El Partido Popular buscaba líder en Cataluña, pero la falta de banquillo era preocupante. La solución más visible, y no solo porque pase de dos metros de altura, era Xavier García Albiol, exalcalde de Badalona y uno de los pocos dirigentes populares capaces de no naufragar en la política catalana, especialmente hostil para sus intereses.
“Las semanas previas no quería postularse para el cargo, hablaba de mantener a Sánchez Camacho; quería que le llamasen, no ofrecerse él”, cuenta un periodista catalán que lleva años pateando la gran Barcelona en busca de noticias. No hizo falta mucho, el pánico a un resultado históricamente malo movió al PP a cambiar de cara y designar a quien, en realidad, era el único candidato viable. "El partido le ha reclamado y él ha dado muestras de generosidad", cuenta Maritxu Hervàs, concejal del partido en Badalona.
La pregunta es obvia ¿qué tiene García Albiol? Responde un periodista de Barcelona: “Un discurso joven, fresco, no de señor mayor. Es un chaval como cualquier otro, cercano en el trato y con gracia; te puede gustar o no su discurso, pero sabe estar”. "Es por la forma en la que transmite su mensaje y su proyecto. Xavi habla claro. Tiene una capacidad muy grande para escuchar a la gente y ver los problemas reales. Empatiza con los ciudadanos", añade Juan Fernández, concejal popular en Badalona los últimos ocho años. " Lo que destaca de él es que es un trabajador incansable, se apasiona por los tema que trabaja, por su ciudad, los vecinos y contra viento y marea", abunda Hervàs.
El cambio de aires que propugna el PP en las últimas semanas le va como un guante al político catalán. Él no es ajeno a la modernidad, utiliza personalmente Twitter y no duda en responder a los ciudadanos que le interpelan por la red social. “No le acompleja ser del PP, a él no le importa ser minoritario, que es algo que le sucede a muchos de sus compañeros en Cataluña”, relata el periodista. "La nueva política no son los partidos, son las personas y en él he visto cosas que no he visto en otros, incluso en mi partido", comenta Juan Fernández, que recuerda un artículo escrito por Ferrán Falcó, de CiU, que llamaba a Albiol "el primer indignado".
García Albiol no se acompleja de ser del PP, algo que le pasa a muchos populares en Cataluña
“Dice lo que la gente quiere oír, con mucha sonrisa, porque en el tú a tú es de esos que da besos, se acerca a la gente y eso gusta. Es como un artista en ese sentido”, comenta Teresa González, que en los últimos cuatro años ha sido edil por el PSC en la localidad de la corona metropolitana de Barcelona. Ese "lo que la gente quiere oír" es una frase recurrente cuando se habla de Albiol. También lo hace Juan Fernández: "Un político tiene que salir a la calle, escuchar a la gente y analizar lo que le preocupa a la gente y sobre eso se tiene que basar la gestión de oposición y de gobierno. Todas las acciones que hemos llevado a cabo eran demandadas por los vecinos, no hemos hecho grandes obras faraónicas sino lo que nos pedía en la calle".
La calle que, a decir de sus colaboradores, es el verdadero lugar de trabajo de García Albiol. "No ha sido un animal de despacho, para eso estábamos otros. Ha hecho amistad, dándose a conocer, el 98% de la población en Badalona sabe quien es según una encuesta; la gente le ve por los barrios", comenta Hervàs. Es, dicen, un trabajador incansable. "Trabajar con él es muy exigente porque tiene una gran capacidad de trabajo, al final te demuestra que la política te hipoteca cosas en la vida personal, no tiene un horario normal, tiene verdadera obsesión por su ciudad", dice Juan Fernández.
Un nombre surge rápido al escuchar esas definiciones: Esperanza Aguirre. Hay un tinte de descaro, casi de chulería, que ambos líderes comparten. “Tienen mucho carisma, miran a la calle sin miedo; hay gente en el partido que le censura, pero en el fondo le admiran porque dice en Cataluña lo que muchos otros no se atreven”, relata el periodista que pone en su haber una catracterística no tan frecuente en los líderes del PP: habla perfectamente catalán.
