Andrés Calamaro, que es lo más cercano que tenemos a un dios en la tierra, creó la definición en uno de sus innumerables momentos de lucidez química. Fue en el primer acto en memoria de las víctimas del golpe militar en Argentina que se celebraba en las calles de Buenos Aires después del corralito de finales del 2001. Los graves disturbios que se produjeron en aquellos días dejaron 39 muertos y centenares de heridos.
El dispositivo de seguridad en el homenaje era más elevado de lo habitual ante el temor a que se reprodujeran los incidentes. Y Calamaro, que estaba ahí junto a otros músicos, le dijo a un reportero de la tele que el verse rodeado de policías y militares le parecía una situación “estupefaciente, rock, fútbol, sala de ensayo”.
“Nada menos”, le respondió el periodista. Y así quedó grabado para la posteridad si alguien quiere disfrutar de estos 30 segundos en YouTube.
Gobierno estupefaciente
Calamaro no se conformó con decir, por ejemplo, “surrealista”. Quizá entendió que se quedaba corto. Y encontró una fórmula más precisa en su cerebro, que es la que 20 años después y al otro lado del Atlántico mejor define esta legislatura marciana que vivimos en España.
Nadie discute a Pedro Sánchez la mayoría parlamentaria que ha armado para ser investido. La tiene, al menos sobre el papel, porque la realidad es bien distinta. Es verdaderamente “estupefaciente” tener al líder de un partido fugado de la Justicia –Carles Puigdemont- redactando una ley que borra los delitos que se le imputan.
Es verdaderamente “estupefaciente” tener al líder de un partido fugado de la Justicia –Carles Puigdemont- redactando una ley que borra los delitos que se le imputan
Pero es todavía más “rock” & roll que nuestro Gobierno lo corrija y amplíe a delitos de terrorismo y lo que sea necesario en nombre de la convivencia de todos los españoles. Hombre. Pues no. Y el que está en contra –jueces, medios, partidos políticos o intelectuales- son poco menos que elementos fascistas a los que se lapida en público por discrepar.
Sólo puede entenderse como “fútbol” el querer dividir la sociedad como si la vida fuera un derby. No es izquierda contra derecha. Hace tiempo que esas camisetas mutaron. El partido es entre los que están conmigo (Sánchez) y los que están contra mí. En el grupo del Gobierno se puede convivir con el PNV y en el resto del mundo Vox y Podemos van de la mano para tumbarle un decreto a Yolanda Díaz.
Jueces, malos; tomates buenos
En esta “sala de ensayo”, la Presidencia que lidera la banda ejerce un control omnímodo sobre los Ministerios nombrando desde el primer cargo hasta el último consejero delegado de cualquier empresa pública. Y se aísla y expulsa a quien no comparta la visión del frontman, aunque sea del mismo grupo. Que se lo digan a Emiliano García-Page.
Este permanente enfrentamiento de unos contra otros –periodistas incluidos- se basa en que la obediencia debida es la única manera de mantener prietas las filas. Por eso el Gobierno permite a los separatistas por el mundo insultar a España y cuestionar nuestra democracia ante cualquier foro internacional.
Mientras este mismo Gobierno se vuelve loco cuando una exministra socialista de Francia dice una verdad como un templo: los tomates españoles que se compran en el súper no saben a nada. Y ha tenido que ser Segolene precisamente la que verbalice lo que todos pensamos.
El Gobierno ataca a jueces y disidentes de la amnistía, pero defiende los tomates. “Estupefaciente, rock, fútbol, sala de ensayo”. Gracias, Andrés.
vallecas
Lo mas doloroso es que no se puede hacer nada. Todo está aceptado y es Legal. Como tenemos una Ley flexible, "resiliente" se podrá seguir haciendo daño dentro de la Legalidad. Un Ministro del Gobierno de España habla mal de España en el extranjero y es Legal. Un Presidente va en contra de España y es legal. Tenemos una democracia inerme e inerte, vamos, una bazofia. No me extraña que el que pueda ser marche, real o metafóricamente.