El 1 de agosto se cumplieron seis años desde que Marruecos llevase a cabo el 'cerrojazo' en la aduana comercial con Melilla. En el verano de 2018, el país africano puso fin a ese paso comercial con España de manera unilateral, una medida que perjudica a ambos países y que no parece tener una solución cercana.
A pesar de que desde el Gobierno de Pedro Sánchez se asegura que la reapertura está "lista" técnicamente, solo a la espera de la voluntad de Marruecos, desde el gobierno de la ciudad autónoma se reprocha la pasividad del Ejecutivo.
"Fue una de las decisiones que más daño han hecho a Melilla. La tomó Marruecos con alevosía y como señal de hostilidad hacia la ciudad, pero lo peor de todo es que el Gobierno de Sánchez lo aceptó y no ha hecho absolutamente nada, ni siquiera recurrir a Europa", apunta en declaraciones a EFE el presidente de Melilla, Juan José Imbroda.
Por otro lado, el presidente de la Confederación Melillense de Empresarios (CEME-CEOE), Enrique Alcoba, lamenta la "poca voluntad política" de España en este asunto: "No está tomando las medidas necesarias que debería adoptar".
14 millones de impuestos perdidos
Este 'cerrojazo' por parte de Marruecos tiene un gran impacto económico a ambos lados de la frontera. En el lado español, Según Alcoba, el cierre de la aduana ha provocado que el puerto melillense perdida la mitad de su actividad comercial en seis años. Esto supone un movimiento inferior de decenas de millones de toneladas y una pérdida de recaudación de impuestos en 14 millones.
Pero eso no es todo. El sector de empresas dedicadas a la venta al por mayor "está en la UVI" en Melilla, según el Consejo General de Agentes de Aduanas y Representantes Aduaneros (CGAA), que alude a una pérdida del 80% del negocio desde 2018.
Al otro lado de la frontera, el lado marroquí pierde 22 millones de euros cada año en asistencias sanitarias, educativas y en puestos de trabajo de transfronterizos. Una pérdida, según la patronal, que sufre "la economía de familias de Marruecos".
Falta de compromiso
En febrero de 2021, Pedro Sánchez se reunió en Rabat con el rey de Marruecos, Mohammed VI. En ese encuentro se trató el tema de la aduana, aunque terminó sin un acuerdo claro. Sánchez reconoció entonces que por parte española estaba "todo listo" para que la aduana de Melilla pudiera reabrir y la de Ceuta empezara a funcionar, pero que por la parte marroquí aún quedaban cuestiones que resolver. "Espero que pronto podamos ya tener avances significativos en esta cuestión", dijo entonces.
Después, en 2022 y 2023 España y Marruecos se comprometieron por escrito a desbloquear la situación, algo que, a agosto de 2024, aún no ha oucrrido. "Hemos perdido todos en Melilla y en la provincia de Nador", lamenta Alcoba.
Según ha confirmado a EFE la Delegación del Gobierno en Melilla, "en el lado español está todo listo y preparado", tal y como ya informó el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en su último encuentro con su homólogo marroquí, Naser Burita, en diciembre del año pasado.
'Cerrojazo' de viajeros
El ministro marroquí precisó entonces que no se trata de "compromiso o político", sino que es "un problema de implementación técnica". En Melilla, este argumento suena a excusa porque la aduana funcionó durante décadas sin problemas antes de su cierre y porque en 2022, Marruecos dio una nueva vuelta de tuerca a este cerrojazo comercial aplicándolo tabién al régimen de viajeros.
Desde que en mayo de aquel año se reabrieron las fronteras tras la pandemia, Marruecos no permite que nadie cruce a su territorio desde Melilla con compras o enseres personales, mientras sí lo hace en el sentido contrario. Imbroda lo ve como "una discriminación enorme", además de "una humillación al comercio melillense" que "España acepta".
La CEME-CEOE considera lo que sucede con el régimen de viajeros "una falta de respeto" y admite que la situación actual es "un poco de desesperación" porque "tampoco se conocen, a día de hoy, alternativas", más allá del desarrollo turístico, universitario y tecnológico en el que se está trabajando en Melilla, algo que "no se consigue de un día para otro".
Pese a todo, los empresarios esperan que tarde o temprano exista "una normalidad comercial entre dos países, como en cualquier frontera del mundo" y un "respeto mutuo".
El presidente de Melilla, en cambio, no es optimista y tiene "cero esperanza" en que se pueda recuperar la aduana "estando Sánchez de presidente del Gobierno de España", y por eso insiste en el empeño del Ejecutivo melillense en los ejes de legislatura que se ha marcado en su objetivo de "mirar al norte".