Es complicado de comprender, pero para ello está la ingente cantidad de análisis que se han realizado acerca del sentido del voto en Estados Unidos. Muchos se cuestionan por qué, a pesar de ciertas declaraciones o comportamientos del expresidente y de nuevo candidato republicano, Donald Trump, cada vez cosecha más respaldos entre la población religiosa, hispana y afroamericana.
En concreto, en cuanto a la religión, el fenómeno no es nuevo. Tradicionalmente, el voto católico estadounidense era mayoritariamente demócrata, ya que este partido era visto como el de los trabajadores y los grupos que no se sentían representados por la clase dirigente, que era protestante, blanca y anglosajona.
Sin embargo, el cambio más destacado en esta tendencia se dio con el presidente republicano Ronald Reagan (1981-1989), que comenzó a conseguir mayor respaldo de los ciudadanos religiosos. Ahora, se está produciendo un abandono masivo de este voto al Partido Demócrata, y todo ello a pesar de que Trump no es el candidato ideal, acorde con los valores e ideales católicos.
Este sector de la población apoya a un aspirante a presidente que ha frecuentado multitud de fiestas de cuestionable ética, que ha sido declarado culpable por un jurado de sobornar a una actriz porno para ocultar una relación extramatrimonial o que emplea el lenguaje obsceno, los insultos y las descalificaciones como 'modus operandi'.
La razón reside en una única palabra, que tiene enorme significado dentro de la sociedad estadounidense: aborto.
En las elecciones de 2020, según los estudios realizados por Pew Research Center, el 82% de los hombres protestantes evangélicos apoyaba a Trump. Los evangélicos, que son los cristianos más férreos a la hora de defender la unión de religión y política, son el pilar fundamental del Partido Republicano. Según 'The Washington Post', entre 2016 y 2020, los evangélicos pasaron de ser un 25% entre los blancos al 29%, aunque aseguraban ser religiosos que no acudían a la iglesia.
Asimismo, un 16% de los blancos que votaban a Trump en 2016 y que se declaraban no evangélicos, sí lo hicieron cuatro años después. En ese año, cuando el magnate se batía ante Joe Biden, TVE informó de que una iglesia evangélica organizó una caravana pro Trump que llevó a un grupo de creyentes hasta un colegio electoral para votar de forma anticipada.
El aborto y la política en Estados Unidos
La razón reside en una única palabra, que tiene enorme significado dentro de la sociedad estadounidense: aborto. Desde que se comenzó a debatir sobre este derecho, ha sido la cuestión que más ha movilizado al electorado y sobre la que más cautela han mostrado los partidos políticos, incluso dentro de las filas demócratas.
Saben que es un asunto delicado, que cualquier declaración al respecto puede influir en los votantes, de un bando u otro y, en esta ocasión, los perfiles de los dos candidatos son muy dispares. Mientras Biden se ha mostrado más prudente a la hora de hablar de este tema, Kamala Harris ha sido mucho más clara y directa al respecto.
Trump prometió como candidato en la carrera presidencial de 2020 que nombraría a jueces del Tribunal Supremo que derogarían el amparo constitucional al derecho al aborto. Y lo cumplió.
En esta campaña electoral, la actual vicepresidenta se ha declarado proaborto -además de abogar por los derechos del colectivo LGTBIQ+- y nunca antes un candidato había concedido un apoyo tan incondicional a defender este derecho. Además, la gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer, enfureció a los católicos con un sketch sobre la Ley CHIPS en el que entregaba un nacho a un influencer, quien lo recibe en la lengua. Los obispos lo tomaron como una burla a la Eucaristía.
Campaña electoral de 2024
Asimismo, durante su etapa en el Senado, Harris fue una firme defensora e impulsora de la Ley de Igualdad, algo que los obispos criticaron, afirmando que si salía adelante, impediría a las instituciones religiosas acceder a préstamos bancarios o que exigirían a mujeres y hombres compartir vestuarios y duchas.
Los republicanos han aprovechado la situación y el candidato a vicepresidente, JD Vance, converso al catolicismo y que asegura haber encontrado en la religión la "salvación" de una difícil infancia, cargó contra los demócratas afirmando que "perseguían a los cristianos". "Kamala Harris es la candidata del fanatismo anticristiano y anticatólico", aseveró.
En relación a los protestantes, hay un dato muy relevante. El 61% apoyaba a Trump, pero con una excepción: los protestantes afroamericanos. El 86% se decanta por Harris. Ocurre algo parecido entre los católicos, Trump cuenta con el apoyo mayoritario, pero el 65% de los hispanos elige a la vicepresidenta.
El sentido de voto religioso
En cuanto al voto judío, es un sector de la población muy codiciado y, en esta ocasión, cobra mayor importancia debido al conflicto en Oriente Próximo. Según el sondeo más reciente de Pew Center, la mayoría de este voto, el 65%, va para los demócratas. En conclusión, los blancos, protestantes y católicos apoyan a Trump; el resto de religiones, a Harris.
Siempre hay que tener en cuenta el Bible Belt (cinturón de la Biblia), formado por los estados donde la religión y la Iglesia cristiana tienen mayor influencia en la política.
Uno de los grandes cambios de cara a este 5 de noviembre es que pese a que aún hay diferencia, Trump sigue ganando terreno entre la población hispana y afroamericana y sacará mejor resultado que en 2020 siendo el voto latino uno de los más 'deseados' por cada candidato.
No obstante, en cuanto al asunto de la religión, siempre hay que tener en cuenta el Bible Belt (cinturón de la Biblia). Además de los muros azul y rojo, el Rust Belt (del óxido) y el Sun Belt (del sol), el Bible Belt lo forman los estados donde la religión y la Iglesia cristiana tienen mayor influencia en la política.