Opinión

Televisión en porretas

Nunca en la televisión tuvo tantos visos de veracidad la expresión “Sales, y te desnudas ante la cámara”. Efectivamente, el programa Naked Attract

  • Naked Attraction

Nunca en la televisión tuvo tantos visos de veracidad la expresión “Sales, y te desnudas ante la cámara”. Efectivamente, el programa Naked Attraction que presenta Marta Flich en la plataforma HBO Max va de eso, de quedarse à poil brave ante la audiencia. Que nadie se inquiete y no cunda la zozobra: la señora Flich se limita a presentar el formato vestida de pies a cabeza sin enseñar ninguna parte comprometida de su, por otra parte, espléndida planta. El formato que se ha emitido con éxito – y con morbo, pa' que nos vamos a engañar – en Italia, Alemania, Suecia o Reino Unido donde llevan varias temporadas en emisión, es de una candidez, por decir algo, de paloma torcaz.

La cosa va de un concursante/participante/elegido a través de casting por quien corresponda, que uno es gato viejo en estas lides, al cual se sitúa frente a unas cabinas con lucecitas, colorines y tal. Dentro están ocultos a su vista los participantes que han de ser elegidos. Sus rostros están ocultos, quedando el resto de sus cuerpos a la vista tal y como su madre los trajo al mundo. O sea, un First Dates pero sin la retranca de Sobera y con parruses y pililas al aire. Al final, tras descartar lo que no mola, se elige y se ve si hay o no hay feeling.

Hombre, a uno, puestos a escoger, le hace más gracia el programa de Carlos Sobera porque ahí, aunque también haya su parte guionizada, la cosa es más distraída, más misteriosa, más, ¿cómo diría?, en el estilo de los cozy crimes tan en boga los últimos tiempos. Porque no querer una segunda cita con un señor al que no le gustan las canciones de Palito Ortega, la sangría de chiringuito o los zapatos con tacón cubano no es motivo de reprobación social. Lo mismo digo de los jóvenes que van a ese programa y que pueden decir que no, porque el otro o la otra o el otre no lleva un cocodrilo tatuado en la cara, cree que Kiss es una marca de helados o que el Trash es el nombre del último automóvil de la Volkswagen. Son razones discutibles, claro, y sobre todo subjetivas porque obedecen al criterio y gustos de cada persona, pero la vida se fundamenta precisamente en eso, en la subjetividad y nos relacionamos o no con los demás a partir de nuestras filias y fobias.

Decidir si eliges a alguien tan solo por haberle visto la fuchinga o el fistro me parece muy, pero que muy tonto, muy de patio de colegio de salidos, muy para gente que da de sí lo justito

Ahora bien, decidir si eliges a alguien tan solo por haberle visto la fuchinga o el fistro me parece muy, pero que muy tonto, muy de patio de colegio de salidos, muy para gente que da de sí lo justito. Quizá sea el secreto del éxito del programa que, por cierto, ya emitió en el extinto 8TV catalán el italiano Niccola Pedrazzoli, presentado por Frank Blanco como parte integrante de un formato diario que tenía llamado “El circo”. Ahí había solo tres cabinas – creo recordar que en el de Flich hay seis – y todo era pequeño, cutrecillo, de tercera regional. Televisión similar al tren de la bruja. En casa sufríamos por Frank, porque es buen tío y buen profesional y eso de pagar facturas nos obliga a todos en ocasiones a torear unos morlacos que pa’ qué.

De todos modos, y volviendo a Naked Attraction, me sorprende que la gente que acude a este programa, tanto los que se exhiben como los que los miran, digan que van a buscar el amor. Y que quieren normalizar los cuerpos sean como sean, lo que los progres denominan el body positive. Pues bueno. A servidor ni le molesta, ni le ofende, ni le atrae ni le motiva. El día que en lugar de enseñar genitalia se puedan enseñar los cerebros, entonces sí, ahí me tendrán en primera fila comiendo palomitas. El resto es pura bagatela y un magnífico ejemplo de lo insustancial que es la sociedad en la que vivimos. Por cierto, ¿y esto no es cosificar los cuerpos, eso que tanto criticaban las podemitas?

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