Construido en época del emperador Trajano, el Acueducto de Segovia es el icono por excelencia de la ciudad. Bajo sus arcadas, la vida de la villa fluye desde principios del siglo II d.C. Aunque a simple vista puede parecer que permanece intacto a lo largo del tiempo, los expertos alertan de que el granito de sus sillares se encuentra en mal estado.
En realidad, el monumento "nunca ha dejado de estar en estado crítico en las últimas décadas", según explica a El Norte de Castilla el doctor ingeniero en Minas, Fernando Pedrazuela. En su tesis doctoral revela que las piedras usadas por los canteros para la construcción tenían unas características físicas especiales para poder tallarlas, que explican su actual estado. Eran "de gran alteración, deleznable, con poca tenacidad y escasa dureza". Por eso, tantos siglos después, el experto señala que "el Acueducto es un enfermo crónico y requiere unos cuidados intensivos de manera continua".
Para evitar la degradación de las rocas, en las primeras épocas se impregnaban los sillares con una película de proteína para resistir el ataque del agua y los choques térmicos. Pedrazuela advierte también de que acciones tan simples como meter la mano entre los sillares supone un grave perjuicio para toda la estructura del monumento por la degradación que sufren las piedras. Avisa de que en algunos sitios, la piedra está tan débil que “con el simple toque del dedo se desgrana”.
El especialista avisa de que en algunos sitios, la piedra está tan débil que “con el simple toque del dedo se desgrana”
El experto aboga por intervenir de manera continua o pide la implicación de universidades e instituciones para llevar a cabo exhaustivos estudios para su mejor conservación. Además, avisa de que no deben realizarse espectáculos pirotécnicos ni conciertos cerca. “Es como si le subiéramos en una estructura vibrante y le diéramos mazazos”, afirma.
Este especialista recuerda que no hay un riesgo de caída, pero recuerda que los arcos principales se sustentan sobre superficies de muy pocos centímetros y cualquier alteración puede tener graves consecuencias. En 1992 se prohibió la circulación de vehículos bajo algunos los arcos ante la advertencia de expertos internacionales y de arqueólogos de la Junta de Castilla y León. El proceso de restauración se alargó hasta el año 1999. Por su parte, el Fondo Mundial de Monumentos, incluyó en 2006 al Acueducto entre los cien monumentos del mundo en peligro.