Las mafias de tráfico de personas y las ONGs que se lucran de este comercio infernal engrasan debidamente a las autoridades que deberían combatirlo para poder desenvolverse con las mínimas trabas

Los políticos europeos están demasiado ocupados regalando dinero a los ladrones que gobiernan los países de origen de los emigrantes. ¿A cambio de qué? Esa es una buena pregunta