Los presos del centro de detención preventiva de Seysses, cerca de Toulouse, han disfrutado recientemente de una serie de actividades recreativas que han desatado la indignación entre los sindicatos penitenciarios. Entre clases de baile country, talleres de yoga y tratamientos faciales ofrecidos por una escuela de estética, la rutina en prisión parece más cercana a un resort vacacional que a un centro de reclusión, según los denunciantes.
La gota que colmó el vaso fue la jornada de San Valentín, cuando una veintena de internos recibieron tratamientos faciales gratuitos. "Me parece chocante que un violador o un secuestrador puedan beneficiarse de esto", declaró Jérôme Combelle, secretario del sindicato de la prisión de Fuerza Obrera (FO) en Seysses. "Deben ser castigados por delitos graves, ¡también debemos pensar en las víctimas!", impuso también Combelle.
Guardias sin presupuesto, presos con privilegios
La indignación de los guardias no solo radica en la aparente comodidad de los presos, sino en las condiciones de trabajo del personal penitenciario. "Es vergonzoso", denuncia Combelle. "Mientras los internos disfrutan de estas actividades, cuatro supervisores en formación tuvieron que pagar su propia comida a principios de febrero por falta de presupuesto".
David, representante local del Sindicato de Guardias de Prisiones (SPS), fue aún más tajante: "La detención se ha convertido en un Club Med. No hay otro término para describirlo". Desde FO, han exigido a la dirección de la prisión la cancelación inmediata de estas actividades y que se evite en el futuro cualquier programa similar dentro del centro.
Darmanin promete "sentido común" en las cárceles
El escándalo ha obligado al ministro del Interior, Gérald Darmanin, a intervenir y anunciar medidas drásticas. "No se trata de permitir actividades recreativas que conmocionen a la ciudadanía", aseguró. "Vamos a limitar estrictamente las actividades a la formación académica, el aprendizaje de la lengua francesa, el trabajo y el deporte".
Sin embargo, esta no es la primera vez que el Gobierno intenta frenar estos "excesos". En septiembre de 2022, el entonces ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, ya intentó regular estas prácticas tras el escándalo de la prisión de Fresnes, donde se organizaron carreras de karting para los internos. Su respuesta fue la circular "Kohlantess", un documento de 26 páginas que establecía que cualquier proyecto de reinserción debía ser validado por la administración penitenciaria.
A pesar de estos intentos, el problema persiste, y los sindicatos temen que la nueva circular de Darmanin no sea suficiente. "Dentro de la administración penitenciaria hay sectores convencidos de que la única manera de aliviar el hacinamiento carcelario es acelerando los procedimientos de revisión de penas y las libertades condicionales", señala un experto en el sistema penitenciario. "Un ministro va y viene, pero ellos se quedan", concluyó.
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lablasca
18/02/2025 13:26
Otra vez el buenismo... el mundo se ha vuelto no bueno, sino estúpido