¿Puede una corrección de un examen tener más fallos que el propio examen? Los opositores a la escala básica del Cuerpo Nacional de Policía que el pasado sábado se examinaron de la prueba de conocimientos y ortografía han puesto el grito en el cielo desde que este lunes se publicara la plantilla con las correcciones de las preguntas. La sorpresa de los aspirantes ha ido creciendo a medida que comprobaban que en las respuestas se cometían errores de bulto que ellos mismos han tenido que aprender para no cometer.
El funcionamiento del examen consiste en leer los enunciados expuestos y contestar cuántos errores se han detectado en ellos según las cuatro opciones de respuesta que el test facilita. De ahí que los opositores hayan podido comprobar cómo no aparecen señaladas como tal erratas que sí lo son. Se trata de frases que terminan con dos puntos, de citas textuales entrecomilladas tras dos puntos que aparecen en minúsculas, de palabras con doble grafía aceptada que se consideran erróneas (Noche Buena/Nochebuena, dossier/dosier), comas que se creen correctas separando sujeto y verbo o tildes diacríticas no tenidas en cuenta.
La referencia para saber lo que es correcto y lo que no es la Real Academia Española (RAE), tanto su "Ortografía", preferiblemente no la básica, como el "Diccionario", publicado en octubre del año pasado y que introdujo un gran número de palabras nuevas. Este diccionario no está en internet, por lo que o bien se compra el volumen, que cuesta casi 100 euros, o se participa en uno de los cursos que imparten las academias o centros educativos que responden a las dudas sobre la gramática normativa.
"El problema es que han cometido muchísimos errores básicos. Hemos detectado casi 30", explica un filólogo
"Es un examen bastante duro. El problema es que han cometido muchísimos errores básicos. Por ejemplo, no pueden dar como errónea una palabra como "dosier", que ha entrado en el "Diccionario" (de la RAE) que se publicó en octubre; o no pueden poner coma entre sujeto y verbo en varios enunciados y no considerarlos como incorrectos. Nosotros hemos detectado casi 30 errores (y los casos dudosos los hemos dejado fuera)", explica a Vozpópuli un filólogo que imparte cursos de preparación para este examen.
Aunque señala que no saben quién ha llevado a cabo la corrección, asegura que no ha podido ser un filólogo, o si lo es "no tiene ni idea", ya que se puede entender que en un examen se cuelen hasta tres erratas, pero lo que refleja la plantilla es desconocimiento. "Hubiera sido muy sencillo irse a cualquier Facultad de Filosofía y Letras y buscar un profesor", añade.
Al ver el revuelo generado, diversas academias han comenzado a analizar una a una las respuestas de la plantilla que ha colgado la Dirección General de la Policía, valorando cuáles son impugnables, y han redactado un escrito que puedan utilizar los alumnos para adherirse a la queja, para lo que tienen tres días desde la realización de la prueba. "Los alumnos van a protestar en masa. Hemos compartido un documento con los errores que hemos visto citando páginas concretas de los dos manuales de referencia de la RAE donde pueden encontrar la explicación. A los errores lingüísticos se suman otros, muy probablemente erratas, como que había dos puntos al terminar la frase o se les coló un "el" delante de un "al"", señala el profesor.
En su opinión, lo más fácil sería quitar todas las preguntas que contengan errores, algo que supondría más de un 30% (sumando fallos ortográficos y erratas). Para demostrar los fallos que se han cometido o que se han pasado por alto en la corrección, algunos expertos como la cuenta de Twitter @DesafioN han puesto a disposición de los alumnos el texto íntegro con las explicaciones de los errores, uno por uno. Los fallos no corregidos por el tribunal examinador aparecen destacados en amarillo, lo que da una idea del número de erratas pasadas por alto. (Para consultar el texto íntegro pincha aquí).
Según ha podido saber este diario, los aspirantes están preparando reclamaciones en masa en un intento de que sean anuladas las preguntas con enunciados incorrectos o con respuestas que no se corresponden con el número de erratas, puesto que de ello depende que puedan seguir adelante con el proceso de oposición o que por el contrario tengan que abandonar.