La imagen ha sido compartida en Twitter por el 'psicólogo experimental' japonés Akiyoshi Kitaoka —especialista en crear ilusiones ópticas— y se ha hecho viral en la red social. Los efectos ópticos y curiosidades científicas asociadas a la la forma en que nuestro cerebro interpreta lo que vemos tienen mucho recorrido en las redes sociales y ayudan a divulgar ciencia.
https://twitter.com/AkiyoshiKitaoka/status/836382313160171521
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A punto de cumplirse dos años del viral del famoso vestido bicolor este efecto óptico amenaza con propagarse de la misma manera. Pero ¿Por qué vemos las fresas de color rojo sin existir ningún pigmento de ese tono en la fotografía? ¿No te crees que no haya rojos?
Para demostrar que en la fotografía no hay ningún píxel rojo, algunos usuarios han aislado con algún editor gráfico los colores de las fresas en una barra lateral para comprobar que ninguno de ellos es el rojo, más bien azulados, grises y verdes. Nosotros hemos probado también a sacar con el 'cuentagotas' los colores de las fresas. Confirmamos que no hay rojos en la foto.
https://twitter.com/carsonmell/status/836411673552400384
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El fenómeno se explica con la Teoría de la Constancia del Color. La mayoría de los objetos que tienen un color parecen mantener la apariencia cromática que tendrían bajo lo que sería la luz del día aunque estén en condiciones luminosas distintas.
Cuando estamos en una discoteca y vemos a un tipo desconocido que no hemos visto antes con una camisa blanca no dudamos de su color aunque la luz ambiente confirme a nuestros ojos que la camisa sea bastante más oscura. El color intrínseco de cualquier objeto se ve modificado dependiendo del tipo de luz que incida sobre el. Un limón se percibe distinto según esté iluminado bajo luz fluorescente o bañado por la luz solar.
Nuestro cerebro ha evolucionado para corregir el color y no tener que ver un limón de distintas tonalidades sin saber cuál es su color real. Por eso vemos las fresas rojas. Sabemos que son rojas. Sabemos que son fresas.
Para que la teoría funcione nuestro cerebro tiene que tener asimilado muy bien el color del objeto. Las fresas se asocian siempre al rojo, el limón al amarillo, etc...
Para confirmar la teoría hemos hecho un experimento que puede hacer cualquiera con un editor gráfico. Cogiendo el mismo color de las fresas hemos dibujado círculos aleatorios. El resultado es una fotografía donde nuestro cerebro no puede identificar la fruta y asignar un color 'memorizado'.
Nuestro cerebro es maravilloso.