En la política de usar y tirar siempre gana quien más oculta, esconde o camufla. El dichoso relato, construido por los trae y lleva, los nuevos correveidiles. Importa el cómo. Da lo mismo el qué. España no tiene un Gobierno de gran coalición a la alemana porque Pedro Sánchez tiró la llave a un pozo cuando le espetó a Mariano Rajoy aquel tan sobrado “no es no”. Y no una vez, sino varias:” ¿Qué parte del no es la que no se entiende?”
Por si alguien pensaba que el desplante adolescente al presidente del Gobierno, después de las elecciones de diciembre del 2015, fue fruto de un mal día o un pronto, a la segunda oportunidad ni se le pasó a Sánchez por la cabeza ofrecer a Ciudadanos un acuerdo para sumar 180 diputados y cerrar el paso a la extrema izquierda y al independentismo. Tampoco en una crisis del tamaño de la pandemia dedicó un solo minuto a cambiar el paso, entrar en la edad adulta, y proteger a la sociedad española con un Gobierno fuerte al sumar al PP para la gestión de la crisis que se ha llevado la vida de más de 120.000 personas, según el Instituto Nacional de Estadística.
Cuando Sánchez pide al PP que rompa con Vox lo hace sin mirar atrás, como si nada de lo anterior hubiera sucedido. Los hechos tienen consecuencias por mucho que el presidente obvie y disimule las decisiones tomadas para sostenerse en el poder con el apoyo de la extrema izquierda, los independentistas condenados por un delito de sedición y los continuadores del proyecto totalitario y xenófobo de una banda terrorista. Los hechos no tienen enmienda aunque se retuercen y modifican para ser contados como no ocurrieron.
La comunicación es un la única política para la peor generación de políticos, como recuerdan los cronistas de la Transición. El presidente del Gobierno se ha especializado en el uso y disfrute de la verdad a medias. Juega con las palabras, solemniza obviedades y reparte estigmas. En apariencia, ni un rasguño le ha hecho la derrota en Castilla y León. Engorda a Vox , a sabiendas. Una acción tan desesperada como equivocada. Le saldrá tan mal como al PP haber dado cuerda a Podemos para horadar al PSOE. Las alianzas de Sánchez con los partidos contrarios al modelo constitucional del 78 han favorecido el crecimiento de Vox.
Le irritó Rufián por cuestionar su pedigrí de izquierdas: “Voy a cumplir 50 años, a mi no me da nadie el carné de izquierdas y menos ustedes”
El partido de Abascal se alimenta del cabreo provocado por la manera de gobernar de Sánchez que nada tiene que con Portugal. El primer ministro Costa ha ganado las elecciones, con mayoría absoluta, gracias a unas políticas socialdemócratas que no tensan las costuras del sistema ni significan una agresión para una parte de la población. La izquierda moderada ha desaparecido en España o se encuentra fuera de cobertura. Las bases del PSOE se acercan mucho más a Podemos desde que Sánchez es el secretario general. La España de Felipe González nada tiene que ver con la actual.
Entonces no se puso en riesgo ni la convivencia ni tampoco las instituciones del 78 a cambio del poder. Sánchez ha recibido otro golpe el 13-F y pareció sonado en la sesión de control. Le irritó Rufián por cuestionar su pedigrí de izquierdas: “Voy a cumplir 50 años, a mi no me da nadie el carné de izquierdas y menos ustedes”. Tal vez lo que lleve peor el presidente no sea el medio siglo sino que para seguir hasta el 23 y renovar otra legislatura se va a tragar a todos los rufianes ,que diría Abascal.
No va a haber más elecciones en este 2022. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha visto los pitones del toro. Lo mejor será una faena larga y con tiempo. Hasta el año que viene si te he visto no me acuerdo. Se ha borrado hasta de las fotos. Ni asistió al cierre de campaña ni participó en la ejecutiva postelectoral del martes.
Si Ayuso pega esa espantada no se hubiera hablado de otra cosa en España y los entrecomillados citando fuentes de Génova serían del calibre de los espárragos cojonudos. Moreno Bonilla recuerda que Vox obtuvo los mismos resultados que el PP la última vez que se votó en Andalucía, 10 de noviembre de 2019. Si se mantiene la fidelidad como ha ocurrido en Castilla y León, entonces y el pasado domingo 13F con más de 200.000 votos, Moreno Bonilla tendría que sentarse con Vox para escuchar como le exigen la entrada en el Gobierno.
Las elecciones del 13F, convocadas también para anular el triunfo de Ayuso, ponen al PP frente al espejo de Vox, muestran la “cruel” batalla interna y dejan atónito al votante del centro derecha. ¿Quien es capaz de hacer dos cosas a la vez, es decir, ganar a Sánchez y frenar a Vox? La guerra contra Ayuso no solo era por el control del PP en Madrid. El estallido del caso del espionaje muestra lo peor de la política, ni las familias permanecen a salvo.
Casado y Egea tiene el poder en el PP. En el caso de Ayuso repiten el error cometido durante el gobierno de Rajoy al tomar decisiones contra sus votantes. La nueva espantada se ha puesto en marcha. Otro suicidio político de órdago a la grande. Menudo regalo de cumpleaños, doctor Sánchez, así da gusto perder unas elecciones tras otras. Los adversarios se ocupan de todo. No hay nada por lo que preocuparse hasta el final de esta década.