Todo lo malo que podía pasar... le ha sucedido en los últimos meses a 'la cadena amiga', la de las Mama Chicho, el Telecupón, Aquí hay tomate, Gran Hermano, Salsa Rosa, Supervivientes, Sálvame y La Isla de las Tentaciones. La de Crónicas Marcianas y Moros y Cristianos. Son varios factores negativos los que han afectado a Telecinco en este ejercicio y los que han provocado que su audiencia haya caído un 1,9% de media durante el curso televisivo, que es el que comprende el período entre septiembre y junio.
La franja vespertina de este canal iniciaba esta semana una nueva etapa con la sensación de que pesaba más la ausencia que el nuevo proyecto. Sálvame había sido retirado de la parrilla de programación y, a la espera de que en septiembre Ana Rosa Quintana lo sustituya, se ha optado por un programa que se llama Así es la vida, que presenta Sandra Barneda.
Sus resultados han dejado mucho que desear. En ninguna de sus cuatro primeras ediciones rebasó la barrera psicológica del millón de espectadores. Su audiencia máxima fue del 10,7% y la mínima, del 9,4%. La cuota de pantalla media de Sálvame entre el 1 de enero y el 23 de junio fue de 13,5 puntos.
En estos días, el resultado más destacado de Telecinco fue del 12,3%. Fue el día en que programó la final de Supervivientes (19,1%) y ni así ganó a Antena 3 (14,3%). El mes lo cerrará con un share de 11 puntos. Su principal rival, con 13,5.
'Gatopardismo' en Mediaset
Telecinco fue la cadena líder, con diferencia, durante varios años. La fórmula de programación que aplicó Paolo Vasile al grupo -la de la telebasura, cuya existencia siempre negó- funcionaba y eso llegó a desesperar a su rival. Sin embargo, las tornas cambiaron hace ya más de dos años y la diferencia entre ambos canales se ha ampliado en la última temporada. Antena 3 ha perdido 0,2 puntos de audiencia (13,8%), pero Telecinco se ha dejado 1,9 (11,3%).
Eso ha situado a 'la cadena amiga' a una menor distancia de La 1 (1,7 puntos) que del líder (2,5). Y eso siempre impacta en los ingresos publicitarios. Porque las televisiones comerciales todavía viven de eso: de los anunciantes y del dinero que dejan en la caja. El negocio digital es todavía pequeño.
Durante las últimas semanas, Telecinco ha anunciado varias apuestas para la próxima temporada, algunas de las cuales son similares -o iguales- a lo que existía en el pasado. La revolución que llegó a anunciarse en algunos periódicos tras la marcha de Paolo Vasile y la llegada de Alejandro Salem al despacho principal de la carretera de Fuencarral-Alcobendas no parece que vaya a producirse. Ana Rosa y Gran Hermano son más o menos lo que había. Mismas caras, formatos similares.
Los cambios empresariales
Mediaset España está integrada desde hace unos meses en Media for Europe, que es un holding con sede social en Ámsterdam que aglutina todos los negocios europeos de los Berlusconi, tanto los españoles como los italianos y los alemanes. Fue la última gran iniciativa empresarial que completó Silvio en vida.
El patrón murió el pasado 12 de junio y dejó a su hijo Pier Silvio y a su hombre de máxima confianza -Fedele Confalonieri- al frente de su imperio audiovisual. Sin embargo, la prensa italiana ha especulado con intensidad durante las últimas semanas acerca del futuro de este grupo. ¿Se mantendrá igual de fuerte sin su fundador? ¿Habrá quien aproveche cualquier posible señal de debilidad para tratar de tomar el control?
Tampoco es un buen momento para el negocio de la televisión comercial. Las plataformas digitales se han comido una parte de su público y de sus ingresos; y no es seguro que regresen algún día. Un conocido directivo de televisión se preguntaba esta semana: ¿la gente que ha abandonado Telecinco porque se cansó de Sálvame, o de lo que fuera, crees que se ha ido a la competencia o crees que directamente ha dejado de ver la televisión en abierto para llegar a casa y poner Netflix?
Desde el sector de la televisión reconocen que dar con la tecla no es sencillo en estas condiciones. Estrenar productos de ficción es cada vez más arriesgado; y los concursos y programas de debate pueden hacerse un hueco, pero también tienen elevadas posibilidades de fracasar si no conectan con la audiencia desde el primer día.
Los ingresos de Atresmedia y Mediaset se han reducido significativamente desde que arreció la pandemia de covid-19; y, en estos últimos ejercicios, el presupuesto de RTVE ha aumentado considerablemente. Ha mejorado su audiencia, pero porque ha gastado cientos de millones de euros en espectáculos deportivos, productos de ficción (muchos, fracasados) y acontecimientos como el Benidorm Fest, que no son precisamente baratos.
Todo esto encuentra Salem cada semana cuando realiza su vuelo de ida desde Italia hasta España. En los últimos meses, además, se ha enfrentado a las discrepancias internas derivadas del final del reinado de Vasile, que ejerció en Mediaset como una especie de zar incontestable y que generó unas dinámicas que son muy difíciles de cambiar, explican desde uno de los despachos del grupo.
Sus choques con directivos como Borja Prado son conocidos, si bien poco a poco ha ido imponiéndose su deseo de que el empresario español renuncie a decidir sobre la línea editorial de sus informativos y programas para dedicarse, de pleno, a la labor de representación institucional que tiene asignada.
La próxima temporada será decisiva. Mientras Sálvame dará el salto a Netflix, Mediaset se encomendará a productoras como la de Ana Rosa Quintana para tratar de remontar una audiencia que ha caído 1,9 puntos en los últimos meses. En estos casos, nunca se sabe si ya ha pasado lo peor o si, en realidad, está por llegar.