La 'Nueva Normalidad' está destinada a convertirse en el caballo de batalla entre los autodenominados progresistas y lo que ellos llaman fascistas. Y la confrontación comienza ya en la denominación 'nueva' en lugar de 'próxima', que es la que utilizan franceses y anglosajones. La izquierda española siempre con su adanismo. Hace ya cien años que lo inventan todo, o al menos eso quieren hacernos ver...
A través de la NN se seguirá tratando al ciudadano como a un niño pequeño. Después de pasar el confinamiento más duro y fracasado de occidente, durante el que se ha prohibido en cualquier espacio compartido aun siendo privado incluso salir a tomar el sol -fuente inagotable de una vitamina D ideal para el sistema inmunológico- seguimos con la responsabilidad personal y colectiva arrumbadas, empezando por un Gobierno que ha sido incapaz de hacer un balance mínimamente honesto de lo que hemos padecido durante estos últimos meses. Como un mal estudiante, nuestro Gobierno se ha limitado a negar y ocultar la realidad manteniendo una huida hacia adelante.
Pacto para los presupuestos
Algunos piensan que el Gobierno está fuera de combate y no es así. Se siente más vivo que nunca, porque ha perdido totalmente el pudor. Se apoyan en Bildu para impedir la reprobación del ministro del interior, que hasta hace muy poco era el juez más amenazado y que más había hecho contra los mafiosos que ahora lo defienden. Luego vendrán los presupuestos y para eso está Ciudadanos, que servirá de muleta para que en Europa no pongan el grito en el cielo y mengüe el maná prometido. Un dineral que tratarán de convertir en subvenciones para mantener la farsa progresista. Algunos nos tememos que viven en una utopía que sólo generará frustraciones. Ya empiezan a culpar al PP de lo difícil que nos lo pueden poner los europeos.
El Gobierno, en lugar de promover solidez, ha hecho todo lo posible por infantilizar a la población haciendo que los trabajadores no se sientan capaces de afrontar la remontada
Pero aún son felices. La persiana de nuestra economía todavía sigue bajada ocultando algunos datos realmente dramáticos: Un 20% de los comercios no volverá a abrir nunca, lo que afectará a barrios enteros de nuestras ciudades. Cesan su actividad en nuestro país multinacionales como Nissan o Alcoa. Se habla de reducciones masivas de sueldos, de pensiones, de rentas… Pero seguimos en la realidad de las navidades pasadas. Y nos iremos de vacaciones este verano, pero la postguerra que empezará en otoño va a ser durísima. La covid-19 ha pegado muy fuerte. Sectores muy importantes como pueden ser el turismo o la industria automovilística son especialmente sensibles. Nuestras empresas son pequeñas y poco resistentes y el Gobierno, en lugar de promover solidez, ha hecho todo lo posible por infantilizar a la población haciendo que los trabajadores no se sientan capaces de afrontar la remontada. Lo mejor es asegurarse una pequeña renta y a vivir, que son dos días.
El Congreso se pone a trabajar, por llamarlo de alguna manera, para intentar hacer planes de reconstrucción. Pero el Gobierno ya ha presentado los suyos para los dos sectores más críticos: turismo y automóvil.
Capitalismo de amiguetes
Obviamente son planes absolutamente previsibles aunque con alguna innovación peculiar, como la de crear un nuevo sello para aquellos de nuestros hoteles que sean “laboralmente responsables” o la puesta en marcha de entornos naturales, culturales o sociales para el “nuevo” turista. Alguno se preguntará ¿Qué es un entorno social para turistas? ¿Los llevarán a ver los asentamientos de la Cañada Real? Lo que habría que preguntarse es si estas innovaciones son sólo otra mascarada o una semilla para la nueva España que proponen.
En el ámbito económico, los nombramientos de nuestro creativo gobierno son como los de la España cañí, muchos y para los suyos. Asombra ver cómo gusta a los “progres” el capitalismo de amiguetes. Nada les atrae más que codearse con los altos ejecutivos del Ibex y presentar planes de responsabilidad social y demás zarandajas cuando estas empresas se niegan a cumplir la ley de morosidad y pagar a las pymes dentro de los plazos acordados. Eso sería lo verdaderamente responsable, esencial y patriótico en estos tiempos de escasez, y no seguir financiándose a costa de los más débiles. Incluso se atreven a nombrar responsable de la CNMC a una abogada cuya brillante carrera se ha forjado defendiendo a las grandes empresas del organismo oficial que ahora va a dirigir. Y esto en pleno siglo XXI.
El frentismo y el guerracivilismo son la única estrategia de un PSOE que carece de cualquier proyecto de país más allá de promover la división
En la 'Nueva Normalidad' seguirá la bronca porque a los dirigentes “progres” les va bien. El frentismo o el guerracivilismo son, iniciado en el tardofelipismo con la victoria pírrica de las famosas elecciones del dobermann, la única estrategia de un PSOE que carece de cualquier proyecto de país más allá de promover la división y hacer ver a sus seguidores que siguen en la pelea. Clamarán por el apoyo del PP mientras Lastra y Echenique siguen dando coces. Casado, como buen Sancho Panza, seguirá esperando conseguir regentar la ínsula prometida, y aunque Cervantes hizo arrodillar a Sancho en el capítulo X del Quijote, no parece que esa sea la mejor forma de llegar al poder en estos tiempos. De hecho, don Miguel ya advirtió a Sancho que “esta aventura y las a esta semejantes no son aventuras de ínsulas, sino de encrucijadas, en las cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza o una oreja menos”
Los nuestros sí que son tiempos de ínsulas, tiempos para proclamar que somos un gran país, lleno de gente maravillosa y que tenemos un gran futuro pese a los nefastos gobiernos que casi siempre padecemos.
La idea de las dos Españas no existe para muchísimos españoles, y aunque a la izquierda le sea útil promoverla el día en que todos vamos a votar, este tipo de argumentos deben de ser, como decía Steiner, cosas del domingo… Se prevén movimientos sísmicos y la gente no está ya para más tonterías.
(Artículo elaborado en colaboración con Jorge Fernández Sastrón, empresario)