García Albiol concuerda, según sus rivales, con la palabra de moda: populismo. “En el día de Sant Jordi, que en Cataluña es muy importante para la cultura, él aprovecha para poner por ejemplo un stand de la thermomix, regalar rosas y firmar fotos suyas autografiadas. Aprovecha cualquier cosa para darse publicidad. Se ha creído el dueño de la ciudad, con dinero público”, cuenta González, que asegura tener una buena relación con él aunque muchos compañeros suyos del PSC no tienen trato alguno con el alcalde.
Esa cercanía con la gente le ha llevado a encontrar graneros de votos donde parecían imposibles para el PP. Donde lo son, de hecho, para la mayor parte de los candidatos populares en Cataluña. "Recuerdo hace ocho años, en la primera campaña que hicimos juntos, que llegó una señora mayor a decirnos que era de la CNT pero iba a votar a Xavier", cuenta el concejal Fernández. "Tiene una gran aceptación entre las señoras mayores, que ven en él un hijo perfecto, un niño perfecto, un ciudadano ejemplar", constata Hervàs.
Lo de la firma de autógrafos no es, ni mucho menos, algo esporádico para García Albiol. Es casi una rutina. "Es sorprendente ir con él a actos con niños de cinco años y que le piden autógrafos como una estrella de rock", comenta socarrón Juan Fernández. "Justo en frente del ayuntamiento hay una hilera de bancos bastante grande y ahí los abuelitos se sientan a tomar el fresco. Cuando Xavi cruza esa puerta, tanto a la entrada y la salida, va a saludar a los abuelos y comentan cuestiones del día a día, sobre todo del fútbol;
"Los niños de cinco años le paran para que les de autógrafos como si fuese una estrella del rock", dice un colaborador muy cercano
En las últimas elecciones García Albiol sacó más votos que en las anteriores, donde llegó a la alcaldía gracias a apoyos esporádicos de CiU. En este caso no lo ha logrado. Es más, la propia noche electoral él mismo reconoció que sabía que no gobernaría Badalona. “Se ha dedicado a dividir y por eso no ha querido ir nadie de su mano”, cuenta Teresa González.Xavi es muy del Espanyol", apunta Hervàs.
Sus rivales políticos señalan la división como una de las señas de identidad de Albiol, una manera de ejercer el poder en la que solo puedes estar con él o contra él. “Al entrar como regidora me fijaba en el respeto a la legalidad, porque yo tengo formación jurídica, y me sorprendió su manera de gobernar con minoría como si tuviera mayoría. Me sorprendió el autoritarismo en su gestión”, cuenta González. Para explicar esto cuenta, por ejemplo, que en los consejos de las empresas municipales no había un reparto de puestos según los puestos del Ayuntamiento sino que Albiol hacía valer su mayoría para copar los sitios de cada uno de los organismos. “En la oposición sacamos adelante 13 mociones, pero luego se valía del gobierno para no aplicarlas”, desarrolla González. Ese frentismo, dicen en el PP, no puede ser real cuando 28 de los 32 barrios de la ciudad han caído en sus manos en las últimas elecciones.
La carta del racismo
En cualquier conversación que gire en torno a Albiol surge pronto el racismo, pues ha sido acusado en numerosas ocasiones de tirar de la carta de la xenofobia para conformar un electorado fiel. Tuvo incluso que comparecer en los tribunales por la xenofobia de algunos mensajes. “Más seguridad, libros de texto gratis y no a la inmigración era el lema de su primera campaña”, recuerda González. “Durante estos años ha sido común que hubiese notas de prensa diciendo que se había cerrado un colmado de paquistaníes o un piso donde vivían inmigrantes, en alguna ocasión incluso ha ido al lugar con la policía local; buscaba cualquier excusa para cerrarlos”, cuenta un periodista político de la ciudad condal.
