El golpe de Estado en Egipto ya es un hecho. El Ejército egipcio suspendió la Constitución y declaró al presidente del Tribunal Constitucional como nuevo mandatario provisional del país en lugar del islamista Mohamed Mursi. El hasta ahora presidente de Egipto llama ahora a la resistencia a sus seguidores mientras los detractores celebraron el cambio en el Gobierno en la plaza Tahrir, convertida en un auténtico hervidero.
Asimismo, el jefe Ejército de Egipto, Abdelfatá al Sisi, ha manifestado que la 'hoja de ruta' que entrará en vigor contempla la formación de un gobierno de coalición de carácter civil y la creación de un comité que supervisará las enmiendas que se introducirán en la Constitución. Durante su discurso, ha resaltado que el Ejército comprende las demandas de la población y ha recordado que las Fuerzas Armadas "han intentado fomentar una reconciliación nacional en los últimos meses".
En este sentido, ha destacado que el discurso dado por Mursi en la noche del martes "no satisfizo las demandas de la población". En el mismo, el presidente se negó a dimitir y argumentó que llegó al poder a través de unas elecciones que describió como "libres".
El cambio de gobierno se produce tras el comunicado del consejero de seguridad nacional egipcio que denunciaba el comienzo de un golpe de Estado militar tras la reacción del Ejército ante las palabras del presidente egipcio buscando el consenso entre partidos. Estas declaraciones han tenido lugar en un comunicado en Facebook en el que se asegura que el golpe de Estado es inminente. Este escrito define la situación actual del país: “por el bien Egipto y de la veracidad histórica hay que llamar a las cosas por su nombre: Golpe militar”.
El asesor pronosticó un “baño de sangre” y violencia para intentar sofocar los posibles conflictos que se produzcan como resultado del golpe de Estado. También se mostró defensor de la libertad y la democracia por la que cientos de miles de personas han salido a las calles. Estos manifestantes defienden una opinión que se está extendiendo poco a poco.
El presidente Mohamed Mursi intentóo en varias ocasiones establecer un diálogo a nivel nacional que no ha sido respondido por la oposición según manifiesta el comunicado. Los gobiernos y medios de comunicación extranjeros, que según el documento han castigado a Egipto en el último año, no se han pronunciado acerca del golpe de Estado, lo que considera que es una posición hipócrita.
Asimismo, el presidente volvió a mostrarse a favor de seguir los planes hacia un Gobierno de coalición, a pesar de que los partidos opositores siempre se han declarado contrarios. Culpó a estas formaciones de crear inestabilidad y provocar la delicada situación que Egipto sufre en la actualidad. "La legitimidad es la única garantía para la estabilidad y para hacer frente a la violencia, el vandalismo y la ruptura de la legislación", señaló el presidente.
Al Qaeda aseguraba a través de Ayman al Zawahiri, hermano del líder de la organización terrorista, que apoyará a Hermanos Musulmanes con una resistencia armada ante el derrocamiento del presidente Mursi es obligado a abandonar su puesto. Esta afirmación se suma al comunicado de la rama de Al Qaeda en Sharquiya, ciudad natal de Mursi en el que se declaraban en guerra con Ejército. Los militares han sido calificados de “fuerzas maléficas de la oposición que están alineados con Occidente".
Partido Libertad y Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes, ha advertido que varios canales de televisión islamistas han sido cerrados tras la sustitución de Mursi.