Han tardado en parir, pero finalmente en el PP han optado por la única solución razonable: Alejandro Fernández, el Magno, será candidato en las autonómicas catalanas. Digo que era la más razonable políticamente hablando, pero también lo es desde el punto de vista personal. Porque es muy buen tío. Alejandro se ha batido el cobre como un jabato en un parlamento catalán donde la agresividad separatista, por no hablar de su mala educación, es terrible cuando se trata del PP, Ciudadanos o VOX. Ha rebatido con brillante oratoria parlamentaria y cifras contundentes el discurso emanado del frente impopular integrado por lazis, comunistas y ese pesecé que es lo mismo que los otros pero envuelto en celofán y un lacito de colorinchis. Ante los desplantes del gobierno de la generalidad, cuando no los de la mesa del parlamento, Alejandro ha sabido mantener las formas sin rebajar un ápice la contundencia de sus argumentos. Y todo ello con erudición, sentido del humor y teniendo las cosas muy claritas. Cuando dijo que de pactar con Junts, nanay, muchos opinaron que estaba condenado al oponerse a aquel ramoneo que decían había sostenido Feijóo con los de Cocomocho. Yo creí y sigo creyendo que los partidos pueden hacer muchas cosas, incluso alguna buena, pero lo que no pueden hacer en ningún caso es pegarse un tiro en el pie como sucedió con la partida de Arrimadas a Madrid cuando tanto podría haber hecho en Cataluña habiendo ganado unas elecciones tras el 155.
Creo firmemente que la subida del PP en Cataluña será notable y que sin Alejandro pilotando la nave podría no serlo tanto
Estoy convencido de que el apoyo que se le ha prestado al actual candidato catalán en el PP por tierra, mar y aire ha sido de gran utilidad pero, desengáñense, si en Génova hubieran querido deshacerse de él para hacer un invento espumoso como el Sidral no habría habido nadie que pudiese impedirlo. Ni Aznar, que se manifestó a favor de su candidatura. Feijóo ha demostrado con esto que es un pragmático, como buen gallego, y que sigue el consejo que Mariano Rajoy le dio un día a mi hermano Girauta al poco de haber entrado éste en el Congreso: “Mire usted, amigo mío, en política no hay que tener ocurrencias”. Esa es la clave. Ahora que soplan vientos de cambio en España, y que tanta falta hacen, los populares saben que Eolo está a su favor y que sería estúpido cambiar de caballo a media carrera. Creo firmemente que la subida del PP en Cataluña será notable y que sin Alejandro pilotando la nave podría no serlo tanto. Ahora bien, la segunda parte está por llegar. Hay que confeccionar la lista y, despejada la ocurrencia de hacer una lista mixta entre C’s y PP, hay que ver a quién ponen y a quien no. Esto, en Génova ya deberían saberlo, quien lo puede hacer mejor es el que encabeza el ticket electoral. Aunque solo sea porque conoce mejor el territorio. No es lo mismo hacer política catalana, cosa muy difícil y complicada, a pie de obra que desde un despacho en la calle Génova. Por lo tanto, la confección de la lista es el segundo frente de batalla que tiene que acometer el PP de manera rápida. No será por falta de gente.
Un ruego, si me lo permiten: dejen de lado las intrigas bizantinas de partido y busquen personas con ganas de trabajar en serio, gente comprometida con Cataluña y con España, con la libertad y con la defensa de la Constitución. Huyan de fichajes de relumbrón o del desgraciado “Hay que poner a Tal o a Cual porque lo dicen desde arriba”. Si se procediera así, que Alejandro sea el cabeza de lista habría servido de poco. Recuerden la frase lapidaria del Conde de Romanones a un diputado que se jactaba de haber sacado adelante una ley. Aquel cojo inteligente y astuto le replicó “Haga Su Señoría la ley, que yo haré el reglamento”. La lista ha de ser la que le acomode más al candidato. No sé si me explico.
S.Johnson
Acabo de ver en tv a la legión en Málaga. A su salud.
k. k.
Si el resultado es malo, ya tenemos culpable. Y si es bueno, mangoneo y a tragar con ruedas de molino. El gallego nacionalista quiere Moncloa, esto es, juntarse con PNV y Junts. Y no lo digo yo, lo dice Pons. A. Fernández es buen político, pero está trabajando para el nacionalismo, que es lo que ha hecho el PP desde su fundación. Recordemos a Vidal-Quadras, Mayor Oreja, ahora Fernández. Lo de siempre. Otro que se ha equivocado de partido. Un error muy común, le pasa a millones de españoles.
k. k.
Estoy de acuerdo con usted, Alejandro Fernández es un gran político. El problema es que se ha equivocado de partido. Uno no se queda allí donde no lo quieren. Escupir en la cara de un de los mejores políticos de España (y perdóneme la expresión, pero es lo que Feijoo ha hecho), no tiene perdón de Dios. Y no se sorprendan de lo que pueda pasar después. Si el resultado es malo, ya tenemos culpable. Y si el PP sube hasta donde dicen, Feijoo mangoneará a Fernández hasta la dimisión o le hará tragar con ruedas de molino. El gallego nacionalista quiere Moncloa, y hará lo que tenga que hacer, incluso juntarse con lo peor de cada casa (léase, PNV y Junts). A Pons me remito.
vallecas
Que pesadez con eso de la "política catalana". El PP no tiene que hacer nada diferente en, por ejemplo, Zaragoza que en Barcelona. El PP tiene que repetir, España, Español, España, Monarquía, Rey, Leonor, UE, Euro, España, Español, España, gastronomía, selección Española de futbol, himno, bandera, negocios, fábricas, turismo, España . Español, España. Se me ocurre que la única excepción "catalana", es decir todo lo anterior, en Catalán.
Variopinto
Y porque, después del 12 de mayo, va a venir el 13, y parece, por lo que dicen las encuestas que todo seguirá igual en ese país de nunca jamas... Todo el mundo alaba del Sr. Fernández su oratoria, muy merecidamente. Pero, para esa tierra donde no quieren salir del día de la marmota, no estaría mal que algunos afines empezaran a confiar tambien en su experiencia parlamentaria. O en la de compañeros que ven desde al lado que, de aquella socioconvergencia con la que se pudo dialogar y pactar acuerdos, ni hay ni habrá herederos parlamentarios durante otra legislatura mas. Lo del Vivales es otra cosa religiosa, mesianica y caricaturesca.