Dolores Delgado, Lola para los amigos y para el excomisario Villarejo, con quien coincidió en almuerzos en los que se mofaba de la condición sexual de su luego compañero Marlaska, se juega su futuro el 19 de octubre en el Supremo. Y a Lola la tienen muchas ganas.
Quizá por eso, porque ya no tiene que disimular, este verano se ha paseado amarrada a la cintura con su pareja, Baltasar Garzón, en la espectacular fiesta de la Rapa das Bestas. De frente y por derecho, sin ocultarse de las cámaras como sí hizo hace unos meses tras un encuentro con dos periodistas en el piso de soltero del exjuez, Lola se dejó fotografiar agarrada del talle de su lobo de mar.
En la judicatura en general y entre los fiscales en particular se desea que el Supremo “arregle de una vez el desaguisado” del nombramiento como fiscal general del Estado de una ministra que apenas semanas antes de ocupar el Ministerio Público mitineaba en favor del PSOE. “El Supremo –dice uno de esos fiscales- tiene la oportunidad de poner fin a este bochorno y, también, de sentar las bases para que en el futuro, el fiscal general del Estado guarde al menos unos mínimos cánones de aparente independencia”. Amén.
La fiscal Delgado acumula en su historial desde enero de 2020, cuando fue nombrada por Pedro Sánchez -"ha sido un golpe de muerte", se lamentaba entonces un magistrado- , una larga lista de ‘cadáveres’ que, por separado, hubieran bastado para apartarla del cargo en una administración con unos estándares mínimos democráticos.
Las grabaciones con Villarejo –que primero negó y luego tuvo que reconocer cuando salieron a la luz y en las que también estaba Garzón- en las que llamaba “maricón” a Marlaska o se jactaba de haber visto a compañeros de la toga en Cartagena de Indias con menores sin haberlos siquiera denunciado. También, la rebaja de los delitos al mayor Trapero por los acontecimientos del 1-O que permitió, bajo su supervisión, que la Fiscalía cambiara radicalmente la postura que mantuvo desde 2017 y pasar de la rebelión a la sedición.
Delgado también acudió en ayuda de Marlaska –quizá la mala conciencia- al hacer que la Fiscalía se opusiera a la admisión a trámite en el Supremo de varias de las querellas presentadas contra el ministro por la polémica destitución del coronel de la Guardia Civil, Pérez de los Cobos, tras negarse a filtrar documentos relacionados con el 8-M. También hizo que la Fiscalía se opusiera a la investigación contra el líder regional del PSOE madrileño y delegado del Gobierno entonces, José Manuel Franco, por permitir las manifestaciones del 8-M en plena pandemia…
"Lo de Garzón colma el vaso"
“Hay muchas razones para que el Supremo, al estudiar los recursos de PP y Vox, tumbe su nombramiento. Sería lo mejor para la carrera fiscal”, insisten algunos de estos fiscales. “Y lo de Garzón ya ha colmado el vaso”.
Lo que ha hecho rebosar la paciencia de sus críticos es que Dolores Delgado haga ostentación de su pareja –el exjuez Baltasar Garzón- en plena caída del 'Pollo Carvajal' o del testaferro de Maduro, el multimillonario colombiano Alex Saab, perseguido por el Departamento del Tesoro de EEUU por crear presuntamente una gigantesca red de corrupción con los alimentos que debían paliar el hambre de la sociedad venezolana. Los dos –Carvajal y Saab- han sido clientes o han tenido relación con Ilocad, el despacho de Garzón que el año pasado –entre otras cosas, gracias a Saab- disparó sus ingresos por encima de los 7,5 millones de euros.
Lo que ya es muy difícil de defender es que esas declaraciones las haga el abogado del testaferro de Maduro y pareja oficial de la fiscal general del Estado español. En la Embajada de EEUU deben estar muy contentos
Garzón puede tener los clientes que quiera, faltaría más, y puede –como hizo esta semana- tildar de “barbaridad” en un comunicado público que EEUU ordene la detención de su cliente. Lo que ya es muy difícil de defender es que esas declaraciones las haga la pareja oficial de la fiscal general del Estado español. En la Embajada de Estados Unidos -que intentan extraditar a Saab para juzgarle igual que hicieron con el otro cliente de Garzón, el 'Pollo Carvajal', hasta que se fugó en España tras dejarle en libertad provisional la justicia- deben estar muy contentos.
Pero luego, no nos quejemos porque el inquilino de la Casa Blanca no se pare en los pasillos ante Sánchez. Estos amores –igual que odios pasados, como hizo Zapatero al no levantarse al paso de la bandera USA- siempre se acaban pagando.
Escrito de rectificación
"El Sr. Hugo Armando Carvajal Barrios (también conocido como "el Pollo Carvajal") ni es ni ha sido cliente del Sr. Baltasar Garzón Real"