Yolanda Díaz ha decidido pisar el acelerador para concretar cuanto antes su proyecto político ante el escenario de incertidumbre en el que se ha sumergido la izquierda española, que asiste atónita al bombardeo que el exlíder de Podemos Pablo Iglesias ha ejecutado sobre el liderazgo que él mismo encumbró para sucederle. Todo un conflicto cainita con visos de destruir las opciones de retener La Moncloa.
La vicepresidenta segunda, autora intelectual de Sumar, una asociación que busca aglutinar todos los apoyos posibles en la izquierda, incluso en el PSOE, está decidida a obviar todo chantaje de los suyos. Por eso, según ha sabido este diario de fuentes de Sumar, Díaz pasa del veto que le lanzó Podemos para hacer campaña por la líder de Más Madrid, Mónica García o el candidato de Compromís, Joan Baldoví, en las próximas elecciones municipales y autonómicas. Ambos, por cierto, con los que Díaz ha mostrado siempre gran sintonía personal y política.
Pese a que la titular de Trabajo no someterá su plataforma al primer test electoral del año que viene, lo cierto es que va a 'dejarse utilizar' por todos aquellos políticos de la izquierda que considere relevantes. Sin exclusiones. Y es que los morados pidieron a su lideresa, a la que consideran el gran activo de la izquierda, que desechara la idea de respaldar a candidatos que no pertenezcan a alguno de los partidos que conforman la coalición de Unidas Podemos.
El objetivo morado es atar primero los pactos con Izquierda Unida y con los 'comunes' y luego abrirlos a otras fuerzas alternativas de la izquierda, como puede ser Compromís en la Comunidad Valenciana, donde puede cuajar la posibilidad de llegar a algún trato. No obstante, el gran escollo sigue siendo Madrid, donde la fuerza predominante, Más Madrid, sigue cerrando la puerta a cualquier coalición con Unidas Podemos. El pasado pesa mucho.
Podemos, mientras, ultima su maquinaria electoral para hacer la guerra de las elecciones municipales y autonómicas por su cuenta. Es más, ya han desplegado un calendario preelectoral a seis meses vista, puesto que no quieren quedarse quietos mientras el resto de partidos de la coalición no concreta sus planes, en referencia a Izquierda Unida y los 'comunes'. Es decir, al resto de fuerzas de Unidas Podemos. Es decir, Izquierda Unida, En Comú Podem o Podemos.
El veto morado
Aunque la central liderada por Ione Belarra puso excepciones: si otro partido se coaliga con Unidas Podemos no habría problema alguno en que fuera apoyado por Díaz. Cabe recordar que Díaz no hará campaña como tal, pero hay un abanico amplio de formas de arropar a un candidato. El objetivo de la 'dama roja' es contribuir a que no gobierne la derecha. Y ella va a ayudar en todo lo que pueda.
En el fondo, lo que no quiere Podemos es que se repita el lío andaluz. El primer experimento de Frente Amplio terminó como el rosario de la aurora, con los morados fuera oficialmente de la coalición por un "error" forzado por Más País e Izquierda Unida, que se quieren aprovechar de la debilidad de Podemos tras la salida de Pablo Iglesias del Gobierno y de la primera línea de la política para imponer sus tesis y sus nombres. Y lo que no quiere Yolanda Díaz es que los egos partidistas arruinan su proceso de unidad. Ese es el motivo por el que les promete a todos el mismo peso. Pero eso implica necesariamente libertad para decidir.
El motivo de disputa entre Yolanda Díaz y Podemos es el papel de los morados en el proceso de reconfiguración de la izquierda que está propiciando la vicepresidenta. Podemos quiere un trato privilegiado en lo que corresponde a listas y decisión de dirección política. Pero la 'dama roja' está siguiendo sus pasos sin ceder a las presiones de nadie. Tampoco de Iglesias.
La relación "no está rota"
Pese a que las cosas entre Yolanda Díaz y Podemos están tensas, la vicepresidenta segunda defendió este miércoles que su relación con los morados "no está rota". Eso sí, la titular de Trabajo dejó claro que Sumar "es imparable". La 'dama roja' considera que las opciones para reeditar la coalición progresista con el PSOE pasan sí o sí por su incipiente plataforma.
Díaz, en efecto, está subida a la ola de su plataforma. Ella misma, en una conversación informal con periodistas este martes en los fastos del cuadragésimo cuarto aniversario de la Constitución, sostuvo que percibe a los ciudadanos enganchados a sus planes cuando camina por la calle. Es más, puso en valor la cantidad de personas que la animan a seguir su camino y olvidarse del "ruido" que intenta callarla, en referencia a los ataques de Podemos orquestados por su exlíder Pablo Iglesias.
Y ese es el gran problema. En la sede de Francisco Villaespesa aún escuece que Yolanda Díaz no invitara a ninguna 'otra política' morada hace poco más de un año, cuando dio el primer paso en solitario en Valencia. Ni a Irene Montero ni a Ione Belarra. Pero la lista de agravios no termina ahí. Tampoco quedó en Podemos buen sabor de la presentación de Sumar, por todo lo alto, en Madrid. Porque aunque la dirección estuvo representada, desde entonces la vicepresidenta pasa y no invita a sus actos a ni un solo cargo morado de relumbrón.
Los morados aprovecharon la polémica de la ley del 'solo sí es sí' y los insultos que Vox lanzó contra la ministra de Igualdad, Irene Montero, para empujar a la número dos morada hacia una hipotética candidatura electoral. No obstante, la propia Montero enfrió este martes en el Congreso cualquier tentativa de liderar las opciones electorales de su partido. Pero la guerra sigue fría.
Milana bonita
La fasionaria que ni ella misma sabe si va o viene... y con más peligro que una mona con un revolver cargado...
marqueslinchado
¿Pero ésta no se iba a ahogar la pena (de 6 años) en Dom Pérignon con la asesina argentina? Un vuelo transatlántico con la Desquiciada y Bloody Ione y buen zapapico igual nos libra de la deportación al Gulag.
Pepepelotas
Vaya campaña que le hacen los medios a esta inepta. Sumar no es nada y ella en si misma un bluf. Tenemos lo que nos merecemos, en su pueblo, que la conocían, no le votaba nadie y el sultán de Moncloa la nombra vicepresidenta, le cae grande hasta el lucimiento de trajes