Las Cortes valencianas han sido escenario del circo de los horrores, aquel en el que sus políticos no reconocen errores tras un desastre natural y humano como ha sido la Dana del pasado 29 de octubre. Muchos se preparan para la Nochebuena, la Navidad, otros como los vecinos de Paiporta, Catarroja, Picanya o Alfafar, entre otros municipios afectados, no van a celebrar las fiestas, les faltan en la mesa más de 200 familiares que murieron ahogados por la falta de previsión, de alerta frente a las inundaciones, sin precedentes, que han sumido en el caos pueblos enteros. Los afectados por la Dana no se merecían el bochorno de la última sesión en las Cortes valencianas de esta semana.
Decía Carlos Mazón que aquello era un circo. Más bien, el de los horrores, el que ha causado muertos, desaparecidos, familias desoladas tras haberlo perdido todo tras las inundaciones. El circo es el que hacen los políticos negando su responsabilidad en la toma de decisiones, de su falta de altura de miras frente a los que sufren, frente a los más necesitados. Estar con las víctimas no es hacer una visita a la zona afectada con los Reyes; estar con las víctimas es hacer un diagnóstico objetivo de los errores, asumir responsabilidades y reconocer en qué se ha fallado. Mientras unos trabajan, otros se dedican al circo, espetaba el presidente de la Generalitat valenciana, sin ser consciente de que mejor sería que no estuviera trabajando si lo hace como lo hace.
La urgencia de la reacción
Recordemos que Feijóo pidió que se decretara el estado de emergencia que suponía quitarle a Mazón el mando de la gestión tras la catástrofe, pero Mazón va por libre y en caída libre. Si el máximo dirigente de la comunidad afectada está en una comida hasta pasadas las seis de la tarde cuando, desde las tres de la tarde se estaba advirtiendo de la gran riada y ya había algunos efectivos militares sobre el terreno, es no ser consciente, ni saber la urgencia de reacción que tienen tus vecinos. Lanzar una alerta con muertos es no saber, no prever lo que iba a pasar. Junto al horror, la frialdad de no reconocer ningún error, de justificarse negando la mayor. La vía penal inicia su recorrido mientras el PP debería haberle obligado a dar un paso al lado. Alguien que no asume responsabilidad alguna no puede estar al frente de su comunidad. Alguien que no ha sabido prever o responder a un desastre -aquí también hay que dirigir la mirada al Gobierno central, por supuesto- difícilmente puede estar al frente de una reconstrucción.
Problemas con el sueño
Las urnas hablarán cuando corresponda. Mientras tanto, los vecinos afectados siguen luchando por recuperar una normalidad que va a tardar aún en llegar. No es extraño que en estos momentos, la clase política suponga un problema para más de la mitad de los españoles, según el CIS un 57%. No es de extrañar que seamos, según la Sociedad Española de Neurología, que nuestro país sea líder en problemas de sueño, lo que ello implica en baja productividad laboral, en enfermedades que se pueden derivar y en afectaciones a nuestra salud mental. Las Navidades no van a ser para nada normales ni habituales entre el lodo, el barro, para muchos valencianos, ahora toca demostrar que el Estado está junto a la ciudadanía, que existe un servicio público de calidad para hacer frente a este drama humano. Que la reconstrucción avanza, las ayudas llegan y lo que es más importante se dan con las causas que propiciaron la catástrofe para que no vuelva a suceder algo así.