Lemas como “limpiando Badalona” han dado a Albiol un perfil de tintes xenófobos que, si bien es muy común en Europa, no es habitual en España. Si hay algún sitio en el país donde se haya hecho, con cierto éxito, esa prueba, es en Cataluña, donde el partido Plataforma per Catalunya, de Josep Anglada, llegó a conseguir concejales en localidades importantes. “El movimiento PXC cuajó en Santa Coloma, L’Hospitalet, Sant Adriá… pero no en Badalona, porque ese perfil allí ya lo cubría García Albiol”, comenta Teresa González. “Se dedicaba a decir que las ayudas del comedor se las quedaban los de fuera y las reclamaba para los de casa. Si tú le vas a un abuelo y le dices que la beca no se la dan a su nieto porque se la lleva el de fuera, aunque sea verdad, cala”, relata la concejal socialista.
El fenómeno, en realidad, no es nuevo. La composición de la población de Badalona es similar a la de los suburbios de ciudades europeas como Marsella donde la derecha populista se impone en áreas tradicionalmente socialistas. “En Badalona hay mucha gente que llegó en los años 60 y 70 de otras regiones de España. Esa gente trabajadora tiene miedo a la inmigración reciente y Albiol ha aprovechado para generar división entre ellos”, explica Teresa González.
"No tiene que ver con el origen sino con los comportamientos de determinadas personas. Todo el mundo quiere vivir en una ciudad limpia, habitable, cuidada, donde los entornos son agradables. Aquellos, los que sean, me da igual quien sea. Los comportamientos cívicos deben ser exigidos a todo el mundo", argumenta Hervàs. "Le conozco desde hace años y puedo afirmar que no es racista, ni él ni nadie de su equipo. Él, cuando se refiere a la inmigración, habla de aquellos que son una minoría que no se ha adpatado y tiene unas conductas reprobables", señala Fernández.
Albiol ha aprovechado el miedo a la inmigración para generar división en el electorado
Esa confrontación es seña de identidad de García Albiol, que en diversas ocasiones ha escenificado incluso que no le importa ser abucheado. Es el caso de su toma de posesión como alcalde. Una serie de manifestantes se agrupaban en la puerta de la casa consistorial para quejarse por el nombramiento y el líder del PP catalán, ni corto ni perezoso, salió al balcón para mostrar el bastón de mando de la alcaldía.
Incluso cuando era un perfil menos conocido, cuando aún no era siquiera el líder de los populares de Badalona, también saltó a la fama por sus formas. Llegaban Josep Piqué y Ángel Acebes a Martorell para un mitin y, como en tantas ocasiones, se formó un tumulto a su alrededor. Un vídeo muestra a un espigado concejal, García Albiol, reprendiendo a los opositores e, incluso, braceando para quitarse a alguno del medio.
El asalto a la Generalitat
Xavier García Albiol, con sus pros y sus contras, es el último recurso del PP para no caer en la irrelevancia plena en Cataluña. La ascensión de Ciudadanos ha propiciado que el partido de gobierno sea visto en la región como algo caduco, muy necesitado de un cambio de aires que, en principio, debería traer el exalcalde de Badalona. Su candidatura en las elecciones del próximo mes de septiembre será crucial, como crucial son los propios comicios. Una mayoría absoluta de la lista unitaria cambiaría súbitamente el paradigma político de la Comunidad Autónoma, un extremo que en el PP quieren evitar a toda costa y, con vista a eso, han arriesgado con un candidato que puede mover el electorado, aunque sea tirando de un discurso peligroso.
"Va a convertirse en la pesadilla del independentismo catalán", comenta uno de sus más cercanos colaboradores. Porque Albiol, igual que no esconde su militancia popular, tampoco guarda su amor por España. Era tradición en Badalona que el 11 de septiembre, cada año, la bandera española se quitase del balcón del Ayuntamiento. El nuevo líder de los populares catalanes, al llegar al poder, decidió romper con el pasado y mantener la enseña nacional en su mástil. Dicen, eso sí, que nunca dejará su ciudad. "Él necesita a Badalona y Badalona le necesita a él. Nunca va a alejarse de las personas porque tiene una verdadera vocación de estar junto a la gente, cuando te alejas te pierdes muchas cosas", cuenta Fernández que, de paso, avanza la estrategia que llevará Xavier García Albiol en su próxima campaña: "calle, calle y calle".