Después de la exitosa misión de rescate en Afganistán, la ministra de Defensa, Margarita Robles, planea cerrar en breve la renovación de la cúpula militar que heredó de María Dolores de Cospedal hace tres años. Los relevos afectarán previsiblemente a los dos puestos que se arrastran desde la etapa del Gobierno de Rajoy: los del jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, teniente general Francisco Javier Varela, y del Ejército del Aire, teniente general Javier Salto, según desvelan fuentes militares a Vozpópuli.
Robles ya procedió en enero de 2020 a sustituir al entonces jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), Fernando Alejandre, por Miguel Ángel Villarroya, pero este último dimitió un año después -el pasado mes de enero- a raíz de su polémica vacunación contra el coronavirus. Aquella salida llevó a Robles a elegir al entonces jefe del Estado Mayor de la Armada, Teodoro López Calderón, como nuevo Jemad y la vacante al frente de la Marina la ocupó el almirante Antonio Martorell.
Los nuevos nombramientos al frente de Tierra y Aire se producirán este mes de septiembre, en opinión de las citadas fuentes, una vez que va remitiendo la quinta ola de la covid-19. Además, el país se encamina a otra fase en la lucha contra la pandemia sin las restricciones que empezaron hace año y medio y acercándose al 80% de la población vacunada. Robles siempre dejó claro que no llevaría a cabo ningún cambio de calado en la cúpula de los ejércitos mientras hubiese estado de alarma y no se hubiese dejado atrás lo peor del coronavirus.
Varela ha comentado a sus más allegados que confía en presidir este año el aniversario de La Legión, el próximo lunes 20 de septiembre, ya que el centenario del año pasado quedó muy desdibujado por culpa del coronavirus y después de que no haya salido adelante durante su mandato la concesión de la Laureada a este cuerpo militar, así que Robles podría llevar los cambios de la cúpula al Consejo de Ministros del día siguiente o en la reunión del 28 de septiembre.
El caso del jefe del Ejército de Tierra es muy curioso. Fue elegido por Cospedal en marzo de 2017 cuando le quedaba unos meses para llegar a los 65 años. Y se marchará ahora después de más de cuatro años en el Palacio de Buenavista y cumplidos los 69 años a mediados del pasado mes agosto, una edad atípica dentro de la OTAN para dirigir uno de los ejércitos.
Las citadas fuentes no recuerdan a un jefe de Tierra que ceda el testigo con esa edad en el período democrático y habría que remontarse a alguno de los generales más próximos a Franco -por ejemplo Agustín Muñoz Grandes, que fue jefe del Alto Estado Mayor hasta su muerte- para encontrar un precedente parecido al de Varela.
En cuanto a Salto, su salida se producirá tras el elogiado puente aéreo para sacar personas de Afganistán pero sin poder revertir los problemas de presupuesto que el Ejército del Aire arrastra con los últimos gobiernos. En la última década se ha producido un tijeretazo del 37,5% en su asignación.
Ese es el puzle que el Ejército del Aire trata de encajar como buenamente puede ya que los recortes ponen en riesgo sus capacidades operativas y los mandos se las ingenian para cumplir con una agenda de compromisos a la que no paran de sumarse nuevos retos... y nuevas amenazas. Todo ello con una flota de aeronaves que en muchos casos roza la obsolescencia.
La necesidad de nuevos fondos y de programas completos de renovación ya es un clamor pues la gráfica de la evolución presupuestaria se dibuja en color rojo. De los 827,19 millones que el Aire recibió en 2008 se ha pasado a los 493,96 en el año 2020. Una constante en forma de pérdidas, incluso en los años de mayor bonanza económica, que se traduce en el citado descenso del 37,5% en la partida de fondos. La cifra es aún más grave si se tiene en cuenta la inflación: en el seno del cuerpo estiman que sus arcas han sufrido una pérdida del 42,68% de sus ingresos en los últimos 12 años, de acuerdo a los datos a los que tuvo acceso Vozpópuli hace precisamente un año.
Los relevos en Aire y Tierra
El mejor situado para sustituir a Salto es el general Ignacio Bengoechea, quien fue ascendido la semana pasada a segundo jefe del Estado Mayor del Aire en sustitución de Francisco Javier Sánchez, a quien le ha salpicado el 'caso Ghali' que provocó la crisis diplomática con Marruecos ya que fue el mando que recibió las instrucciones del jefe de Gabinete de la ministra Laya, Camilo Villarino, sobre cómo proceder a la llegada del avión medicalizado que llevó a Zaragoza al líder del Frente Polisario.
Sánchez tendrá que declarar como testigo el próximo 13 de septiembre ante el juez instructor del 'caso Ghali' y acaba de ser enviado por el Gobierno a Bruselas como representante militar español ante los comités militares de la OTAN y la UE, en lo que buena parte de sus compañeros del Aire han interpretado como una salida airosa con la que alejarle del foco mediático.
En Tierra, las quinielas están más abiertas para el relevo de Varela. Las fuentes militares apuntan como principal candidato al general Amador Fernando Enseñat por su cercanía a Robles, ya que es el director del Gabinete Técnico de la ministra; seguido del general José Rodríguez, jefe de la Fuerza Terrestre con sede en Sevilla desde hace dos años, y del general Luis Manuel Martínez Meijide, jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Robles tendrá la última palabra.