El gran ganador de las elecciones en el Parlamento de Cataluña ha sido la abstención. El contexto de pandemia, así como la desmovilización del constitucionalismo, no solo ha situado la participación en épocas anteriores al inicio de procés independentista, sino que la abstención ha batido el récord, con el 46,45% del electorado que ha decidido quedarse en casa. Se trata de la mayor cifra desde las primeras elecciones autonómicas tras la restauración de la democracia, en 1980.
Después de la participación histórica de 2017, motivada por el temor a una secesión unilateral y convocadas después de la intervención de la autonomía mediante el artículo 155 de la Constitución, todos los expertos preveían una bajada en la participación. Este hecho ha propiciado que, por primera vez, el independentismo supere el 50% de los votos, una meta que hasta la fecha se les resistía. Aunque el PSC ha sido la fuerza más votada -y ha empatado a 33 escaños con ERC- no servirá para conformar gobierno, y menos tras el veto de los independentistas a alcanzar cualquier pacto con los de Salvador Illa.
La baja participación, que se sitúa en el 53,5% (2.859.804 votos), es incluso menor a la que hubo en 1992, que hasta la fecha era la más baja del registro (54,87%) y que dio, por cuarta vez consecutiva, la victoria a la extinta CiU de Jordi Pujol. El comportamiento electoral en Cataluña siempre ha reflejado una abstención más pronunciada entre el electorado no nacionalista, que se siente menos interpelado a votar en la Cámara catalana. Tres años después de las elecciones del 21 de diciembre de 2017, cuando la participación alcanzó el 81,94% y una fuerza no catalanista, Ciudadanos, logró quedar como primera fuerza (36 escaños), los constitucionalistas han optado en mayor proporción por no acudir a las urnas.
1980 | 61,34% | Convergència i Unió |
1984 | 64,36% | Convergència i Unió |
1988 | 59,37% | Convergència i Unió |
1992 | 54,87% | Convergència i Unió |
1995 | 63,64% | Convergència i Unió |
1999 | 59,20% | PSC |
2003 | 62,54% | PSC |
2006 | 56,77% | Convergència i Unió |
2010 | 58,78% | Convergència i Unió |
2012 | 67,76% | Convergència i Unió |
2015 | 77,46% | Junts pel Sí |
2017 | 81,94% | Ciudadanos |
El PSC gana 18 años después
El voto no independentista se ha algutinado en torno al PSC, que ha doblado sus resultados respecto al 21-D, y ha obtenido 33 escaños. Hay que remontarse hasta 2003 para encontrar una victoria del PSC en el Parlamento catalán. En esos comicios, la participación se situó en el 62,54%, casi 9 puntos más que en las elecciones del 14-F.
Desde 1980 la participación ha ido oscilando -con valores medios del 60%- que solo fueron superados durante los años del desafío separatista promovido por los sucesivos gobiernos nacionalistas. A partir de 2012, cuando el entonces president Artur Mas convocó elecciones anticipadamente -solo dos años después de su primera victoria en 2010- la participación subió del 58,78% de 2010 al 67,76% de 2012.
720.431 votos menos
En las elecciones de 2015, en pleno auge del procés, y bajo la candidatura unitaria de Junts pel Sí, la participación fue del 77,46%. Solo superada por las elecciones celebradas bajo el 155, que logró una movilización histórica (81,94%) en gran parte por el éxito del llamamiento a las urnas de los partidos constitucionalistas. Ahora, con el fracaso del plan rupturista y la irrupción de la pandemia, esta participación ha caído a los niveles más bajos desde que se celebraron las primeras elecciones autonómicas tras el fin de la dictadura.
Pese a ello, el independentismo ha reivindicado el nuevo "hito" de superar el 50% de los votos -en concreto, 51, 28%-con el fin de insistir en "la autodeterminación y la amnistía", aunque solo representen el 26% sobre el censo total. Las tres formaciones independentistas (ERC, Junts y CUP) en 2017 cosecharon 2.079.340 sufragios. En estas elecciones, han alcanzado 1.358.909 votos. Es decir, el separatismo ha perdido 720.431 votos de unos comicios a otros.