La cesión del Sáhara a Marruecos ha abierto muchos debates. ¿Por qué ahora? ¿Qué va a pasar con el gas que llega de Argelia? ¿Qué ganamos los españoles? Para muchas de ellas, no tenemos respuesta todavía. Pero hay una, que quizá no se ha escuchado tanto, que tiene una respuesta clara. ¿El acuerdo entre Moncloa y Marruecos va a frenar los deseos y las aspiraciones del gobierno marroquí sobre los territorios españoles del norte de África (Ceuta, Melilla, los Peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas y el archipiélago de las Chafarinas)? "La respuesta es categórica: no", explica Carlos Echevarría, profesor de Relaciones Internacionales de la UNED y director del Observatorio de Ceuta y Melilla.
"Para Marruecos, estos territorios son una exigencia permanente y no se corrige ni se olvida", apunta el experto en una conversación con Vozpópuli. En diciembre de 2020, el jefe de Gobierno marroquí, Saadedín Otmano, respondió en una entrevista que cualquier marroquí siempre defiende que "Ceuta y Melilla son marroquíes, como el Sáhara". Y en esa misma entrevista argumento que "llegará el día" en el que se reabrirá el debate sobre Ceuta y Melilla.
"Marruecos es coherente en sus planteamientos y no cede en cuanto a sus aspiraciones territoriales, como tampoco lo hace en relación con regiones occidentales de Argelia. En España no deberíamos caer en ingenuidades ni, por supuesto, en trampas bien urdidas", explica.
Todavía no se sabe cuándo van a volver comenzar con las reclamaciones, "porque no sabemos realmente que se ha firmado". En cualquier caso, Echevarría considera que no se debe confiar en acuerdos temporales. Con respecto a este punto, explica que los presidentes de Ceuta y Melilla no deben quedarse tranquilos ante este acuerdo, porque "se puede alterar perfectamente este compromiso en cualquier momento". Además, considera que España no debe caer ahora en ingenuidades que un Estado serio no puede permitirse.
Pese a que en el acuerdo, que implica a Sánchez, el Rey Felipe VI y a Mohamed VI, supuestamente se ha firmado que Rabat se comprometía a renunciar a la demanda de Ceuta, Melilla y las Islas Canarias (algo que supuestamente nos debería tranquilizar), la realidad es que muy probablemente no renuncien a este deseo.
Bajo el punto de vista de Echevarría, ahora mismo Ceuta y Melilla están más en peligro que antes de la cesión del Sáhara, porque se ha creado mucha confusión. "La confusión genera lo que en el Observatorio hemos definido como la "zona gris". Las zonas grises son escenarios peligrosos, porque en estas circunstancias de confusión, quien tiene ideas fijas, como Marruecos, aprovecha la situación", apunta.
Problemas a futuro tras la cesión
Hay quién se plantea qué pasaría si en un futuro se llegan a cumplir los deseos de Marruecos de añadir a su territorio Ceuta, Melilla y el resto de territorios del norte de África. Para Carlos Echevarría habría dos problemas principales si esto llegase a ocurrir.
Por un lado, sería un problema "gravísimo" a nivel político porque habría detrás dejación de la soberanía, que ya de por sí es algo muy grave. Por otro lado, y "asumiendo que Marruecos tiene esa percepción de que su territorio nacional es incompleto", se pondría en peligro a las Islas Canarias, porque sería el paso siguiente de su petición.
También se produciría un conflicto a nivel social, porque por lo general los ciudadanos de las dos ciudades autónomas, "independientemente de su religión", se sienten españoles y "lo van a seguir estando". Convertirse en ciudadanos marroquíes supondría un problema de identidad para los habitantes de estos territorios.
La tensa situación en Ceuta y Melilla
En el libro "Los Tres Jaques del Rey de Marruecos", de Javier Otazu, se explica bien la situación que se vive en estos territorios, especialmente en Ceuta. En el capítulo 3, titulado 'Ceuta la deseada', cuenta un dato que puede chocar precisamente con el anterior del sentimiento de hispanidad de los ceutís.
El 43% de la población ceutí es musulmana, frente a la media nacional, donde los musulmanes suman el 4% de la población". La religión juega un papel importante, ya que es el medio por el que Marruecos actúa indirectamente sobre los ciudadanos. "A Marruecos siempre le ha obsesionado controlar el islam en las que considera "sus" poblaciones {...} con la idea de que es la mejor manera de no romper el cordón umbilical profundo con la madre tierra". Por lo tanto, Marruecos influye en el pensamiento de la gente de estos territorios no a través de la política, ya que no pueden, sino a través de la religión.
Además, el hecho de que los musulmanes ceutís tengan todos orígenes familiares en Marruecos ha arrojado tradicionalmente una sombra de sospecha sobre esta población como agente oculto o "quinta columna de Marruecos".
