Opinión

El día de la boda

Los activistas de uno u otro bando sólo saben leer desde su trinchera. Los matices no existen

  • Wajdi Mouawad y Núria Espert -


Las entradas llevan meses agotadas. El 29 y el 30 de noviembre el dramaturgo canadiense, de origen libanés, actual director del teatro La Colline de París, Wajdi Mouawad, vuelve con una de sus obras a Madrid, a los teatros del Canal  en el marco del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid.

 

A Mouawad le consideran a nivel internacional, el "Sófocles del siglo veintiuno". Sus palabras recuerdan a los grandes trágicos y desnudan los grandes dramas de nuestro tiempo que, en muchas partes del mundo, no son tan diferentes de los de épocas pasadas. Una infancia o adolescencia vivida en la guerra, un exilio en países lejanos, el aprendizaje de nuevos idiomas, de nuevas culturas, la pérdida o la búsqueda de una identidad, la sinrazón de la violencia..., temas que vuelven una y otra vez, historias que se repiten en un eterno retorno donde siempre persiste una violencia inquebrantable de la que los seres humanos son incapaces de liberarse. Sus experiencias y su poesía hacen de este dramaturgo una voz única en el panorama teatral contemporáneo, de ahí que cada vez que su compañía o una de sus obras aparece por Madrid, sus billetes vuelen, de manera literal, porque todos queremos ser partícipes de algo grande, inenarrable, que siempre pasa cuando la voz de este autor sube a un escenario.

 

Esta vez presenta por primera vez en España Journée de noces chez les cromagnons, (El día de la boda en casa de los cromañón) obra escrita en 1991, cuando el autor contaba con veintitrés años y se encontraba cursando su último curso en la Escuela Nacional de Teatro de Canadá. En ella, el autor esbozó ya lo que iba a ser un gran pilar de su obra: su grito poético en medio de la violencia y de la barbarie. Más de treinta años después de su creación original en francés y tras numerosas revisiones, Mouawad ha querido volver a crear en los escenarios este texto en lengua árabe, tal y como fue imaginado desde un principio. Un traductor libanés se ha encargado de, como lo han llamado en el programa, "destraducir" esta obra y conducirla hacia su auténtico origen.

Los activistas no se referían tanto a la pieza que se iba a presentar sino a Todos Pájaros, otra de sus obras de teatro, que pone en escena la historia de amor de una joven árabe con un joven científico alemán de origen israelí

Esta pieza de teatro se iba a representar por primera vez en árabe en el teatro Monnot del Líbano el pasado 30 de abril. La directora del teatro, Josyane Boulos, se vio obligada a cancelar la representación dado las serias presiones y amenazas, tanto al director como a los actores, por parte de activistas que denunciaban "la financiación de Israel y la promoción de la normalización de las relaciones con este país". Con esta afirmación, los activistas no se referían tanto a la pieza que se iba a presentar sino a Todos Pájaros, otra de sus obras de teatro, que pone en escena la historia de amor de una joven árabe con un joven científico alemán de origen israelí, que también podrá verse próximamente en los Teatros del Canal con una producción de Mario Gas.

En medio de la barbarie

Mouawad no sabe escribir con la nacionalidad. Todo lo contrario. Con su escritura, intenta romper muros y construir puentes. Este autor pone sobre un escenario, en gran parte de sus obras, a hombres y mujeres, niños y jóvenes atrapados en una espiral de violencia sin límite que desde hace décadas y décadas rocía de sangre ese trozo de la tierra, pero que podría ser cualquier escenario del mundo. En sus piezas, los rasgos físicos, las religiones o las identidades intentan romper el juego con el que estos parámetros funcionan en la realidad. Trata de representar la vida de personajes anónimos que conviven en medio de la barbarie y que les une algo más grande que su origen: su humanidad.

 

Los activistas de uno u otro bando sólo saben leer desde su trinchera. Los matices no existen. Y cuando sólo se observa desde un lado del muro, es imposible ver, ni siquiera imaginar, lo que ocurre a su alrededor. En la pieza del Día de la boda, una familia prepara la boda de su hija en medio de los bombardeos. No se sabe si existe o no un prometido, no se sabe si se celebrará o no la boda, si habrá electricidad suficiente para cocinar la pierna de cordero. Pero todos los miembros de la familia siguen adelante con el fin de celebrar esa boda con sus vecinos y amigos. Una celebración, un deseo de festejar la vida, como símbolo de resistencia ante la violencia que les rodea.

 

Es una pena que esta obra, que iba a ser representada por primera vez en Beirut, fuera cancelada. En Francia, sólo se ha representado en junio en Montpellier en el marco de la "Printemps des Comédiens" y hasta el próximo mes de abril no llegará al teatro de La Colline de París. Somos unos afortunados. Ahora toca Madrid. Como los personajes de esta obra, tenemos que festejar que podemos asistir a esta celebración en medio del mundo en guerras que continúa vigente en nuestra época.

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