Hay quien dice de él que Eduardo Zaplana es un político de narices. El exministro de Trabajo y expresidente de la Comunidad Valenciana siempre ha mostrado una imagen ya no pulcra, sino impoluta. Su piel bronceada, sus trajes a medida, su sonrisa calculada. Pero hace unos días lo que llamó la atención fue su nariz achatada.
Ocurrió en Soria, donde el actual consejero de Telefónica acudió para despedir a Mercedes de la Merced. Allí se celebró el funeral de la exteniente de alcalde de Madrid. Y allí se pudo apreciar la rinoplastia de Zaplana. Que, sin embargo, pasó desapercibida para la redactora y el fotógrafo de www.desdesoria.es, como ellos mismos reconocen.
El diario valenciano Las Provincias indica que el expresidente de la Generalitat valenciana tuvo que someterse a una intervención por consejo médico para corregir su tabique nasal, ya que el que fuera alto dirigente ‘popular’ tenía ciertos problemas respiratorios.
No era la de Zaplana una nariz superlativa. Sin embargo, el recorte que ha sufrido es llamativo. Según un portavoz de Zaplana, la intervención se produjo a finales del pasado mes de abril, pero no ha sido hasta ahora cuando se le ha podido ver en un acto público mostrando su nueva imagen.
No es noticia por sus trajes, ni porque se haya producido movimiento laboral o político alguno. Todo se reduce a su pituitaria. Realizando un pequeño giro a la famosa frase acuñada por Federico Trillo: ¡Manda narices!