La cocina contemporánea nos ha traído un sinfín nuevos ingredientes con los que superar retos culinarios creando nuevas texturas, productos exóticos que se han fusionado con nuestra gastronomía y técnicas sofisticadas que han mejorado sustancialmente la calidad final de un plato. Por si eso fuera poco, alguien apuntó que las emociones jugaban un papel fundamental en la cocina moderna, y que eso tendría que quedar reflejado a la hora de darle un nombre a esta nueva nueva cocina (recordemos que la “nouvelle cuisine” ya se la habían pedido los franceses allá por los 70). Con más o menos fortuna, el nombre aceptado fue el de “cocina tecnoemocional” y, aunque el término no se usa mucho, dejó grabado en el subconsciente que las emociones eran parte de la nueva ecuación culinaria.