tuvo su origen en Nueva York, como no, y al que se acudía como un lugar clandestino donde vendían alcohol durante la Ley Seca. Zonas que se caracterizaban por saltarse las leyes y como una vía de escape para aquellos que tenían mono de una buena cerveza o de una copa de vino.

Si mezclamos el vanguardismo de la actualidad, con los bares clandestinos de principios del siglo XX, tienes como resultado el Calling Room. La premisa es muy sencilla: lograr un restaurante donde reine la privacidad, donde se seleccione la gente que acude y que se quede en el anonimato generando esa intriga que tanto gusta. Estos bares a puerta cerrada se implementaron en Londres, los pioneros en esta categoría. Al ver el éxito y las críticas tan positivas que estaba cosechando, Roland López, la mente pensante detrás del proyecto, decidió apostar todo lo que tenía en crear un restaurante privado. Y le salió a las mil maravillas.

El entrar en el lugar es toda una experiencia. La música clásica que se escucha de fondo evoca a que estás entrando en un sitio premium, todo esto acompañado de sillones, sofás y teléfonos sacados del siglo pasado. Sus propietarios aseguran que esta es la estética que querían dar al local, como si fuera un casoplón de aristócratas británicos.

Lo mejor de todo es que sus aposentos solo es el preámbulo, la portada del libro. Todo lo que se sirve está mimado y cuidado hasta el más mínimo detalle. Hielos perfectamente cuadrados, servilletas bordadas con las iniciales del bar, una comida digna de estrella Michelín... Todo lo que te puedas imaginar lo vas a encontrar en este restaurante. Por tanto, si quieres vivir toda una experiencia gourmet a un precio razonable, te recomendamos que acudas a Calling Room, el restaurante al que solo se puede acceder con contraseña.

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