El 22 de marzo de este mismo año, la presidenta del Parlament de Cataluña, Laura Borràs, pidió a los diputados que no aplicasen el artículo 25,4 del Reglamento de la Cámara que permite suspender a quienes sean juzgados por presunta corrupción. “Cuesta mucho imaginar que haya independentistas que quieran allanarle el camino al Estado y a la represión”, alegó la excesiva presidenta sin ningún rubor, para continuar diciendo que “dentro de Junts no hay ninguna duda de que estamos ante un caso de persecución política”.
Veamos lo que considera Borrás “Represión al independentismo”. Cuando la profesora Borrás estaba al frente de la Institució de les Lletres Catalanes y ni se le pasaba por la imaginación convertirse en presidenta del del Parlament, concedió a su amigo Isaías Herrero Florensa 18 contratos fraccionados por valor de 260.000 euros. Se hizo así para no superar en ninguno de los casos la cantidad de 18.000 euros más IVA que les permitía eludir el procedimiento administrativo y poder así adjudicarlos directamente. La propia Borrás le dio las instrucciones a Herrero sobre la forma en que tenía que hacerlo para que no los pillaran con las manos en la masa contractual.
Lo que sucedió finalmente es que el tal Herrero Florensa, además de a recibir contratos de su amiga Borrás, o “trapis”, (trapicheos) como se refería él mismo a sus contratos con la ILC, se dedicaba a asuntos más rentables que tenían que ver con colocar billetes de 50 euros falsos y traficar con heroína y éxtasis, por los que fue investigado por los Mossos. Fue en el transcurso de esa investigación cuando saltaron los primeros audios que apuntaban a la corrupción de la actual presidenta del Parlament: “Con Borrás como jefa, yo facturo con la cooperativa y facturo unos “trapis” por allí”, soltó el investigado en conversaciones grabadas por los mossos en octubre de 2017. Isaías Herrero fue condenado en 2019 a cinco años y tres meses de cárcel por tráfico de estupefacientes, falsificación de moneda y defraudación de fluido público, porque el pollo, que no tiene desperdicio, también se enganchaba a la luz ilegalmente.
Y así hasta llegar a la Presidencia del Parlament, donde se convirtió en uno de los mayores sueldos de la administración española, más de 150.000 euros anuales
Con este turbio asunto a sus espaldas, Borrás entró en las listas cada vez más mermadas de nombres competentes de Junts per Cat, e hizo carrera en el vacío de un partido centrifugado y con el presidente, de turismo en Waterloo. Y así hasta llegar a la Presidencia del Parlament, donde se convirtió en uno de los mayores sueldos de la administración española, más de 150.000 euros anuales.
Siempre con su mariposa amarilla prendida en el pecho, Borrás se dedica sin el menor asomo de pudor a reproducir en Twitter todos los encendidos elogios que le hacen sus fans, que alterna con poemas más o menos crípticos para que sus lectores vean que además de ser prácticamente perfecta como Mary Poppins, tiene lecturitas. En los ratos libres que le dejan las redes sociales preside el Parlament con un sectarismo implacable que sufren los diputados de opciones no independentistas que han tenido la mala suerte de coincidir con ella en el antiguo arsenal de la Ciutadella.
La mujer que se refiere en entrevistas a los catalanes de lengua española materna como “esos castellanos”, acaba de ser procesada por prevaricación, fraude, falsedad documental y malversación continuada. "La persecución del estado al independentismo”, a la que ella se refería con victimismo digno de mejor causa, consistía, simple y llanamente, en investigar a una señora que se dedicaba a beneficiar a su amigo narcotraficante con dinero público. Ni más ni menos. Bien está, por tanto, que se la juzgue por ello.
“Nada volverá a ser como antes” cita Borrás al poeta británico W. H. Auden en el tuit que encabeza su cuenta. Efectivamente, Laura. Nada volverá a ser como antes. Y de eso solo tú tienes la culpa.
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